ESCRIBIDME A:
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TAL COMO ERAMOS
Buenos recuerdos me trae la película... un viaje a Paris....la banda sonora de aquellos días era la canción The way were.
Imposible olvidar...
“Tal como éramos”, fue durante mucho tiempo y es mi película favorita. Siempre guardo un bonito recuerdo de “Tal como éramos”. Me importa un bledo que la tachen de edulcorada o comercial....Me emocionó, y eso ya es mucho para mi. El contraste físico e ideológico entre la pareja protagonista fue tan explosivo como eficaz y la química que se estableció entre Redford y Streisand traspasó la pantalla fulminantemente. Porque el amor es un complejísimo chispazo que siempre se produce en el momento más inesperado con la persona más imprevisible. Y como yo soy un sufridor empedernido me encanta ver como un hombre y una mujer luchan por salvar obstáculos, por vencer prejuicios o por enarbolar nuevas esperanzas. Y eso, al margen de lo sentimental, es lo que debe ofrecer una buena historia de amor. El emotivo final con el tema musical espléndidamente interpretado por la propia Barbra Streisand me conmueve cada vez que lo veo. Entre dos personas enamoradas siempre debe prevalecer lo que une, no lo que separa. O debería. Aunque, claro, un triste final siempre resulta tremendamente eficaz en términos lacrimógenos. Y “Tal como éramos” no podía ser menos. Es extraño ese tipo de amor que dura hasta la muerte, pero que no puede tener un final feliz, porque no está hecho para la convivencia. Es doloroso amar con todas las fibras de tu ser a esa persona única, a la que miras con unos ojos con los que no mirarás a nadie más, y que esa persona sea el motor de tu corazón, y al mismo tiempo tener el pálpito de que nunca te pertenecerá, ni le pertenecerás por entero. El pálpito de que lo vuestro es una atracción de opuestos que se buscan sin remedio, que chocan con estruendo, haciendo saltar chispas. Un mar raras veces tranquilo, con frecuencia sacudido por el oleaje de vuestras fuertes desavenencias. El fuego se aviva con furia hasta llegar a abrasar de tal forma que después sólo quedan brasas exhaustas, las cuáles otra vez se encienden y vuelven a consumirse en su propia pasión.
No es un amor hecho para envejecer en la armonía de un hogar bien avenido. Aunque sea el mayor que vayáis a experimentar, porque no podréis sentir algo semejante por ninguna otra persona. Hay veces en que los amores más profundos no resisten la vida en común, y que en la separación son prácticamente una herida que no puede cicatrizar. Ni de una manera, ni de la otra, hallará su lugar, como esa fiera a medio domesticar que no aguanta mucho tiempo las cadenas del cautiverio, pero tampoco las de la plena libertad. Cuando está encerrada en su jaula, añora el espacio abierto. Y cuando está en espacio abierto, añora su jaula. No sabrá donde está su sitio. Será de ambos lados y de ninguno. Así son esos amores que nada puede extinguir, pero condenados a agonizar en la distancia...Esta película está enfocada en un romance, basada en la diferencias ideológicas de una pareja y las dificultades que conllevan sus propios pensamientos y tendencias, que desembocan en el ir y venir de la vida. La historia es un romance imposible que es dificultado por un conjunto de situaciones, sus pensamientos, sentimientos y la tolerancia de pareja. Robert Redford y Barbra Streisand están espectaculares y además en ese momento se encontraban en las cúspides de sus carreras...Se llega a conocer mejor al personaje de Barbra Streisand, el cual podemos palpar sus emociones, mientras que el de Robert Redford es más distante, logrando que el espectador decida con cual se identifica mejor....La trama de la película la podemos dividir en tres partes:
Los años 30 en la universidad
Los años 40 cuando se reencuentran,
Los años 60 en New York.
La historia es recomendable para ver donde la ideología desplaza al gusto y el drama sobrepasa el romance, evocada por el sufrimiento que emana de su escena final. El film tuvo un presupuesto $15 millones y genero por venta en taquilla la cantidad de $49, 919,870 millones... Recibió 13 nominaciones a diferentes premios, incluyendo los Oscars, de los cuales gano seis.
Después de muchos años, cuando se reencuentran en New York, se mastica la intensidad y la tensión del momento, además, el diálogo entre Barbra Streisand y Robert Redford evoca un sentimiento muy especial.
Hubbell: “¿Nunca te rindes?”
Katie: “Sólo cuando me veo absolutamente forzada a hacerlo… pero soy
buena perdedora”
Hubbell: “Mejor que yo”
Katie: “Es que he tenido más práctica”
Él tiene mucho éxito y es feliz. Ella sigue con su lucha... Se
abrazan sabiendo que se quieren el uno al otro y se desean
lo mejor.
Voy a contar por qué "Tal como éramos" es una de mis películas favoritas:
1. Porque es cierto, verídico y real que los polos opuestos se atraen y estos dos no pueden ser más opuestos.
2. Porque me encanta que Redford consiga seducirlo una mujer como Barbra. Aunque para los que protestan
por este desequilibrio estético les diré que se supone que en la protagonista no es tan fea, o sea, Katie no es famosa entre los
estudiantes por fea sino por pesada y excéntrica. ¿Creéis que si hiciera de
fea un grupo de universitarios hipertestosteronizados no lo hubiese aprovechado
para convertirla en objeto de burla? Hay que hacer un esfuerzo y correr un
tupido velo sobre la fealdad de la Streisand y hacer como que es una señora más
o menos normal. Al menos hay que obviar el tema nariz porque no es verosímil que
a los 18 años la gente no se regodee en este tipo de caracteres fisonómicos.
3. Porque los polos opuestos se terminan de la misma forma que al
principio...atrayéndose Y esto es así aquí y en Pekín, y la base argumental del
film.
4. Porque la veo y se me encogen las tripas y tiemblo mientras espero ver cómo llega la discrepancia a la relación.
En definitiva, reacciono como si me estuviera
pasando a mí.
5. Porque la canción "The way were", es una maravilla..... Fue lanzada
al mercado el 27 de septiembre de 1973 por la compañía discográfica Columbia
Records. Tiene una duración de 3 min 29. Su letra expresa la relación entre los
protagonistas... y a mi, me fascina la voz de Barbra.
Me estremece ese encuentro casual, y todo lo que quiere decir... pero no dice, aunque lo dicen con el gesto, la mirada, con el cuerpo entero. Y ahí está todo lo que se compartió, que ahora se comparte con otras personas pero que nunca, con nadie, jamás, será igual. Porque quien no haya pasado en su vida un trago así, que levante la mano del teclado. Es una historia elegante, con una puesta en escena elegante. Puede parecer la clásica comedia frívola..... Pollack, tan estéticamente perfecto como siempre, nos introduce en una relación que abarca los problemas sociales de una época que va desde la guerra civil española hasta la guerra de Vietnam. El es un buen chico, sabe escribir... La chica tiene ideas progresistas y cree que puede mejorar el mundo. Las ambiciones de él son más asequibles que las de ella. Por eso deben renunciar a un amor visceral para no renunciar a una vida adulta. Es una película con una ambientación impecable y triste, porque el amor entre ambos pesa menos que sus sueños. Tal como éramos ha crecido con el tiempo. Lo que inicialmente se recibió como una clásica historia de amor, se ha convertido hoy en un indiscutible clásico, clave en la clase de cine que se hacía en su tiempo, así como testimonio del contexto histórico que retrata. No sé hasta que punto los artífices de la película eran conscientes de la importancia de misma, que se reconocería tiempo después y que hablaba sin tapujos de temas hasta hace poco eran tabú y como describía una relación amorosa alejándose de los patrones habituales de Hollywood, de una manera mucho más real y adulta. Sidney Pollack, Robert Redfort y Barbra Streisand realizan aquí unos trabajos tan excepcionales que probablemente se encuentren entre lo mejor de sus carreras alejándose de sus errores más comunes: Pollack de la morosidad e irregularidad de sus historias; Redford de la falta de profundidad de algunos de sus personajes y Streisand de algún exceso de sus caracterizaciones. Y así, estos tres grandes, se embarcan en un sutil, detallado y realista recorrido por la vida de una pareja y la historia de un país.
Hubbell y Katie son el tren sobre el que recorremos una de las épocas más convulsas de la historia reciente de los EEUU. Es en su crecimiento y en el asentamiento de su amor desde donde atisbamos los cambios sociales de una nación que en ese momento, miraba hacia delante con la seguridad de ser los amos del mundo, aplastando aquello que se interponía en su paso y pasando de largo por las inseguridades ideológicas y sociales de algunos de sus habitantes. Así, la historia de amor de Katie y Hubbell, se convierte en un dialéctico debate sobre la felicidad del American Way of Life y sobre la realización de la lucha y los principios como estandartes de una vida. Tal como éramos retroalimenta su historia, pasando del fondo intelectual de la misma a su carga emotiva, quedando patente la maestría de Pollack y su guionista en lo compacta y bien atada que queda su historia. Pero muchos recuerdan, y con razón, lo que lloraron con Tal como éramos. El mérito se debe en gran parte a Redford y Streisand, una pareja de artistas que supieron construir las vidas tal como había que construirlas: alrededor de una relación absolutamente magistral, en la que ambos se quieren demasiado para estar juntos, en la que el paso de los años y el tiempo en que fueron felices se mezclan con la rutina de una vida compartida. Una relación en la que “te quiero” se dice sin apenas decirlo, en que las ideas y la simple realización de una vida plena entran en conflicto por la pasión que se profesan. Ver cómo crece el amor, el deseo, el compañerismo, y la profunda comprensión es tan emotivo como haber experimentado un amor en tu propia vida: la más compleja aventura que cualquiera pueda vivir. Cuando suena esa melodía algo vibra dentro de mi, no como espectador, lo cual no está nada mal como punto de partida. Tras esa confesión, inamovible por mi parte pasen los años que pasen, Sydney Pollack coloca a nuestros dos protagonistas uno delante del otro, se miran y algo vuelve a estremecerse necesariamente esta vez sí como espectador. Conseguir que las piezas encajen no es fácil, la química que rezuma la pareja proviene de los polos opuestos, y que están puestos de manera conveniente y ajustada. Pollack realiza un ensayo acertado, fiel a la realidad, y es que hasta el día de hoy ha quedado demostrado que las personas que poco tienen que ver entre ellas se atraen y que con el tiempo, maldito tiempo, se pone a prueba la estabilidad de esa relación precisamente debido a esas diferencias.
"Tal como éramos" es una de esas películas especiales que me hacen rememorar momentos de mi vida. Es todo un lujo poder disfrutar en pantalla de estos dos maravillosos actores juntos. La película no deja de tener un argumento sencillo, es una historia de amor y desamor como tantas otras, pero tiene su punto fuerte en los inmejorables diálogos y en la esencia de sus dos personajes protagonistas. La química entre ambos es palpable y no puedo dejar de agradecer al actor Warren Beatty que rechazara el interpretar a Hubbell, porque no podría imaginarme a otro que no fuera Robert Redford para este papel. Streissand consigue que me identifique con su Katie cuando sufre con impotencia por ese amor que siente por Hubbell y que sabe que no va a llegar a ninguna parte. En toda historia de amor siempre hay uno que da más que el otro, siempre hay uno que sufre más que el otro. En fín, es de esas películas de las que solemos pensar que son como la vida misma. En un principio se pensó en Peter Bogdanovich, para dirigirla, pero éste rechazaría la oferta, cosa que lamentaría más tarde. Historia de amor poco convencional la que firma Sydney Pollack No cabe duda de que a pesar de ser tan contrapuestos, la pareja de Streisand y Redford tiene química de cara al espectador, la tuvo en su día y la sigue manteniendo hoy. La activista judía y el deportista católico de la universidad se enamoraron por esa cosas que tiene el amor, un amor intemporal, que la convivencia no puede soportar.
Ante los éxitos cinematográficos, los estudios se rindieron ante Robert Redford y le ofrecieron los más apetecidos contratos. Esta vez el actor no vaciló. Comprendía que había llegado el momento de volver a dar en la diana del éxito y de esta manera afianzar sus conquistas en cuanto a independencia e imposición de condiciones. Y acertó plenamente con dos films “Tal como éramos, Memorias de Africa y El Golpe”, fueron rotundos éxitos que demostraron su versatilidad como actor y su carisma de estrella...Sydney Pollack comentó en más de una ocasión que Tal como éramos es, tras el marco de una historia de amor, una fuerte crítica a la época del senador McCarthy, al desencanto que vivió una generación castigada por la represión política que instauró este senador. Y así debería entenderse estar film, pero me pasa como a casi todos, me quedo con la historia de amor y cómo se cierra la misma. El final de ‘Tal como éramos’ parece algo más que un reencuentro y una despedida de los personajes. Es la respuesta a un amor imposible. Se ve y se sabe que los dos se quieren, por lo que se dicen, por cómo se lo dicen, las miradas, las pausas, el nerviosismo del encuentro inesperado tras años sin verse. Tanto Barbra Streisand como Robert Redford transmiten todo eso en apenas dos minutos, e incluso uno podría imaginar lo que ha podido pasar entre ellos sin haber visto la película. La sensación de dos personas que se aman, pero no pueden estar juntos porque serían infelices. El amor imposible por vivir fiel a unos ideales. Porque saben que es así y nada se puede hacer. De la película por supuesto hay que destacar la excelente banda sonora y la historia sobre el amor de dos personas que no pueden dejar de ser como son. Su tono triste y melancólico es realmente acertado así como su desenlace, escapando de los finales felices hollywoodienses. En la edición de los Oscar de 1973, obtuvo las nominaciones a la mejor actriz (Streisand), a la mejor fotografía, a la mejor dirección artística, al mejor vestuario, a la mejor música original y a la mejor canción. Sólo ganó 2 premios.
El espectador puede disfrutar del carisma que ambos intérpretes aportan a sus papeles, con una complicidad perfecta y miradas intensas que desvelan la pasión con la que ambos se van a querer durante el resto del metraje. Con escenas, como esa en la que Katie vuelve a casa por la noche y se encuentra a Hubell bebiendo solo en la terraza de un bar, o dentro de la cafetería en la que la joven judía trabaja de camarera. La fase del enamoramiento, magnética y poderosa, da paso a la segunda parte del filme, bastante más dramática. Los vaivenes del matrimonio y los riesgos que acechan a la estabilidad del mismo se apoderan de sus vidas en un marco histórico y en una ciudad diferente: el Hollywood de los años 50, o lo que es lo mismo, la caza de brujas dirigida por el senador Joseph McCarthy. Ambas partes se complementan y tiene un final conmovedor que no abandona tristemente y nos aparta de ese tono apasionado y emocionante que desprende la película durante todo su desarrollo.
Tal como éramos es un retrato nostálgico y conmovedor de una de las épocas más importantes de EEUU -final de la II Guerra Mundial y años posteriores...Es sin dudarlo una de esas películas que merece la pena rescatar y ver de vez en cuando...
Una obra de culto, y una historia de amor que nada, ni nadie podrá discutir