COMENTARIOS

A

mailto:cineparaiso2@gmail.com

 

ROMMY SCHNEIDER

 

UNA EMPERATRIZ AL SERVICIO DEL SÉPTIMO ARTE

 

 

 

 

 

 


 

Rose-Marie Magdalena Albach nació el 23 de septiembre de 1938 en Viena, en el seno de una importante familia de actores. Wolf Albach-Rhetty era un actor de teatro y Magda Schneider una conocida intérprete alemana con la que Romy actuó en varias ocasiones. De pequeña, soñaba con ser una estrella como sus padres....debutó en el cine con 15 años y quiero resaltar que por muchas obras geniales que hizo, algunos de autentico culto, siempre será recordada por su personaje de Sissi y por la verdadera Emperatriz que bordó en la obra del maestro de maestros, VISCONTI, LuisII de Baviera. Su infancia no fue muy feliz debido al divorcio de sus progenitores y al hecho de que pasar cinco años internada en un colegio de monjas. A los 15 años debutó en el cine con Lilas blancas, de Hans Deppe, una película protagonizada por su madre, donde tenía un pequeño papel y cantaba el tema musical. Su frescura y su dulce sonrisa contagiosa no pasaron inadvertidas y le empezaron a llover ofertas. El director alemán Ernst Marischka vio en ella el rostro perfecto para encarnar a la realeza europea. Así, interpretó a la reina Victoria de Inglaterra y a Isabel de Baviera, más conocida como Sissi, en tres filmes. Sissi (1955), Sissi Emperatriz (1956) y El destino de Sissi (1957), donde trabajó junto a su madre, ello la catapultaron a la fama internacional cuando era solo una adolescente. Había nacido el mito Romy Schneider. Y es que, de alguna manera, era una artista predestinada a interpretar a esa princesa rebelde que se avanzó a su tiempo. Su abuela paterna, una actriz de nombre Rosa Retty, había sido nombrada actriz de la corte a principios del siglo XX por el emperador de Austria Francisco José I, cuya esposa fue precisamente Isabel de Baviera. Hasta los 20 años su carrera estuvo dominada por su madre, una mujer que mantuvo amistad con Hitler y Goebbles. Romy se dedicó a hacer papeles de corte romántico hasta que a finales de la década de los cincuenta optó por un cine más maduro, alejado del célebre personaje de la emperatriz austriaca. Quiso cambiar de registro y se fue a rodar a Francia ‘Amoríos’ con Alain Delon...

 

 

 

 

Los romances entre estrellas del cine no son ninguna novedad. Más allá de las parejas orquestadas por Hollywood como promoción de una película, la gran cantidad de tiempo que pasan juntos los actores en los rodajes, es el entorno perfecto para que salte la chispa. Así, mucho antes de Brad Pitt y Angelina Jolie, hubo muchas parejas que se enamoraron en el plató del séptimo arte. Una de ellas fue la formada por Romy Schneider y Alain Delon. Dos de los intérpretes más talentosos y guapísimos que hemos visto en la gran pantalla. Una historia de amor que traspasa incluso la muerte pero que, como podrías imaginar, no tuvo el clásico final feliz de las películas. Todo comenzó en 1958 cuando ambos comenzaron el rodaje de 'Christine'. El director de cine francés Pierre Gaspard-Huit, amigo de Delon, le pidió que fuera él quien recogiera a Romy a su llegada al aeropuerto de París. “Irás hacia ella y le ofrecerás las flores”, recordaba en la revista 'Paris Match' Un primer encuentro tras el que fueron a cenar juntos al mítico restaurante Lido de la capital francesa, donde, a pesar de lo que podría parecer, no hubo flechazo. La actriz ya era toda una superestrella gracias a su papel de emperatriz Sissi, hablaba alemán e inglés, y el actor, solo francés. El actor la veía como una chica "aburrida" y la actriz  le tildó de "engreído", como reflejarían varias biografías años después. Sin embargo, tras esas primeras horas juntos, pusieron rumbo a Viena, donde comenzarían el rodaje... y el romance. Así, Austria fue testigo de los primeros meses de su noviazgo con relativa tranquilidad. Sin embargo, tras el estreno de 'Christine' sus carreras continuaron imparables. Por lo que las constantes grabaciones y viajes hacían cada vez más tensa su relación. Unos problemas que no impidieron que se mudaran juntos a París en 1959, para escándalo de la prensa alemana. Aunque parezca extraño ahora mismo, los años que han pasado desde la finalización de la II Guerra Mundial hasta el inicio de su noviazgo en 1958 no eran suficiente para eliminar ciertas rivalidades para todos. Por eso, la decisión de instalarse en Francia, y no en el Austria natal de Romy o en Berlín, desató numerosos boicots hacia ellos, como les había ocurrido unos años antes a Ingrid Bergman y Roberto Rossellini. Más allá de las críticas, ellos continuaron disfrutando de su amor en su piso con vistas al Sena, eran jóvenes y su relación era la envidia de medio mundo. Aunque también hay un lado más oscuro. Las infidelidades de Alain Delon parecían ser continuas, aunque Romy siempre le terminaba perdonando.

 

 

 

De hecho, durante unas vacaciones en la casa familiar de la actriz en el lago Lugano, quisieron formalizar su relación comprometiéndose. Dando lugar a su apodo como 'los prometidos de Europa' para la prensa social de la época. La pareja convocó una rueda de prensa donde se dedicaron innumerables piropos. "Siempre me lo juego todo. Me entrego y amo con todo mi corazón", aseguraba la actriz, al anunciar su compromiso, tras las críticas iniciales, eran una pareja que simbolizaba la esperanza del viejo continente. Ella alemana y el francés, iniciaban una nueva época. Por desgracia, su amor no superó los viajes, las fiestas, las infidelidades y los celos entre artistas que veían cómo su fama les distanciaba sin remedio. Aunque el golpe definitivo llegó en forma de carta en 1963, tras cinco años de relación. La actriz regresó a su casa de París tras un viaje donde le esperaban un ramo de rosas Baccara (un tipo de flor que suele ser de un color rojo muy oscuro casi negro) y solo 10 palabras: "Me he ido a México con Nathalie. Mil cosas. Alain". Unas letras que explicaban lo que ya era un secreto a voces, Alain Delon y la actriz Nathalie Barthélémy iban a tener un bebé. Días después, Romy recibiría una versión extendida de este adiós.Una carta de 15 páginas donde, según narran biografías como 'Alain Delon: Una carrera, un mito', de Baptiste Vignol, su exnovio le explicaba que iba a ser padre y a casarse: "La razón me obliga a decirte adiós. Hemos vivido nuestro matrimonio antes de casarnos. Nuestro trabajo nos arrebató toda esperanza de sobrevivir (…), te devuelvo tu libertad dejándote mi corazón". El final a una relación que parecía siempre brillante por el glamour de los focos.... Sin embargo, como ha ocurrido en otras ocasiones, tras la tempestad llegó la calma. En 1968 la pareja se reencontró de nuevo en un aeropuerto, cuando el actor acudió a recogerla para iniciar juntos el rodaje de 'La piscina'.

 

 

 

 

Un film que, como confesó el propio Alain Delon en 'Vanity Fair', es demasiado doloroso volver a ver a Romy y Maurice Ronet... Una larga misiva en la que el actor reflexiona sobre la culpabilidad que sentía por haberla abandonado, cómo habrían sido sus vidas juntos, la ansiedad de la actriz, sus problemas familiares o el peso mental de la fama. "Cuanto más nos convertimos en un gran actor, es más difícil vivir. Garbo, Marilyn Monroe, Rita Hayworth … Y tú", llega a escribir. La primera de las tres muertes que sufrió Romy Schneider fue la de Harry Meyen, su primer marido. Ocurrió el 15 de abril de 1979. Harry Meyen, que arrastraba una depresión desde que fue torturado en los campos de concentración nazis, aparece ahorcado en su casa de Hamburgo. Romy estaba en México. Su matrimonio se había roto unos años antes, pero Harry Meyen era el padre de sus hijos y, además del recuerdo de su relación, conservaba amistad con él. El último día en la vida de Harry Meyen fue en realidad el primero del final de la de Romy Schneider, sumida en una depresión agravada por el consumo de alcohol. El destino, le depararía años después otro golpe aún más doloroso. La segunda muerte fue la de Daniel, su hijo...Sucedió el 5 de julio de 1981. Su segundo matrimonio ya era historia. Daniel Biasini, el padre de su hija Sarah y de otro hijo que la pareja perdió antes de nacer, ya le había pedido el divorcio cuando el primer hijo de la actriz visitó la casa de los padres de Biasini. La puerta estaba cerrada y Daniel, como ya había hecho otras veces, trepó por la verja para entrar. El chico, que tenía 14 años, se resbaló y cayó sobre las puntas de la reja. En el hospital no pudieron hacer nada por salvar su vida.

 

Además de las botellas de alcohol y los medicamentos, otro objeto servía de indicio para conocer los motivos del fatal desenlace: una carta con unas líneas en las que Romy Schneider pedía perdón por no acudir a una sesión de fotos.....El mismo recurso utilizado por Alain Delon para comunicar a la actriz, muchos años antes, que la abandonaba. El padre de Romy Schneider también la había abandonado. A ella y a su madre. El padre no dejó carta. ...como cuando le soltó esta frase a su hija, cuando aún era una niña: «Tienes cara de rata, pero eres fotogénica». En esos trágicos últimos años de Romy Schneider se produjo otra muerte, esta vez natural. La de Rose, su abuela paterna, que falleció solo unos meses después de Harry Meyen. La abuela vivió hasta los 106 años. La nieta, inmortal en el cine como Sissi, se quedó en 43. Desde que nació, estaba predestinada para ser actriz. Su interpretación de Isabel de Baviera en la trilogía sobre la emperatriz de Austria, la convirtieron en algo mucho mas que una estrella.

 

 

 

 

 

La actriz, tuvo una vida personal desgraciada... Era increíblemente bella y seductora, pero como otras actrices que destilaron glamur y gloria en la gran pantalla, su vida personal se vio sumida en la desgracia demasiado pronto y no supo salir del túnel. “Soy una mujer rota y tan solo tengo 43 años”, aseguró Romy Schneider. Sumida en una profunda depresión tras la trágica muerte de su hijo David. Hasta los 20 años su carrera estuvo dominada por su madre, una mujer que mantuvo amistad con Hitler y Goebbles. Se dedicó a hacer papeles de corte romántico hasta que a finales de la década de los cincuenta optó por un cine más maduro, alejado del célebre personaje de la emperatriz austriaca. Quiso cambiar de registro y se fue a rodar a Francia ‘Amoríos’ con Alain Delon, era el año 1958. Al apuesto actor francés lo conoció en el aeropuerto de Orly, cuando él acudió a recogerla con un ramo de rosas rojas para darle la bienvenida. Ella no hablaba francés ni Delon inglés, pero no hacían falta palabras para darse cuenta de que entre ellos surgió inmediatamente un flechazo. Fueron cinco años de pasión, que nunca contó con el beneplácito de la madre de la actriz, que siempre aseguró que el apuesto seductor solo le arruinaría la vida. Romy se fue afianzando como una de las actrices más importantes y sólidas del cine europeo trabajando a las órdenes de directores de la talla de Luchino Visconti, Claude Chabrol o Claude Sautet. Se fue a Estados Unidos cuando Orson Welles la reclamó para rodar El Proceso... En Hollywood filmó otras cintas como Los Vencedores, El cardenal, y Préstame tu marido, con Jack Lemmon. La meca del cine le hacía los honores, pero ella jamás tuvo la intención de establecerse en EE.UU. Para ella París era la mejor ciudad del mundo... ”En París soy la mujer más feliz. No existe otra ciudad como esta para vivir”. De regreso, se encontró con una sorpresa inesperada. Delon dio por zanjada su relación con flores. La dejo por la actriz Nathalie Barthelemy. Fue en ese momento cuando el cuento de hadas empezó a hacerse añicos. “Siempre me lo juego todo, llevo las cosas hasta las últimas consecuencias. Me entrego y amo con todo mi corazón”, decía la intérprete vienesa. Con Delon mantuvo después una relación cordial e intervinieron en La piscina... Años después, el galán confesó en una entrevista que fue la mujer de su vida y lamentó no haberse casado con ella.

 

 

El primer encuentro que tuvo la pareja fue frío:

 

 «Es una chica muy guapa, pero muy caprichosa “diría Delon.

 

Por suerte para las portadas y por desgracia para ellos, el sol de verano aceleró el deshielo y, una vez comenzado el rodaje de LA PISCINA, firmaron la paz.

 

  «Fui a Viena, donde rodábamos el film. Y allí me enamoré perdidamente de ti. Y tú te enamoraste de mí», recordó Delon en una carta póstuma tras la muerte de la actriz en 1982.

 

  

Bajo la mirada del siglo XXI, la relación de Romy Schneider y Alain Delon no puede pintarse de rosa: podríamos decir que Delon la destrozó, tratando su amor como si fuera nada. La madre de Schneider no era ninguna santa, pero admitió que mientras estuvieron juntos la familia temía por la estabilidad emocional de la actriz. Han tenido que pasar varias décadas para que el fantasma de Romy Schneider ponga en su sitio al actor que la maltrató con su toxicidad machista, confirmada con sus sucesivas relaciones y manifestaciones. Pero el romance fue un bombazo con implicaciones geopolíticas. Europa aún se recuperaba de las profundas heridas causadas por la Segunda Guerra Mundial y un flechazo entre una estrella alemana y otra francesa se leía, en principio como sanador. A la postre, pudo jugar hasta en contra de la pareja, pues al instalarse en París indignaron a la prensa alemana, que los atacó sin compasión. En Francia, sin embargo, Romy Schneider y Alain Delon fueron en la viva imagen de la belleza y el deseo y los bautizaron «los prometidos de Europa». Él se convirtió en una estrella, el hombre más guapo quiso prometerse en matrimonio en 1959, en una visita a los padres de ella en su casa en el lago Lugano (Italia)...Pero nunca contrajeron matrimonio. El primer gran amor de Romy, la relación que la marcaría para siempre, fue tan apasionada como tormentosa. Ella estaba totalmente enamorada, , ciega y sometida, hasta el punto de que perdonaba las constantes infidelidades de él, deslumbrado por la gran vida de un sex symbol que no habia cumplido los 30. Solo cinco años después de convertirse en el ideal de la juventud europea, Romy Schneider y Alain Delon rompieron de la peor manera posible. Cuenta la leyenda que, a su regreso a París tras una estancia en Hollywood, Schneider recibió un ramo de rosas, enviadas por el actor.

 

 

 

 

La actriz decidió quedarse en Francia. Rodó con Otto Preminger El Cardenal (1963); L’Enfer (1964), de Henri-Georges Clouzot; Préstame tu marido (1964), de David Swift y ¿Qué tal, Pussycat? (1965), de Clive Donner, junto a Woody Allen y Peter O’Toole. Se casó con Daniel Biasini, un franco-italiano 11 años más joven que ejercía de secretario personal. Romy se mostró siempre muy enamorada y le consentía todos sus lujosos caprichos. Poco después de la boda ella sufrió un aparatoso accidente de coche y perdió al niño que esperaba. La vida volvía a sonreírle cuando se quedó otra vez embarazada y dio a luz a su hija Sarah....Pero Biasini agravó aún más su difícil estado anímico cuando le pidió el divorcio tras seis años casados.... El acontecimiento que destrozó por completo a la ‘novia de Europa’ fue la muerte de su hijo mayor en un trágico y absurdo accidente el 5 de julio de 1981. El chico había ido solo a casa de los padres de Biasini para hacerles una visita sorpresa. Como había hecho en otras ocasiones, intentó entrar trepando las rejas. Por desgracia, resbaló y quedó atravesado por una de ellas. Falleció poco después en el hospital. La desolada actriz intentó recuperar algo de felicidad con el productor Laurent Pétin, su último novio y se fueron a vivir juntos. Romy solo encontraba consuelo en la bebida, el tabaco y las misivas que escribía a su primogénito fallecido. El 29 de mayo de 1982 a las 7.30 de la mañana Pétin la halló muerta, estaba recostada en una silla frente a su escritorio, donde había una carta inacabada de disculpa por anular una sesión de fotos y también una botella de vino vacía y frascos de medicamentos. Oficialmente su muerte se debió a un paro cardíaco, su amiga Claude Petin fue la última en verla con vida la noche anterior y aseguró que Romy no estaba tan mal como para quitarse la vida y que había dejado de beber. No se le hizo la autopsia por expreso deseo de su familia, así que la causa exacta de su muerte siempre estará envuelta en un halo de misterio.

 

 

 

Tenía 43 años cuando fue encontrada muerta en su apartamento de París, el 29 de mayo de 1982. Nunca se supo si murió por una crisis cardiaca, lo que está claro es que el alcohol, el tabaco, los barbitúricos y la soledad fueron sus últimos compañeros de viaje. Romy Schneider actriz de enorme talento interpretativo, de presencia cinematográfica brutal y una belleza incomparable, fue enterrada en el cementerio Boissy-sans-Avoir a pocos kilómetros de su amado París... una ciudad para descansar...

 

Es mi deseo que su nombre se recuerde siempre

 

 

mailto:cinemania55@gmail.com