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EL PUENTE DE WATERLOO

 

UN CLÁSICO A TENER EN CUENTA SOBRE EL ROMANTICISMO EN EL CINE

 

 

 

“Con este film descubrí que el amor es más que un sentimiento, es un viaje infinito, por ello crucé los océanos del tiempo para encontrarlo. Solo el amor me da el sabor de la eternidad “.

 

 

 

 

Sobre la ciudad de Londres el lento caminar de un antiguo oficial del ejercito, se confundía con la densa niebla. Sus ojos húmedos se pierden en la lejanía, al tiempo que su mente vuela... ofreciéndole escenas pasadas.....Aquel bello rostro de mujer, sus ojos... Han transcurrido muchos años. En sus sienes ahora blancas, existió un pelo negro...  La niebla lo cubre todo, y dentro de su corazón oía el sonido de la sirena anunciando otro bombardeo sobre la ciudad de Londres. Apretaba el pequeño amuleto oriental..... recordaba su primer encuentro. Recordar.......recuerdos. En su corazón ya no había alarma alguna, no esperaba proteger a nadie, no deseaba amar, solamente se habituaba al cansancio de un hombre que todos los días volvía a ese puente sobre el Tamesis, deteniéndose en el mismo punto en que la conoció, en el mismo lugar en que la perdió hacia años.......Era su puente... quizás no el mas bello del mundo...Estos mismos sinsabores, reflejados en el rostro de Robert Taylor con furia de gatopardo, nos puede ayudar a reconstruir la humillación por la belleza, la injusticia por un nuevo sentimiento, el dolor del ser desaparecido y que guardaremos con gozo indescriptible no solo en el corazón, sino en nuestra única y hermética caja de Pandora para el resto de nuestra existencia.

 

 

 

La película esta basada en la novela de R. E. Sherwood. El argumento recuerda un cuento de hadas, con dosis de amargura, cuyos protagonistas son un apuesto y noble capitán y una bailarina de ballet clásico. La acción comienza en Septiembre de 1939, con la declaración de guerra de Inglaterra a Alemania, y se desarrolla durante los conflictivos años de la II Guerra Mundial. En este clima bélico, perfectamente conseguido, se desarrolla una extraordinaria historia de amor que comienza en el puente sobre el Támesis, un puente lleno de recuerdos. Mervyn LeRoy, un director que nunca es citado entre los grandes, pero que posee una extensa filmografía entre la que se pueden rescatar títulos notables como “Quo Vadis” o “Niebla en el pasado”, dirige aquí con una corrección de manual, que roza la brillantez, de la manera más correcta posible, utilizando todos los estándares del clasicismo, con singular maestría. La historia original está rodeada de muchos momentos delicados que se resuelven con una elipsis. En este sentido, se enfatiza poco en las causas, al contrario que en la versión de 1931. En cualquier caso, Mervyn LeRoy consigue trasladar una historia bellísima pero, al tiempo, dolorosa, y siempre con encanto. La protagonista Vivien Leigh, inolvidable Escarlata O´Hara en su siguiente película después de “Lo que el viento se llevó”, y se adapta perfectamente a su papel. Hay una secuencia que denota su excelencia como actriz: aquélla en que se ve abocada a cambiar su estilo de vida, la manera en que utiliza el rostro prodigiosamente; su mirada, sólo con cambiar mínimamente el gesto, esbozando una leve sonrisa. Sabemos que algo va a cambiar. Breves momentos pero profundamente reveladores de esta gran actriz, que sabe de la enorme importancia del momento en la película. Una mezcla de sentimientos encontrados recorren al espectador. Su pareja en el film, Robert Taylor, un oficial inglés de familia adinerada, resulta el galán perfecto. Destaca Kitty, la amiga incondicional....La película es un melodrama y tiene todos los alicientes para hacernos palpitar a todos los amantes del cine clásico:

 

Personalmente EL PUENTE DE WATERLOO Y CASABLANCA, son dos clásicos por excelencia de la historia del séptimo arte

 

Una preciosa historia de un amor en ambiente bélico y un final… Bueno, eso será mejor que lo vean. Waterloo Bridge es una adaptación cinematográfica de R. E. Sherwood... Está basaba en las experiencias del autor durante la primera guerra mundial...y extiende aquí un puzzle de amor y recuerdos. Al principio nos encontramos con un escenario bélico, los bombardeos durante la segunda guerra mundial... Los aviones alemanes están bombardeando Londres, cuando se nos presenta un militar, interpretado por Robert Taylor, atravesando un puente... Ahí  nos muestra el rejuvenecimiento de nuestro protagonista, utilizando en Flashback que, nos ubicará en otro ambiente bélico, pero en esta ocasión el de la primera guerra mundial. Este recurso cinematográfico está provisto de una enorme belleza plástica, y no será la única que nos encontraremos a lo largo del filme.

 

 

 

Todo empieza cuando Robert Taylor, se encuentra ante otro bombardeo, pero esta vez veinte años atrás, en un refugio conoce a una joven, interpretada por Vivien Leigh y en ese breve lapso de tiempo ambos acabarán profundamente enamorados. Ella le dice que trabaja en un Ballet profesional, y nuestro protagonista poco tarda en pensárselo para presentarse ahí mismo y contemplar como baila. Sin embargo, después de un breve período en el que incluso preparan planes de boda, la guerra acaba cerniéndose sobre el Reino Unido, y nuestro protagonista es destinado al frente. El personaje de Vivien Leigh es despedida del Ballet por la directora de esta y se queda, junto a una amiga, sin trabajo. En principio nuestra protagonista aguanta estoicamente la situación de precariedad, pero sufre una noticia terrible cuando cree que él ha fallecido en el campo de batalla. Debido a las penurias económicas, se ve abocada a la prostitución para poder sobrevivir. Las escenas de Vivien en la estación son puro cine, pura plasticidad y en donde nuestra Escarlata da de si todo lo que lleva dentro. Durante este primer metraje el filme nos muestra todo un profundo espectro de emociones y sentimientos. Una auténtica montaña rusa que en realidad es la esencia de la película. Mervin LeRoy conduce como quiere los sentimientos del espectador,  nunca cayendo en la sensiblería, pero si acercándose, rozándola y efectuando múltiples reveses con el guión, que son los que producen las diferentes emociones en el espectador.

 

 

Vivien realiza un cambio colosal dentro de su personaje, su Myra al principio de la película es inexperta, alegre, inocente y dulce, pero con los golpes de la vida, se endurece, se vuelve osada, frívola, depresiva, desengañada del amor y la vida totalmente, no vive más un cuento de hadas, se ha encontrado de manera brusca con la dura realidad. Al no estar Roy (partió al frente de batalla) y verse obligada a dejar el ballet, no tuvo más remedio que pervertir su cuerpo, debido, al hambre y a las penurias económicas, además de creer que su pareja había muerto en la guerra. Convertida en una mujer de la noche y sin esperanzas, se vuelve a encontrar con su amor, él no ha cambiado nada, sigue siendo aquel joven impetuoso, encantador y soñador, todavía totalmente enamorado de ella, Myra ya se ha enfrentado al lado oscuro de la vida y posee una mirada más descreída del mundo que le rodea. Myra no cree que lo merezca aunque siga amándolo, ya que se siente sucia por lo tuvo que hacer en el tiempo que transcurrió desde la última vez que lo vio y decide alejarse, le repugna la persona en la que inevitablemente se ha convertido, no llega enterarse de que su pareja la amaba tan profundamente, que la acepta tal como es y con su pasado. Robert Taylor hace un gran trabajo, pero Vivien está maravillosa y realiza una interpretación muy contenida, su intensa y profunda mirada transmite a la perfección toda la amplia gama de emociones de un personaje tan rico en matices como el suyo. En mi opinión, esta interpretación es una de las mejores de su corta carrera, junto a las inolvidables Scarlett O'Hara y Blanche DuBois, de ''Lo que el viento se llevó'' y ''Un tranvía llamado Deseo''. La película es una reivindicación de la mujer, que se ve abocada a la prostitución como única salida para la supervivencia. No hay un especial escarnio sobre esta profesión, sino más bien un compadecimiento.

 

 

 

 

Secuencias magistrales como el travelling que nos presenta a nuestra protagonista avanzando frontalmente en la estación del tren en busca de clientes o la panorámica que nos presenta la población de Londres acumularse frente a los megáfonos que retransmiten un discurso que les avisa sobre el inminente conflicto bélico, son una muestra del buen hacer de Mervin LeRoy, que no se recrea en detalles morbosos, sino que simplemente los apunta, no sólo en el tema de la prostitución, sino también con el baile aristocrático. El filme utiliza temas musicales que se convierten en Leimotivs que se repiten a lo largo de la historia, adoptando una importancia básica, especialmente dos: El Vals de las velas y del Lago de los Cisnes. El cine tiene mucho de descubrimiento. Yo lo sentí así aquella tarde, siendo muy jóven. Descubrí toda una obra del romanticismo, todo un clásico, un tesoro a conservar. Lógicamente si no se ha vivido o no se está viviendo el amor, ese fuego de despropósitos dentro de la racionalidad del mismo propósito, nunca se podría comprender el significado de esta hermosa historia. El amor nos hace mendigos, el amor nos hace ricos, el amor lo es todo....

 

Como persona y después del transcurso de los años, mi admiración por el cine, y sus leyendas está fuera de toda duda, pero el recuerdo de éste film para mi es tan grato que me obliga a sentarme ante mi ordenador, sumergirme en mi web y explicar de la mejor forma posible como es el sentimiento mas bello del mundo, procurando desenredarlo, aunque difícil tarea es, pero vuelvo a repetir que es fundamental para comprender el contenido de esta pieza del romanticismo. En la existencia del ser humano hay circunstancias que te hacen sentirte vivo: ser mas honesto, sensato, brutal, sensible, amante, ser siempre como eres, y nunca como los demás quieren que seas, pero hay algo que rompe los esquemas y nos hace participes de su cegadora luz, transformándote, sintiendo su desgarro como entra, violando, profanando nuestra vida y haciéndonos ver todo diferente. Ya nada nos pertenece cuando vivimos, ya nada es igual, ese sentimiento tan profundo, tan hermosamente profundo es nuestro eje, nuestra rueda para caminar y respirar....No me preguntéis como sucede......sucede y basta.

 

 

 

 

El puente de Waterloo es una extraordinaria película romántica, es un film muy bien realizado, bien escrita y con una pareja que debería ser la envidia hoy en día. Robert Taylor es el perfecto galán y Vivien Leigh... con solo mencionar su nombre queda todo dicho. Juntos es una labor de maestros de la interpretación.

 

Os invito a todos los amantes del cine clásico a ver una autentica obra maestra del séptimo arte, muy por encima de casi todas las historias de amor, dolor y desencanto, que por suerte se han proyectado en pantalla. EL PUENTE DE WATERLOO, ¿Un melodrama romántico? Sí, desde luego, pero una obra sobria, austera y maestra que reúne bajo mi punto de vista las mejores interpretaciones de Robert Taylor y Vivien Leigh, obviando lógicamente su Scarlett Ohara y Blanche Dubois. Si no se ha vivido o no se está viviendo con amor, ese fuego de despropósitos dentro de la racionalidad del mismo propósito, nunca se podría comprender el significado de esta hermosísima historia. Su desarrollo en un blanco y negro inmaculado hace a este film dueño absoluto del delirio masoquista del más grande sentimiento del mundo. La recomiendo.... Un muy digno drama de los años 40, que conserva toda su aura especial de encanto y magia; esa magia del cine que hace que una película de hace muchos años, siga cautivando al espectador sin importar el más que evidente paso del tiempo. El film es impecable en su apartado técnico, resaltando el uso de cámara, la escenografía y la excelente iluminación, que crean un entorno idóneo, combinando de una forma perfecta el realismo del ambiente sombrío y decadente de la guerra, con un toque de irrealidad neblinosa hechizante, como un cuento de hadas...!! Simplemente genial !!.. Nuestros dos protagonistas nos ofrecen grandes interpretaciones, resaltando a Vivien Leigh, pues es totalmente imposible hacer sombra a esta extraordinaria e inolvidable actriz, que con pocos Films en su carrera ha pasado a ser uno de los nombres mas importantes de la Historia del Cine. Robert Taylor es la pura y simple belleza masculina del galán de galanes, en un cometido.... papel arrebatado en principio a Errol Flynn, actor al que en un principio le ofrecieron el papel...Es un muy notable drama romántico, recomendable a los amantes del cine clásico.

 

 

 

 

Vivien,  se adapta como un guante a su papel. Aparece, deslumbrante, perfecta, por supuesto, bellísima. Hay una secuencia que acrecienta sus registros como gran actriz: aquélla en que se ve abocada a cambiar su estilo de vida, la manera en que utiliza el rostro prodigiosamente; su mirada, sólo con cambiar mínimamente el gesto, esbozando una leve sonrisa.... Sabemos que algo va a cambiar... Breves momentos pero profundamente reveladores y que ella vive, sabiendo la enorme importancia del momento en la película. Una mezcla de sentimientos encontrados recorren al espectador, te afluyen recuerdos, experiencias, amores y desamores, pero siempre y por encima de todo:

 

"No tener junto a nosotros al ser que amamos, es dejar escapar sangre del alma"

 

 

 

Debo decir que cuando vi el film nada me rondaba la cabeza como ir a Londres, ciudad que por aquellos años no conocía. Cuando estuve ante el Puente de Waterloo, me sentí aquel oficial del ejercito, notaba perfectamente el aroma de mujer rondándome, y apreté mis sudorosas manos, y alguna lágrima rodó por mis mejillas. Toda una obra de arte del romanticismo, una película inolvidable y una historia de amor como pocas.

 

 

 

 Lo que quisiera anticipar es el hermoso sentimiento que une a dos seres que se conocen de forma circunstancial, que apenas saben nada el uno del otro, que ni siquiera huelen sus propias pieles y ya sienten palpitar sus corazones. Quisiera que el cielo protector que nos dá cobijo bajo su manto púrpura me diera todas las respuestas a mis incesantes preguntas sobre los sentimientos de los hombres, tantas cosas quisiera preguntarle que apenas hay tiempo para ello, solo sé que el amor es noble, bello y un sentimiento que late con furia de tormenta del desierto....... Siempre tengo en la mente la presencia de esta hermosa, frágil y dulce actriz, del atractivo Robert, ellos formarán parte de mi propia existencia, siempre recordaré su forma de reflejar el amor en uno de los blancos y negros mas bellos jamás creados por la mano del hombre.

 

Un filosofo dijo:

  

El amor es una confluencia de dos vidas que se unen con el afán de fundirse en una sola.  

 

 

 

 

 

Si dentro de nuestro propio sentimiento, si dentro de ese afán por ser feliz, gozar, sentir y ser libre, se corona la obra con el rostro mas bello jamás soñado, nos encontramos en el mismo jardín de Alá, bebiendo de sus frutos prohibidos en compañía de una mujer llamada VIVIEN LEIGH, y un galán como ROBERT TAYLOR. Ante semejante factura a uno no le queda mas que soñar, volar, surcar el firmamento y volver a ver una y otra vez este abanico de pasión, amistad y amor que es EL PUENTE DE WATERLOO. Mis ojos no se nublan con facilidad con momentos mas o menos nuevos o pasajeros, ya mi alma está un tanto cansada de no ver y ahora en mi madurez mi sed se va calmando y mis ojos se llenan de un brillo que solo poseen los seres tocados por esa varita mágica.......y a la que nos aferramos como nuestra única vía de salida para ese color que nos inunda, con sus tonalidades rojas y azules. Así siento yo ahora la película, así quería que todos lo supierais, y así os aconsejo que los visionéis una y mil veces si ello fuera preciso, porque nunca en toda mi larga vida de amante del cine, he podido borrar los momentos que me hizo vivir este clásico entre los clásicos. Comprender el cine, o explicarlo de forma coherente es labor que escapa de mi capacidad, porque creo, que el cine no se puede enseñar jamás, el cine como el propio amor, está por encima de todo, su resplandor te penetra, violándote, se siente como vivo, insultante, preciso y vital para seguir respirando...... Para recoger el sentimiento que desborda el film, hay que haber amado o sentir por alguien esa capacidad que empieza lentamente a digerirse, para luego estallar en un castillo de fuegos de artificio. El espectáculo es increíble y hermoso como el mismo amor. Solo puedo escribir de lo que siento, nunca lo haría de forma ficticia, lo que si quiero que sepáis, que si dentro de vuestro corazón palpita la luz de esos fuegos de artificio.....!Este es vuestro film!......

 

 

 La óptica de la época traspasa todos los aumentos posibles a nuestra visión ocular, es como una retrocesión al tiempo, dejándonos ante un Londres gris, nebuloso, pero óptimamente firme en nuestro recuerdo a la ciudad, al puente de Waterloo, a la propia historia de Myra y Roy, a la valiente forma de Vivien en terminar con su vida sobre el puente......Son como varias ópticas de menor a mayor grado, que nos relaja con nosotros mismos y nos hace mil preguntas.......la visión crece, la retina se ensancha....nos dejamos llevar como los protagonistas, sintiéndoles cerca y embriagados por el calor de su alcohol....Es la sensación del propio y viejo sentimiento que que nos ayuda a caminar.

  

Recomiendo EL PUENTE DE WATERLOO, en cualquiera de las mil formas que la actual tecnología actual presenta. Disfrutad de tu maravilloso blanco y negro, saborear el fondo musical, deleitaros de la belleza y sentir el amor de un hombre que viaja con su maleta de recuerdos...

 

 

Dejaros llevar por la niebla de un puente legendario, amaros con la fuerza del león y....entrad en la magia del cine....

 

 

 

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