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EL LEÓN DE INVIERNO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Film independiente, realizado por Anthony Harvey. Se basa en la obra de teatro "The Lion In Winter", de James Goldman. Nominada a 7 Oscar, ganó tres: actriz, guión y música.... Obtuvo otros 11 premios. Producida por Martín Poll, se estrenó el 30-X-1968 en Estados Unidos.

Enrique II, rey de Inglaterra, celebra la fiesta de Navidad de 1183 y ordena que su esposa, Leonor de Aquitania, salga del encierro donde la tiene desde hace diez años. En el castillo de Chinon, donde Enrique vive con su amante Adela de Francia, reúnen a sus tres hijos, el mayor y valiente Ricardo (Anthony Hopkins), futuro Ricardo I de Inglaterra, Corazón de León, el manipulador Geoffrey (John Castle), futuro Godofredo II de Bretaña, y el joven Juan (Nigel Terry), futuro Juan I de Inglaterra (Juan sin Tierra), para decidir quién le sucede en el trono. Entre Leonor y Enrique surgirá una disputa por la sucesión del trono: Ricardo es el preferido de su madre y Juan el de su padre. El rey Felipe II de Francia visita al rey inglés para solucionar el problema de su hermana Adela de Francia, prometida como futura esposa de quien sea el futuro rey inglés, y convertida ya en amante de Enrique II. Tras una serie de complots, el rey de Francia le descubre a Enrique las ambiciones de sus hijos, y él reniega de ellos y de Alais tras una discusión con Leonor. El rey obliga a marchar a Felipe II de Francia y a Leonor de Aquitania, pero le promete a ésta que podrá volver junto a él para Pascua....En una conversación entre Felipe II y Ricardo, hacen alusión al hecho de que habían sido amantes.

 

La acción tiene lugar en el Castillo de Chinon, residencia habitual de Enrique II (Peter O'Toole). El rey convoca a su esposa Leonor de Aquitania. los tres hijos de ambos (Ricardo, Geofredo y Juan), su amante Alais y Felipe II de Francia, de 17 años, hermanastro de Alais. El motivo de la reunión es debatir sobre el nombramiento de un nuevo heredero, condición a la que aspiran los 3 hermanos. Ricardo (Anthony Hopkins), de 25, colérico, ambicioso, inteligente y ha vivido algunas experiencias homosexuales. Geofredo, de 20, es manipulador y bribón. Juan, de 16, cargado de espaldas, indeciso y lento de reflejos, es el preferido del padre. La película muestra el ambiente opresivo de reproches, traiciones, envidias, celos, odios, engaños y deslealtades, que envuelven la vida de la familia durante la reunión. La madre apoya la candidatura de Ricardo, porque le devolverá libertad y rango y desea una resolución rápida del tema, que es alejar a Alais de Enrique. El rey dice que prefiere a su hijo menor, John, pero amaga sus intenciones con mentiras. Felipe, los 3 hermanos y la reina urden una conspiración contra Enrique sin contar con la capacidad de reacción de éste y su astucia. La acción se sustenta en la complacencia del rey en ver cómo sus hijos luchan por ambición. Le gusta que sean aguerridos y despiadados. El rey juega con la ventaja de su poder y experiencia, superior inteligencia, capacidad de sorpresa y sentido lúdico. En el trasfondo del drama se hallan dos hechos: el Reino de Enrique II es el más grande y poderoso del mundo y es firme el propósito del rey de no dividirlo entre los hijos (como hiciera el rey Lear). En el curso del debate/disputa/juego el rey engaña y zahiere a los suyos, mientras a su vez es víctima de los dardos que éstos concentran sobre sus puntos débiles: el recuerdo de su antigua amante, Rosamunda Clifford, y sus remordimientos por el asesinato de Thomas Becket. La música ofrece una partitura de orquesta y coros, que evoca las melodías del  XII, con formas solemnes, tonos religiosos, aires dramáticos y ribetes fúnebres. La fotografía mueve la cámara con decisión, construyendo largos travellings y zooms de profundidad con gran precisión. Hace uso preferente de los dorados, ocres y marrones. Pese a las referencias históricas, el relato es de ficción: en 1183 no hubo consejo en Chinon. Las interpretaciones de O'Toole y Hepburn son antológicas y el debut de Anthony Hopkins y Timothy Dalton, es mas que sobresaliente..

 

 

 

 

 

 

Imprescindible por varias cosas. Primero por la presencia de Katharine Hepburn y Peter O'Toole, que hacen gala de una gran química en pantalla, sorteando con acierto las imprevisibles embestidas de un guión, que con sus idas y venidas, complica la actuación de ambos, obligándoles a dar muestra de multitud de registros, incluso en una misma secuencia. De entre los secundarios, a pesar de que todos están más que acertados, yo destacaría el cínico y sombrío papel de Geoffrey, quien a pesar de ser repudiado por el resto de personajes de la trama, logra mantenerse lo suficientemente cerca de ellos como para poder jugar sus bazas en la contienda. Segundo, por el original tratamiento de la vida en la Corte inglesa; alejado de ideas estereotipadas basadas en la ostentosidad de los monarcas, Harvey nos muestra una hipótesis más realista de la vida en palacio en el  XII. Ese realismo se ve acentuado en el personaje del Rey, quién no precisa nada más que de una hermosa capa y una corona, para dejar de parecer un campesino más, y convertirse en el hombre más poderoso de la Tierra. Por último, imprescindible es el guión nombrado anteriormente, que descoloca continuamente al espectador y lo sumerge en un laberinto de estrategias, traiciones, rencores, pasiones y recuerdos, desarrollados con la estructura de la mejor de las partidas de ajedrez. Katharine Hepburn como la rencorosa y amorosa Leonor de Aquitania, está sublime y excelente Peter O´Toole como un maduro EduardoII, excelente Anthony Hopkins como Ricardo Corazón de León torturado porque no se llevaba en aquella época lo de salir del armario, y mas que excelentes Niguel Terry y Timothy Dalton... Ambientación y fotografía... todo es excelente en esta película, salvo una cosa, las intenciones de cada uno de los personajes, totalmente turbios, lo que hace de ella un film totalmente recomendable, para dejarse llevar por un tema histórico con gusto a un clásico de los grandes. 

¡Esto es cine!... Con unas actuaciones que trascienden a los personajes hasta desnudarles el alma. Katharine Hepburn y Peter O’Toole en la cumbre de sus potenciales dramáticos... Tan coherentes y contradictorios… tan crueles y amorosos… tan maquinadores y tan doblegados… tan brillantes y torpes… tan impulsivos y tan controlados, como cualquier ser humano que haya vivido su vida a plenitud. Una impecable escenografía que desnuda, palmo a palmo, las frías y desoladas paredes de aquel recinto llamado palacio, donde se cuecen todas las posibilidades de un único ideal: hacerse con el poder... o conservarlo. Cada muro se conjuga con las emociones que embargan éste o aquel instante; cada recinto se reserva la luz que se compenetra con el sentir de aquellos pequeños, pero grandes seres humanos; y cada corredor contiene los descensos y subidas que se van sucediendo en la vida de los gobernantes. El film contiene una banda sonora, solemne, majestuosa, dramática, con la potencia que solía hacer acopio el gran músico John Barry, a quien se le hizo justicia recibiendo un Oscar. La cámara puesta siempre en su justo lugar, desde donde puede verse y sentirse con mayor rigor, el trabajo de cada personaje.

Un guión magistral, escrito por James Goldman, con diálogos vigorosos y brillantes desde lo literario, y más aún, desde la capacidad de urdir y de manipular conque se revisten sus sólidos personajes. Nexos históricos y narrativos que remiten, ligera o sustancialmente, al “Macbeth” de W. Shakespeare, “La Loba” de W. Wyler, “Lanza rota” de E. Dmytryk, y de manera más cercana, al “Becket” de Peter Glenville donde, cuatro años atrás, Peter O’Toole recreó por primera vez al rey Henry II en su ambigua relación con su canciller y obispo de Canterbury, Thomas Becket. “EL LEÓN EN INVIERNO” le cabe el rótulo de la excelencia. Es una obra que enaltece al arte teatral de donde surgió, y que añade gloria a la cinematografía al ser convertida, por Anthony Harvey, en una película capaz de transparentar el alma humana hasta convertirla en obra de culto. Fué ganadora de infinidad de premios, el film es un duelo interpretativo de dos monstruos de la pantalla. Diálogos brillantes de verbo afilado, “El león en invierno” responde al perfil típico de una operación de prestigio: técnicos de prestigio, esmeradas localizaciones, ambientación academicista, incluso goza de una soberbia la fotografía de Slocombe. Todo ello preside un denso y pecaminoso mosaico de intrigas, traiciones, reproches, odios y codicias sucesorias.

 

 

 

 

 

Antiguo estudiante en la Royal Academy of Dramatic Art y hábil montador al servicio de cineastas, el londinense Anthony Harvey dirige el film sin ninguna obsesión por ocultar su origen escénico, centrándose en una gran dirección de actores, aunque yo hubiera agradecido que la historia tuviera más exteriores, más épica y algo más de aventura, pues por momentos se me hace encorsetada. El resultado es un denso drama intimista O´Toole encarna a un rey inquieto que esconde su vulnerabilidad bajo la capa del poder, Hepburn encarna a una mujer muy humana incluso con su frialdad, esconde un profundo dolor y resentimiento. Como telón de fondo de esta obra, se adivina una época medieval de políticas oscuras, turbios intereses, personalismos totalmente ajenos a lo popular y persistentes sueños de anexiones que alimenten la embriaguez del poder. Derroche interpretativo, donde el espectador, se identifica con algunos personajes y lo vive con irremediable intensidad. Bajo mi punto de vista, es posiblemente la mejor interpretación que Katharine Hepburn, después de una dilatada y exitosa carrera, en un papel, que nada tiene que ver con lo prolífero de sus comedias, por otra parte bastante aceptables, pero en este film tropezamos con cine en su estado puro y junto con Peter O¨Toole, los que consiguen es hacernos comprender, porqué se le denomina al cine...7º arte. La recomiendo por muchos motivos... tanto técnicos como de dirección, y ensalzar la maravillosa interpretación de otros actores como Merrow y Hopkins.

Si la historia de Inglaterra es apasionante al ver películas como "Cromwell", "Un hombre para la eternidad" o "Becket", en la película sobre la que escribo se me revela un nuevo despertar de ese interés y esa fascinación en torno a los reyes y grandes hombres de Gran Bretaña. Y tales efectos, subjetivos y personalísimos, obviamente, son producidos, en gran medida, por la calidad y envergadura dramática que se pueden atisbar a primera vista en esta obra, descarnada y enérgica como pocas. Sólida y elíptica en su estructura brillante en su ambientación, puede presumir de unos diálogos que no hacen sino hablarnos bien de la obra de teatro en la que está basada. El castillo en el que tiene lugar toda la acción hace de ratonera a unos personajes que a lo largo de la historia se irán despojando y sacando sus cartas en una partida dominada por la ambición inacabable y las rencillas por el poder. Es entonces cuando, durante dos horas, el espectador se ve sumido en una vorágine agobiante y demoledora mientras la mezquindad, la inquina, el egoísmo y la maldad salen de su escondite y los personajes quedan retratados sin ningún tipo de caridad o apego por parte del director, que encuentra a dos prodigiosos aliados en sus protagonistas, ambos irreprochables que dotan al drama de intensidad y profundidad. También Anthony Hopkins avisaba ya en este debut sobre el magnífico intérprete del que podrían disfrutar en tantas películas que veríamos años después, un autentico actor de enorme categoría. Desoladora y aciaga cuando las peores y más bajas pasiones humanas se desvelan poco a poco, esta obra acorrala a sus personajes para que, por inercia, vayan delatando que, tras esa cascada de mezquindades y afanes míseros, se ocultan una serie de rencores, secretos y cargas pretéritas, que los impulsan a actuar unos contra otros según convenga en cada instante a sus codiciosos intereses, convirtiendo la película un alarde de impetuosidad y a la vez transparente....Transparente porque en pocas ocasiones se puede asistir a un desnudamiento de tal magnitud como ocurre con "El león en invierno", película brutal como el más crudo de los inviernos y despiadada como el más fiero de los leones.

 

 

 

 

Partiendo de la base de que una película pudiera ser mala, llegamos a la conclusión de que El León en Invierno, no lo es. Sino que es una verdadera maravilla. El guión hace que sea necesario ver la película por lo menos dos o tres veces para enterarse de todo lo que esta pasando; de quién sabe qué secretos, de los amores fingidos, de los cariños reales, de las escuchas secretas...Es muy comprensible que haya gente a la que le moleste la excesiva sobriedad de los decorados, que parecen de cartón piedra, que los trajes parezcan simples disfraces y que se note perfectamente que las barbas de Peter O'toole y Anthony Hopkins son de pega. Pero para mí es parte de la perfección de la película. Pero la película pertenece a Katharine Hepburn, para mí, su mejor interpretación. Un año después de morir Spencer Tracy...La actriz pone todo en esa Eleanor de Aquitania, su inteligencia, su astucia, su desesperación, su sufrimiento, su voz, su vida... No cabe duda de que consigue lo que Enrique II le propone a Eleanor: vivir eternamente. El núcleo de todo ello es la relación de amor-odio entre la reina y el rey. La pareja protagonista, logran producir una química llamativa que deja sin aliento. He visto varias veces la película, y cuando te pones en la piel de los personajes es cuando entiendes el modo en el que actúan. La manipulación, la ambición, el honor son varios de los temas que toca y que sólo se pueden saber tras verla. Tiene Anthony Harvey una paciencia innata tal y como se deduce al ahondar en estos temas con tanta rapidez en una película que dura 129 minutos y que por otra parte desarrolla perfectamente. El contexto histórico y el ambiente llaman la atención así como la carga dramática y atrevida. La relación de Leonor de Aquitania y Enrique de Inglaterra es ambigua, y retorcida. Maravillosa película, tal y como demuestran los premios que obtuvo..

 

 

El rey Enrique II tiene que nombrar su sucesor al trono. Los candidatos son, su hijo mayor Richard, Geoffrey y el más joven John. El padre se inclina por el más joven y la madre por el mayor. Pero las intrigas no quedan ahí, el rey de Francia, le recuerda que su hermana fue prometida como futura esposa para el heredero al trono, ¡aunque en estos momentos sea la amante del rey!...El film nos presenta el lado oscuro de la vida de estos personajes históricos y nos muestra las tensiones familiares por la designación del heredero al trono. La película tuvo un presupuesto $10 millones y generó por venta de taquillas la cantidad de $22 millones en EEUU solamente, más $10 millones por la venta de alquiler en los videoclubes, además recibió 30 nominaciones a diferentes premios en festivales de cine, de los cuales gano 14 de ellos, incluyendo tres Oscar. ¿Por qué bucear entre la ponzoña reinante de nuestros días cuando podemos disfrutar de títulos como este?..Occidente ha llegado a la Baja Edad Media de la mano del Cristianismo, en un estado de atraso y oscurantismo que hubiera aterrado a Roma. La película nos sumerge a la perfección en ese tiempo imperfecto, repleto de suciedad, donde las leyes y los tratados son papel mojado en manos de los poderosos. Un reparto enorme soporta a la perfección una historia de intrigas políticas en la poderosa Inglaterra de Enrique II. Veremos traiciones y odios familiares, presentados con magníficos diálogos. Personalmente los disfruté como una ambientación digna del mejor Ridley Scott. Unos diálogos dignos de una buena obra de teatro. Para paladear, sinceramente.

 

 

 

Una formidable realización de Anthony Harvey, el film sigue la máxima de Shakespeare de que los únicos dramas que merecen contarse son los de los reyes, en este caso el de Henry II, un vibrante relato sobre las intrigas palaciegas en una Navidad, en la que confluyen lo peor del ser humano y ello con un portentoso guión de James Goldman... (“Nicholas y Alejandra” o “Robin & Marian”)..., hermano del también guionista William Goldman, basado en su obra homónima representada en Broadway, y para su traslación al cine tuvo pocos cambios, obra inspirada muy libremente en hechos históricos. El realizador tiene el acierto de no querer desligarse por completo del carácter teatral de la historia, y hace todo lo posible por potenciar lo importante, que son los actores, actores en estado de gracia, sobre todo los principales, al comienzo hay algunas escenas en exteriores, pero una vez entramos en el castillo de Chinon el relato se torna claustrofóbico, incluso hay claras escenas con sabor a las tablas. Fue un gran éxito comercial, siendo la duodécima más taquillera a de ese año, además de seis nominaciones a los Oscars: la película, Peter OToole, director y vestuario para Margaret Furse, ganando, John Barry por la banda sonora para un no musical, y Katherine Hepburn a la mejor actriz, dándose el curioso hecho de que por segunda vez en la historia de estos premios hubo que compartirse, este con otro para Bárbra Streisand por “Funny Girl”, la primera vez fue en 1931 que lo compartieron los actores Frederick March por “Dr. Jeckyll y Mr. Hyde” y Wallace Beery por “El campeón”. Ha habido una versión para televisión en 2003, protagonizada por Glen Close y Patrick Stewart de protagonistas, dirigida por el ruso Andrey Konchalovsky. Este es un film que entra la corriente de obras dramáticas históricas con actores de renombre que se realizaron en Gran Bretaña en la década de los 60, ejemplos: “Ana de los mil días”, “Cromwell”, “Becket o “Un hombre para la eternidad”:

Harvey construye poco a poco un ambiente enrarecido y malsano, un escenario denso propicio para las bajezas humanas, traiciones, mentiras, intrigas, celos, inquina, desconfianza, rivalidades, todo esto lo promueve como un puñado de víboras encerradas en una caja. Todo esto alimentado por el inteligente maestro que es el Rey, que gusta de manipular para enfrentar a sus vástagos, gusta de que saquen sus instintos básicos de supervivencia que representa el poder, y en el otro lado la Reina, otra maquiavélica que con menos bazas las juega con pasión y mordacidad, buscando su libertad a través de apoyar a uno de sus hijos... Ricardo busca el poder con su viscerabilidad y coraje, el acomplejado John a través del “favoritismo” interesado de su padre, y Geoffrey busca poseerlo a la sombra del hermano al que apoye. En este ambiente se utiliza como arma el amor y el desamor, los secretos saldrán a la luz como puñales al corazón, todo esto y más ha sido sembrado por los padres desde la cuna en los hijos, derivando en una familia retorcida, sumida en deslealtades, todo en pos de alianzas, territorios... Esto discurre a ritmo fluido, con diálogos amargos, tejiendo una enfermiza tela de araña que atrapa a los personajes en su angustia existencial, construyendo a personajes muy bien definidos, torturados, matizados, sumiendo a estos en un espiral de mezquindad, en lo que es un drama profundo, complejo, en el que se hace una desoladora radiografía de las relaciones paterno-filiales, dotando al desarrollo de intensidad emocional. Harvey sabe jugar con mérito con los diferentes tonos, el teatral y el de estar ante un film. Poseyendo claro aire teatral, el director aporta dinamismo, lo hace con habilidad cambiando con naturalidad orgánica de escenario, saltando de una habitación a otra, por pasillos, el salón o el patio del castillo, también con la cámara dota de cadencia de gran pantalla, con angulaciones, primeros planos con montaje ágil, todo ello potencia las actuaciones. Tampoco huye de su origen teatral, de hecho se explaya en él en varios momentos, como cuando Alais es requerida para se case con Richard, los personajes se acumulan en el lugar en fila india, uno tras otro, hablan como si estuvieran sobre escenario, y desaparecen como si estuvieran sobre él, hay otra escena casi teatral, es la que transcurre en el cuarto del Rey de Francia Philip, los 3 hermanos Richard, Geoffrrey y John, entran por separado para conspirar contra el resto aliándose con Philip, uno tras otro se esconden tras cortinas o tapices cuando llega el otro, Philip les sigue el juego mordazmente, hasta que el Rey todo lo destapa... saliendo todos de sus escondites..

 

 

Se rodó en los estudios Ardmore en Bray (Irlanda), Gales, y Francia en la Abbaye de Montmajour, Arles, Château de Tarascon, y Tavasson, Saône-et-Loire, con una gran dirección artística, mostrando a un Rey con vestimentas raídas, comilonas con perros andando entre los comensales, la familia real caminando por el patio embarrado entre pollos y cerdos sueltos, el rey se lava las manos teniendo que romper el hielo de una pila. Todo esto con la estupenda fotografía de Douglas Slocombe, colocando la cámara en el lugar correcto para realzar las actuaciones, sugerentes travellings, sugestivos zooms y muy expresivos primeros planos, todo en un patinado ocre tierra que sabe canalizar sensaciones,... Momentos recordables: Sus turbadores créditos de arranque con el encadenado de figuras de piedra en diferentes poses, recogidas por el director mientras buscaba exteriores por castillos de Francia; La espectacular y lírica llegada de Leonor de Aquitania al castillo, por el rio en un barco, preciosamente filmada, muy operística; La divertida frase del Rey Henry... "Soy el hombre más viejo que conozco. Incluso tengo diez años en el Papa"...Otra lapidaría frase del Rey Henry..."He tenido descendencia pero no hijos"; Los muchísimos enfrentamientos entre los diferentes personajes, sobresaliendo los de la Reina y el Rey. Los recuerdos de Henry II sobre el pasado que le atormenta, sobre su antiguo amor ya fallecido Rosamunda Clifford y los remordimientos por el asesinato ordenado por él del Obispo Thomas Becket; Perturbador cuando el rey Philip cuenta que fornicó con Arturo para poder restregárselo a su padre Henry. Los protagonistas están excelsos, Peter O’Toole, lo encarna con pasión, fortaleza, vitalidad, energía, carisma, fanfarronería, pero dejando entrever fisuras de vulnerabilidad, rey inteligente y sibilino, impresionante la electricidad y gama de sentimientos que le adhiere, un volcán en continua erupción, saltan chispas de emociones y sentimientos, Colosales. Anthony Hopkins, brioso, intenso, iracundo, muy bueno, estaba trabajando en el Teatro Nacional de Londres, necesitó del permiso de Lawrence Olivier para poder rodar el film, a condición que rodara durante el día, y después volara de regreso a Irlanda, Gales y Francia para las representaciones teatrales de la tarde en “Como gustéis” y “Mucho ruido y pocas nueces”, fue su primer papel importante en cine, debuto con pequeño papel en “The white bus”. Nigel Terry hace de pusilánime John de modo algo pasado de vueltas, especie de Quasimodo acomplejado e intrigador, años después encarnaría a un Rey mítico inglés Arturo en Excalibur (1981). John Castle encarna con un gran sentido conspirador a Geoffrrey intentando con sibilina astucia aspirar a algo del poder que le escamotean sus padres. Timothy Dalton en su debut en cine deja impronta de buen actor, manipulador ambiguo de oscuras intenciones, muy buena su aportación.

 

Como curiosidad, hay un anacronismo en el film, tiene que ver con el árbol de Navidad que aparece en el castillo, pues bien, este adorno nórdico no llegó a Inglaterra hasta que no fue traído por el príncipe Alberto, esposo de la Reina Victoria a mediados del SXIX, más de 600 años después de lo que vemos en la cinta. Esta película es una de esas joyas que muchas veces pasan de lado y que no es excesivamente famosa por sus reposiciones en televisión. Pero sin lugar a dudas es una fantástica película recomendable de ver, de la cual se hizo una versión varias décadas después. Y es que cuando la trama es buena, el éxito está casi asegurado. En esta ocasión el director Anthony Harvey fue el primero en dirigir esta historia en la que en pleno siglo XII el rey de Inglaterra reúne unas Navidades a sus tres hijos, su mujer y su amante. La lucha entre los tres hermanos, las charlas llenas de puñaladas entre los dos reyes y la situación peculiar de la amante; harán de esas Navidades una fecha difícil de sobrellevar. En esta ocasión nos encontramos con un reparto de auténtico lujo que regalan unas actuaciones impresionantes y con las que demuestran el enorme talento que ellos tienen.  Peter O'Toole y Katharine Hepburn; dan vida a ese matrimonio de reyes que viven separados porque no se soportan ninguno, pero tampoco pueden dejar de amarse. Impresionantes las frases que dicen sus personajes, las cuales están cargadas de intenciones y que son como auténticas dagas que se clavan en el otro con cada sílaba que pronuncian. Junto a ellos dos jovencísimos actores que con el tiempo se han hecho un hueco en el mundo del cine consagrándose también como grandes. Por un lado Anthony Hopkins uno de los hijos y por otro Timothy Dalton el heredero de la corona de Francia. Ambos están excepcionales, al igual que el resto de actores que regalan interpretaciones que se quedan retenidas en las pupilas. "El león en invierno" es una historia de intrigas palaciegas que engancha desde el principio hasta el fin. Ello es debido a un guión soberbio y a una dirección magistral. A ello hay que añadir un trabajo de dirección artística, como un vestuario muy sobresaliente. Una de esas películas que todo el mundo debe ver para disfrutar de buen cine que sigue soportando el tiempo de manera excelente gracias a la calidad con la que cuenta.

En el fondo, lo que le interesa retratar al director es la ambición de todos los personajes, que se mueven para conseguir hacerse con el poder. Geoffrey, se mueve en las sombras tramando una conspiración tras otra. John en cambio es una persona apocada. Sin duda alguna, el film, como prácticamente cualquiera que esté basado en una obra de teatro, se centra en dos aspectos fundamentales. Primero el guión, prácticamente perfecto, manejando personajes a la vez y retratando a la perfección su personalidad, y su ambición personal. Cada uno, por diferentes motivos, aspira a suceder al Rey Enrique. Mientras éste, se divierte a su manera viendo como todos a su alrededor se pelean por sucederle. En este sentido, los momentos más brillantes son los diálogos que comparten el rey y su reina, ayudado sobretodo por la talla de los actores, entregados a su papel y cuya presencia eclipsan al resto del reparto. Lógicamente lo segundo que hay que destacar son las interpretaciones, el director trabaja de forma estupenda la dirección de actores, consiguiendo que estén perfectamente convincentes, cada uno en la parte que le toca. Una película casi olvidada, que recomiendo ver, pues contiene lecciones muy interesantes de interpretación y sobre como llevar a la gran pantalla una obra de teatro. Sobrio pero magnífico e intrincado drama de ingeniería dialéctica y confabuladora, que se carga de unos nervios y unas tensiones realmente sorprendentes. "El león en invierno" es la adaptación de una obra teatral. Aquí nos encontramos con una familia malsana y perniciosa para ella misma que haya visto en el cine: la familia de reyes. Un lugar donde todos conspiran contra todos por un pedazo de tierra y mar, por un legado, por un título. Un lugar donde el amor es usado como arma de conquista nobiliaria, donde los besos se dan intensamente de lado, los cuernos se exhiben para embestir y las muertes poco importan si de ellas se saca una provincia más. Esto no es una familia, es una auténtica bomba de relojería. Es cierto que el film tan solo se acota a estas familias explosivas dentro del castillo....Es una cinta en la que tan solo se luce el guión y las interpretaciones, pero ¡como se lucen! Cuando uno se empieza a dar cuenta de que lo que está viendo a nivel técnico no es demasiado destacable porque, ya han pasado más de dos tercios del film de manera hipnótica.

 

El guión resulta abrumador y sorpresivo con su inteligente catarata de confabulaciones y confesiones asombrosas. Y las interpretaciones son sencillamente sobresalientes... pero dentro de estas interpretaciones, sigue sobresaliendo Katharine Hepburn y no me canso de repetirlo.... Jamás he visto una interpretación femenina mejor en la historia del cine. JAMÁS. Evidentemente el guión es de tal complejidad interpretativa (donde en cuestión de segundos y con un par de palabras sus personajes pasan de la grandeza a la miseria, del amor al odio, de la conquista a la venganza, donde unos potentes sentimientos esconden aun más potentes resquemores) que solo unos titanes de la actuación podrían estar a la altura, estupendos Peter O'Toole y Anthony Hopkins, pero Hepburn está totalmente grandiosa... es una interpretación para la historia. En definitiva, "El león en invierno" es una obra de culto, son de esas películas que aunque pasen años, sigue  intacta como el primer día, su director aporta toques especiales en su narrativa, y donde sus conspiraciones puede que en todo momento se hagan atrapantes, ya que cuentan con un recóndito libreto y una interpretaciones mas que excelentes

 

 

 

 

La historia de Inglaterra rezuma hazañas que ninguno puede dejar de lado, es historia, que unido al séptimo arte, desemboca en:

 

TODA UNA OBRA MAESTRA DE PRIMERA MAGNITUD.

 

 

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