ESCRIBIDME A:
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EL JUEGO DE HOLLYWOOD
Hollywood es para muchos sinónimo de glamour y magia. Sin embargo, tras su fachada de resplandor fulgurante siempre han subyacido historias de excesos, sueños rotos y toda suerte de escándalos. Son varios los autores que, con mayor y menor acierto, han vertido ríos de tinta con el objeto de mostrar al público la cara oscura de la meca del cine. Algunos, como es el caso de James Ellroy, han optado por la ficción narrativa –con un poso de realidad- para relatar truculentos episodios acontecidos a la sombra de los focos. Otros en cambio, han optado por publicar compendios de relatos con un cierto amarillismo y que, cada cierto tiempo, llegan a las librerías ofreciendo nuevos datos sobre la vida íntima de las grandes estrellas del celuloide. Kenneth Anger, actor, escritor e influyente director del cine underground norteamericano fue el primero en recoger en un libro los trapos sucios de Tinseltown, como él se refiere a Hollywood. Coleccionista infatigable y provisto de un punzante humor negro, publicó dos volúmenes bajo el título de «Hollywood Babilonia», hoy en día convertidos en obras de culto..Luego están los films que hablan sobre el cine dentro del cine y este es el caso de EL JUEGO DE HOLLYWOOD. su director Robert Altman saca a relucir todo su cinismo en esta estupenda comedia satírica rebosante de humor negro sobre los tejemanejes de los más altos directivos de Hollywood, esos que mueven millones a su antojo. Uno de ellos es el encarnado por Tim Robbins, un ejecutivo sin escrúpulos encargado de seleccionar los guiones que al final se llevaran a la gran pantalla y que está con la soga al cuello tras enterarse de que un ex mandatario de la Fox anda detrás de su puesto. Tal situación de estrés se verá aumentada por el misterioso envío de postales que desde hace algunas semanas recibe constantemente y en las cuales se le amenaza de muerte. Sospechando de qué se puede tratar de un guionista resentido, una noche decide averiguar quién es tan molesto admirador y desde entonces sus quebraderos de cabeza no pararán de multiplicarse.
Película dirigida con mano experta, cuenta con numerosos cameos de lujo por
parte de actores, actrices, directores y demás gente del
espectáculo interpretándose a si misma y criticándose entre unos y otros, para
goce y disfrute del espectador.
Cubierto en un manto de acidez y cinismo, el argumento, si bien al final nos
damos cuenta de que esta perfectamente planeado, da giros y giros como un
tiovivo y por momentos corre el riesgo de resultar algo confuso,
hasta que se endereza para recuperar la dirección correcta.
Una cantidad de referencias cinéfilas que harán las delicias del
aficionado al cine mas exigente se mezclan con brillantez con escenas de gran
comicidad y un final insuperable que seguro te dejara con la sonrisa en la boca.
En resumen, "El
juego de Hollywood" supone una criticar feroz al star system hollywoodiense,
donde las trapos sucios quedan en casa con una facilidad pasmosa y donde ser un
tirano es requisito fundamental para triunfar entre mentes corrompidas por el
poder del dinero, el lujo y la buena vida. Robert Altman director de larguísima
carrera, admirable como independiente de un Hollywood que suele comerse el
talento de los que son como él. Sin embargo, son pocas sus películas realmente
redondas y, sin duda, ésta es la mejor, ya desde la secuencia inicial en un sólo
plano de varios minutos.
El argumento trata de cine dentro del cine, destapando las miserias y
rivalidades de este mundo, con un guión sorprendente y de gran originalidad. Hay
mucho cinismo y crítica en la trama, además, si una buena película es mejor si
tiene un buen final, el de ésta es realmente formidable. Como la mayoría de los
aficionados al cine, muchas de mis películas favoritas tratan sobre el propio
cine y sus entresijos. Para mitómanos, sólo por perseguir e intentar localizar y
reconocer a todos los actores, directores, famosos y famosillos que aparecen
brevemente merece la pena verla. Si cuenta con una trama intrigante e
inteligente con grandes dosis de cinismo y autocrítica y unas interpretaciones
redondas, sobre todo la de Tim Robbins, se convierte en una de las mejores
"películas sobre películas" que jamás se han rodado. Como siempre, Altman da un
revolcón a la hipocresía y el puritanismo arraigados en algunos ámbitos sociales
norteamericanos, en especial en el cine, utilizando la ironía, el humor sutil y
el sarcasmo para reflejar el desprecio a los valores más básicos que en realidad
subyace detrás de tanta moralina. En este caso, la única moraleja es que no
ganan los buenos y el tipo sin escrúpulos, cobarde, trepa, traidor y
despreciable se sale con la suya, se hace rico, popular y no se arrepiente de
nada.
¿Es esta la
película que mejor habla del mundo del cine? Sin duda, la respuesta es sí. Con
"El juego de Hollywood" Robert Altman volvió a ser considerado como el gran
director que sin duda era, pero que había estado olvidado en la década de los
80. Esta película narra la historia de este Hollywood que intenta vender
productos banales y al que le importa más el dinero que lo qué realmente
intentan vendernos. Tim Robbins (que borda su papel), es un productor acosado
por unas postales amenazadoras y a partir de ahí la historia da un vuelco que
hace que el espectador sufra por el pobre Mill.
Es increíble ver a gente tan dispar como Nick Nolte, Jack Lemmon o Cher haciendo
de ellos mismos, y en cierta manera, auto criticándose. También he visto en los
títulos de crédito que sale Charles Chaplin pero no he conseguido reconocerlo.
La gran pena de esta película es que la historia aunque ficticia, ocurra en las
productoras de Hollywood, por ejemplo: la Warner Bros no quería producir "Mystic
river" y "Million Dollar Baby" porque creía que no eran buenas
películas....Estaban completamente equivocados....Me encanta el paralelismo que
hace la historia entre la historia del productor y la de la película que están
filmando. Altman fue nominado al Oscar como mejor director, perdió frente a
Clint Eastwood, un premio que nunca consiguió hasta casi un año antes de morir.
Para finalizar decir que Robert Altman pasará a la historia como uno de los
grandes olvidados por la estatuilla más importante del cine, como esos que se
conforman con un Oscar Honorífico: Hitchcock, Peter O'Toole, Cary Grant,...
Desde el primer
plano secuencia, y ayudado más adelante por unos fantásticos cameos, Altman nos
introduce de lleno en el mundo de Hollywood. No obstante, no veo esta película
tanto como una bofetada a la sociedad hollywoodiense, aunque se la merezca, sino
como un fantástico thriller que aprovecha para, de vez en cuando, dejar que su
escenas tengan cierto tono satírico, en especial ese pedazo de inteligentísimo
final, ante el cual no puedo hacer otra cosa que sacarme el sombrero, además de
la escena anterior en una sala de proyección.
Altman domina a la perfección la puesta en escena, centrándose durante gran parte de la película en un Tim Robbins notable, al que el espectador acaba por compadecer, pues la película casi consigue hacernos sentir en nuestras propias carnes la agonía que sufre su personaje, gracias a una banda sonora y una ambientación de matices opresivos, que tienen su momento cumbre en una perversa escena de sexo. Muy recomendable... por la hipocresía, avaricia y falsedad: de Hollywood. El director nos deleita con ésta crítica al mundo de Hollywood con técnica, reparto y un guión que pone los pelos de punta. Nada más empezar la película, el director nos muestra lo que es capaz de hacer con una cámara. Señoras y Señores agárren-se porque los créditos iniciales se presentan con un plano-secuencia espectacular, pues éste nos transporta a los estudios de Hollywood. Aparecen muchos personajes y muchas conversaciones; Todo gira entorno a cine, Hollywood, cine Hollywood. El director consigue transmitir un estrés constante de trabajo en las oficinas y exteriores del estudio que sitúa perfectamente al espectador en éste mundo. Gira alrededor de un asesinato, amenazas, y alguna historia de amor, todo tiene toque Hollywood, hipócrita, falso e incluso sucio. El ritmo no decae en ningún momento, en mi opinión es todo muy correcto. El final es bestial, crítica feroz al cine. Final feliz y al mismo tiempo con un mensaje agrio. Juzguen vosotros mismos. En mi opinión, una gran película que vale la pena ver.
Se trata de un
thriller cinéfilo y coral, finalmente sarcástico e irónico, cuya mayor virtud
radica en el novedoso enfoque que quiere dar Altman al thriller: sin recurrir a
una atmósfera de los 40 ni a un tono nostálgico, lo crea en cine dentro del cine
desde dentro del basurero actual de Hollywood en el que la basura se acumula en
proporción geométrica al celuloide producido. Altman compone una parábola en la
que un productor estresado y narcisista asesina a un guionista enamorado del
cine de "arte y ensayo", resultando la película sugestiva y muy intrigante, un
rompecabezas muy atractivo. Sin embargo, el resultado no puede por menos que
desenmascarar el irónico e inventado final que logra redondear el thriller y
convencer en su sarcástica, cínica o simplemente buscada reivindicación del cine
atemporal/crítica al cine actual americano. Tal es así, que "El juego de
Hollywood" emparienta con el gremio de películas a las que se quiere censurar,
acabando en tierra de nadie. La película rinde en su secuencia inicial un
homenaje a "Sed de mal" de Welles.
Creo que era Godard al que se dolía el cine como gran oportunidad perdida, lo
que pudo haber sido un testimonio feliz sobre la realidad, incisivo y poético,
un instrumento de conocimiento, se había convertido casi exclusivamente en un
negocio fraudulento, mediocre y pueril en manos de mercaderes sin alma, gusto o
escrúpulos. Y eso trata de explicar Altman en esta película, recreando los años
90.,,, El cine está en manos de productores que solo piensan en el dinero. Las
historias son una excusa para hacer taquilla. Los finales, por supuesto, deben
ser siempre felices y los guiones, perchas en las que colgar los vestidos o
trajes de las grandes estrellas. El argumento no importa, el público solo desea
que le engañen, por lo que cualquier asunto sirve para hacer caja si se
empaqueta debidamente.... Aquí hay violencia, sexo, suspense, sentimiento y
esperanza.
Esta película es un juguete que se cuestiona y ríe de sí mismo mientras
discurre, que va ofreciendo lo que cuestiona en sus generosos minutos. A través
del formato de comedia, se desenredan los acontecimientos que sirven de sostén a
una denuncia ácida de la idiocia y desvergüenza de los que dirigen los estudios
de Hollywood. La mirada es acertada y gozosa, la idea es estupenda, la película,
en cambio, se contagia, no se despega de lo que retrata y sacude por momentos es
la misma que la que muestra o vemos. Se pierde entre el sarcasmo feroz y el
humor más leve, entre la intriga criminal y el puro despiece del emporio del
cine, nos mete personajes, situaciones y diálogos que son demasiado evidentes.
En fin, que es un producto mucho más apetecible o rescatable por los necesarios
y certeros dardos que lanza a diestro y siniestro que por el desarrollo de sus
fotogramas, que por la pura narración. Solo con sus variados finales logra
erigirse, alzarse como una película que merece realmente la pena. Muestra una
visión opresora, donde solo se mueven intereses, ya que nadie se maneja más que
por el empeño, la fortaleza, el poder más dominante, y por supuesto el dinero.
Robert Altman
nos regala aquí una de las mejores sátiras de los ejecutivos que en
la sombra hacen y deshacen... una irreverente radiografía de la trastienda del
mundo de los sueños del celuloide, incorporando a la trama varios guiños
cinéfilos ingeniosos. El realizador convoca a más de 60 celebridades en formatos
de cameo, como se rodó en estudios algunos simplemente pasaban por allí y se
apuntaron, demostrando un gran nivel de autocrítica y un hilarante sentido del
humor. La cinta se abre un cuadro de un rodaje, aparece un golpe de claqueta con
el título de la película y del director en ella esto da pie a un magno
plano-secuencia de 8 minutos, homenaje indisimulado a ‘Touch Of Evil’ de Orson
Welles y a ‘The Rope’ de Hitchcock a las que se hace referencia durante la
secuencia, secuencia en la que la cámara se mueve por un estudio de cine, va
saltando de personaje a personaje, espiando charlas, entrevistas de trabajo,
ello para darnos un fresco de los protagonistas y sus personalidades. Griffin
Mill es un ejecutivo de un gran estudio de cine que decide que guión se lleva al
cine y cual no, su mundo se tambalea por dos circunstancias, una es que está
recibiendo postales anónimas amenazadoras de un guionista al que rechazó su
guión, ha desechado tantos que no sabe quién puede ser, el otro hecho es que el
estudio contrata a Larry Levy (buen Peter Gallagher), lo cual ve como un rival
que le puede empujar fuera, Griffin comienza a pertrechar un plan para hacerle
una zancadilla profesional. Con este hilo argumental se desarrolla esta cínica
semblanza de este paraíso superficial con cimientos de barro basada en la novela
‘The Player’ de Michael Tolkin que el mismo guioniza de modo brillante. La cinta
es una constante auto referencia, Griffin llega decir en el film que un relato
hollywoodiense ha de poseer suspense, comedia, violencia, esperanza,
sentimientos, desnudos, sexo y final feliz, sobre todo final feliz, pues bien
eso es la ironía de Altman, pues eso es lo que mete en esta cinta, aunque con el
sello punzante del autor en formato de ambigüedad moral, todo contado con una
mordacidad sibilina penetrante. Es que el relato fílmico tiene momentos de gran
agudeza socarrona, lanzando puyas cruentas a los directivos que mueven los hilos
de Hollywood, con diálogos y frases muy agudas, espléndido cuando Levy dice que
va a una reunión de Alcohólicos Anónimos, no porque él sea uno de ellos, si no
porque allí es donde se cierran los tratos, desternillante la reunión de
ejecutivos, Levy menosprecia ‘Ladrón de bicicletas’ llamándola cine de arte y
ensayo, lo remata diciendo que eso no es cine de verdad, este muestra su
‘revolucionario ideario’, sugiere que los guionistas son dispensables, no
necesarios, se pueden eliminar, para hacer trabajos atractivos solo hace falta
sacar noticias de un periódico, y en un guiño sobresaliente, Mill descubre es la
información de que un guionista, Kahane (buen Vincent D’Onofrio), ha sido
asesinado, y casualidad, el espectador sabe que lo ha hecho un ejecutivo de
cine, gloriosa alegoría de lo que quisieran muchos de los mandamases de
estudios, fascinante. Altman derrocha maestría manejando varios géneros, es como
director de circo manejando varias pistas a la vez y en todas sale airoso, con
escenas rodadas con enorme inspiración, por supuesto el plano-secuencia, la
entes mencionada reunión de directivos, la charla telefónica entre June
(correcta Greta Scacchi) y Mill, este mira de modo voyeurista a través de la
ventana, metáfora sibilina de lo que es un espectador, el encuentro entre Kahane
y Mill, de una tensión cortante asfixiante, los socarrones cameos de famosos,
las dos bufonas visitas de Mill a la comisaría, con una Woopy Goldberg y Lyle
Lovett divertidísimos, ello con un increscendo dramático inteligente, derivando
en un clímax final escalonado que hará las delicias de los más sibaritas
cinéfilos. Tim Robbins como protagonista realiza una actuación magnífica, un
antihéroe manipulador, demagógico, traicionero, temeroso, inteligente,
arrogante, y lo emite de modo contenido si caer en la estridencia, su lenguaje
gestual emociona, una gran interpretación
El
clímax final es de lo más hollywoodiense y a la vez esconde un gran ataque a
este submundo. Primero sucede la escena del reconocimiento en la comisaría de
Pasadena, allí la tensión se puede cortar, con el colofón de que la testigo
escoge a un poli, Griffin Mill queda libre de todo riesgo, la acción salta un
año y vemos el epílogo, el final de una película con grandes estrellas,
protagonizada por Julia Roberts y Bruce Willis y cómo no, Julia es salvada por
Bruce y esta le pregunta que por que ha tardado tanto a lo que este le contesta
que el tráfico estaba imposible, tiene un final feliz, justo lo contrario que
había dicho Mill que Levy que tenía que ser el guión, el arma con el que acabó
con su rival, vemos a Griffin en su despacho rodeado de Oscars, parece ser el
jefe del estudio, sale en su Rolls Royce y de camino a su casa recibe la llamada
de un guionista que le cuenta su argumento. Llevaba muchos años queriendo ver
esta película de Robert Altman de la que solo había oído hablar. Una película
considerada como una de las mejores de la década de los 90, y que retrataba de
un modo cómico todo ese mundo sórdido que se esconde en Hollywood tras una
alfombra roja y espectaculares fiestas llenas de estrellas famosas.
Sin lugar a dudas lo más destacable de
esta película es la cantidad de estrellas que participan. Tim Robbins es el
verdadero protagonista y su trabajo es interesante. Junto a él, Whoopi Golberg y
Peter Gallagher aportan su granito de arena. Pero lo que realmente es curioso es
las numerosas estrellas de Hollywood que participan en el proyecto. Decenas de
actrices y actores famosos que únicamente dicen una frase o simplemente están de
relleno en la escena sin decir nada. Trabajan como extras y mientras uno ve una
escena se da cuenta que de fondo está Cher, o comiendo en la mesa de al lado
Angélica Houston, o tocando el piano Jack Lemmon, o Julia Roberts en una
película en el cine. Así hasta un gran abanico de estrellas. Sin lugar a dudas
esto es muy destacable.
Hoy he decidido enfrentarme a "The Player" y me ha sorprendido para bien. El
mundo del cine dentro del propio cine, con su cinismo, sus trampas y sus
mentiras. Es un argumento más que atrayente, y más si encima estás metido en el
mundo como es mi caso. Me ha recordado a "La noche americana" de Truffaut, pero,
en vez de visto desde el punto de vista del rodaje, ahora nos enfrentamos desde
el punto de vista de producción de una gran compañía americana. A lo mejor, mi
crítica no es muy objetiva. Adoro el estilo de Altman, tan personal y que parece
descuidado. Esas tomas que se acercan y en la siguiente estamos a metros de
distancia. Esos primeros planos en la escena de sexo, donde no hay cuerpos
desnudos, sólo dos caras sudorosas. Tim Robbins está espléndido y Whoopy
Goldberg sorprendente en el papel de detective...Lo siento, pero adoro a Altman
y "The Player" es magnífica, simple y llanamente.
Estupenda película de Altman que desenmascara la cara oculta del negocio del cine en Hollywood.
Una película muy completa, cargada de cinismo y con mordaces críticas entre
líneas al estilo de vida de los profesionales de la industria cinematográfica
norteamericana; que toca muchos palos: comedia, drama, thriller e incluso tiene
momentos deudores del más puro cine negro...Altman construye un retrato de lo
que se cuece entre bastidores de los grandes estudios, haciendo una película
apasionada que rinde pleitesía al cine con continuas referencias a títulos
clásicos.
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Con un arranque algo caótico, Altman va tomándose su tiempo en presentar el
escenario y sus personajes, cosa que consigue magistralmente; y te va planteando
la historia paso a paso, sin prisa pero sin pausa y para cuando se ha
desarrollado la trama, te tiene irremisiblemente atrapado entre el poderosísimo
argumento...Me hubiese gustado conocer algo mas de su confusa mentalidad y de
sus motivaciones personales para justificar su brutal falta de escrúpulos, pero
todo se hace dignamente.
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Una película sólida y notable
con buen final....Cine dentro del cine, todo un gozo para los mitomanos...