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LA JAURÍA HUMANA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"la jauría humana" es una gran película, una disección de la condición humana, donde un bisturí incisivo nos muestra las miserias y a la vez la grandeza del ser humano. con una galería de personajes sin desperdicio y un Brando que no es que llene la pantalla, se sale de ella. La película tiene una vigencia absoluta y debería ser de obligada visión en todos los medios y lugares. Este film muestra la hipocresía que existe en la comunidad en la que vive Brando, con personajes como el banquero que solo sale para molestar a otros personajes y parece el gusano del pueblo, luego están los que intentan matar a Redford.....Es una de las mejores películas de Marlon Brando, con permiso de EL PADRINO y UN TRANVÍA LLAMADO DESEO..

 

 

 

 

Es evidente que en los años 60, Hollywood quiso ponerse al día y olvidarse de casi todo aquello de lo que siempre había alardeado, la América feliz, educada, decente y sin problemas graves. En aquella década que cambió el país y también el resto del mundo, favorecida por el legado de Presidente Kennedy y la lucha de Martin Luther King, entre otros, Hollywood, para no quedar desfasada ante la oleada de cine europeo de maestros como Bergman, Antonioni, Truffaut y otros, decidió volcarse en los problemas sociales del país, y a fe que lo consiguió con la película que comento.“La jauría humana”, es una magistral y durísima película del director Arthur Penn, del productor Sam Spiegel y con guión de la gran escritora Lillian Hellman  Tomando como base una obra de Horton Foote, Lillian Hellman realiza una dramática y fortísima historia de clarísima denuncia social,  Penn, Spiegel y Hellman, no hubieran podido realizar su excelente película, sin contar con la colaboración de Marlon Brando, en uno de sus trabajos mas memorables, así como con un conjunto de actores enormes (Jane Fonda, Robert Redford, Miriam Hopkins, E.G. Marshall, Robert Duvall,  y James fox, Y la magnífica composición musical del maestro John Barry. Es un film que ningún cinéfilo, debería dejar de ver. Grandiosa película. Un impresionante drama claustrofóbico a vueltas con la miseria de una sociedad podrida. Una historia sencilla, pero fiel reflejo de su tiempo, exponiendo todas las miserias y vilezas de los seres humanos.

1.- Ejemplo de la poca estabilidad emocional que puede contener un pueblo cuando todos se integran en una misma causa, formando una jauría humana de degradación moral.

2.- La hipocresía, la lucha de clases, la envidia, aderezado todo con infidelidades, el culto al dinero, todo va embruteciendo el sueño americano, magníficamente retratada a través de los personajes de un pequeño pueblo de Texas en plena fiebre del sábado noche.

3.- La base de la película, la integridad de sheriff un hombre honrado, para defender del linchamiento colectivo de un hombre joven convicto de un asesinato que no ha cometido, y la gran paliza que recibe el primero por no cumplir con los deseos, de aquellos que el creía que eran conciudadanos suyos.

4.-Es la historia de un perdedor, el fugitivo Redfort, que no quiere mal vivir encerrado, maltratado, humillado por todos, tratado injustamente por el pueblo. Y también es la historia del sheriff Brando, honrado y honesto, que marchará del pueblo después de vivir la peor noche de su vida.

 

 

 

Uno de los cineastas más interesantes y dotados de la industria estadounidense de fines de los años 50 y principios de los 60, Arthur Penn tuvo una carrera irregular que a pesar de 13 largometrajes en 31 años nos dejó algunos títulos clave. Uno de ellos es este excelente drama basado en una novela de Horton Foote, en el que el inteligente guión de Lillian Hellman ayuda a desnudar la intolerancia y el arribismo de un pequeño pueblo sureño que se ve convulsionado con la fuga de la cárcel de un joven convicto que ha marcado las vidas de los protagonistas. Por momentos puede parecer que el tiempo no ha sido clemente con algunas situaciones, diálogos y personajes demasiado estereotipados, que en su afán por exhibir la decadencia, el egoísmo y la violencia que esconden los habitantes del pueblo están muy cerca de la caricatura burda y el trazo grueso. Pero la película aún impacta y conmueve por el nervio de Penn, que logra desarrollar una tensión creciente y una atmósfera claustrofóbica que oprimen y angustian paulatinamente al espectador, que no puede evitar conmoverse por la encrucijada sentimental de los personajes o sentir furia por la actitud de los ciudadanos. En el aspecto visual y sonoro, son vitales la bella fotografía de Joseph La Shelle y la sólida partitura de John Barry, y el sentido del ritmo y la precisión de la narración le permiten a Penn manejar a la perfección el tiempo cinematográfico, alargando algunas escenas de acuerdo a los requerimientos de las emociones de sus personajes o agilizando otras para subrayar el desequilibrio que se va apoderando de la trama. Sin embargo, todos estos méritos no serían nada sin la presencia de uno de los elencos más potentes y atractivos de la época, donde hasta el más pequeño personaje está lleno de detalles que lo hacen más real y creíble (salvo quizás los tres matones que desencadenan la tragedia, y el insoportable viejecito que interpreta Henry Hull), y todos los actores parecen estar en estado de gracia, con particulares menciones al conmovedor millonario que encarna E.G. Marshall, la juvenil belleza y emoción de Jane Fonda y Angie Dickinson, la desgarradora madre que encarna Miriam Hopkins, el pusilánime empleado de banco de Robert Duvall, y por sobre todos un inmenso Brando en uno de sus pocos roles relevantes de esa década, intenso y humano como pocos. El y Penn nos ofrecen uno de los momentos más fuertes e inolvidables de sus respectivas filmografías en la dura y angustiante paliza que le propinan al sheriff, en buena medida el clímax de esta cinta que a pesar de los años aún es un buen reflejo de la intolerancia, la incomprensión y la sed de violencia que siempre amenaza con surgir en toda sociedad. Un clásico, cuyo amargo y pesimista final se hace difícil de olvidar que el “happy end” que podrían habernos reservado los productores.

 

 

A menudo me pregunto qué clase de personas son las que acuden a las puertas de los juzgados para abuchear a los acusados que acuden a declarar. Esa gente que grita, increpa, arroja objetos y escupe; esa masa que, arropada en el anonimato, se convierte en una verdadera jauría. Exactamente la jauría humana que describe Arthur Penn en su película. Me cuesta entender las motivaciones de esta gente. Qué clase de alivio les puede producir ese comportamiento. A veces yo siento la misma repugnancia que ellos hacia el sospechoso e incluso la misma seguridad de que es un criminal, pero no se me pasa por la cabeza hacer algo así para descargar mi rabia. Es algo que siempre me ha fascinado. En definitiva, esa misma perplejidad es la que despierta la incomprensible actitud de los personajes de "La jauría humana". Lo que ocurre es que la historia es tan brutal que es inevitable sentir cierta escalofríos... Que de todo un pueblo prácticamente sólo se libren de esa locura y esa irracionalidad un par de personas, mientras las demás son poseídas de esa manera... Por supuesto Marlon Brando está inmenso, como siempre. Más inmenso todavía en tanto que interpreta el único papel, junto con Angie Dickinson, que representa la cordura y la templanza entre tanta bestialidad desatada. Discrepo de los que creen que esto es una crítica a la sociedad norteamericana. La masa es la masa en todas las sociedades y en todos los tiempos: cuando la gente se juntaba para lapidar a un ladrón, o para ver una crucifixión, o a un hereje arder  o a un noble decapitado. Como ahora se juntan a las puertas de los juzgados, o en los campos de fútbol, o en un plató de televisión. La jauría humana no es otra cosa que la masa, esa nebulosa tras la que se oculta el individuo con sus frustraciones personales y sociales, en la que puede esconderse y
arroparse y que sirve de coartada para todo.

 

Excelente ejemplo de como realizar una cinta que perdure, que una vez finalizado su visionado, uno quede helado ante la atronadora realidad, porque así son las cosas, "La jauría humana" no se encarga más que de destapar otra de las salvajes y más oscuras facetas del ser humano, y lo hace de modo formidable, explotando al máximo las capacidades de un guión interesantísimo y, como no, un portentoso elenco donde están los más grandes: Redford, Brando, Dickinson, Fonda, Duvall, etc...Y eso que a mi Arthur Penn no me había convencido habiendo visto algunos de sus otros trabajos como "La noche se mueve", pero la labor aquí realizada es muy buena, no se le puede pedir mucho más, pues sabe como tapar rápidamente los defectos de su propuesta (a saber: un metraje algo estirado, un guión que requería cierta profundización y momentos que podrían haber pecado de un efectismo mayúsculo, pero que están desarrollados con impecable tacto) y ensalzar una obra que requería precisamente el cauce que Penn le otorga, evitando que se tornase un espectáculo gratuito y ofreciéndole el sentimiento adecuado para que uno no se vaya con la sensación de que no le han contado nada, esas sensación de vacío que te invade en algunas ocasiones tras ver cintas que realmente deberían conmocionarte. Como ya he dicho antes, la elección del reparto resulta portentosa, Brando está sobresaliente, como siempre que aparecía en algún film, en especial aquí, interpretando al sheriff del pueblo, también sobresalen las actuaciones de un Redford que, aunque aparece poco, siempre llena con ese porte y esa distinción que le caracteriza, Jane Fonda que realiza un papel bastante bueno, al igual que Dickinson. El film va 'in crescendo' hasta alcanzar ese final desolador y estremecedor, un final que no dejará indiferente a nadie y que, además, logra que la obra alcance su punto, dejando sobre la mesa un contundente y controvertido análisis sobre una sociedad. Arthur Penn nos invita a un viaje por la América profunda, pero desde sus títulos iniciales ya nos deja claro que no será una excursión agradable. Este va a ser un recorrido por un mundo de sudor, bajas pasiones, racismo, degeneración moral y toda clase de "virtudes" que atesoran lo que se viene llamando la buena gente.


 

 

Estamos pues, ante una denuncia total de una idea de América, de la proliferación de armas, del racismo no disimulado y de la confusión que se establece entre la libertad y el libertinaje. Por momentos las imágenes nos retrotraen a la caída del Imperio Romano, a ese mundo que se hundió por muchas causas, pero fundamentalmente el poder cegó a los hombres, convirtiéndoles en animales, por ello no deja de ser curioso que en este caso la traducción española del título sea quizás incluso mejor que el original. Porque esta no es una película que trate de los hombres y sus actos, sino de como los hombres se convierten en animales rabiosos, en una jauría sin raciocinio ni piedad. Una película que explica, en definitiva el origen de esa América de Bush, complacida en rezarle a Dios mientras aniquila a todo aquel que se le oponga. Lo mejor: Un Brando que sólo con su presencia física ya nos muestra todo lo que piensa y siente su personaje. Arthur Penn nos muestra la degradación en sí misma a a través de una serie de ciudadanos que, ante una vida sin sentido, se dedican al vicio y a la violencia como medio de entretenimiento. Toda este enviciamiento alcanzará su clímax con la llegada de Robert Redfrod, un preso fugado de la cárcel que decide regresar a su pueblo donde no dejó gratos recuerdos. Ante éste conjunto de desórdenes, nace la figura de un soberbio Marlon Brando en el papel de Sheriff, el cual intentará establecer el orden y la cordura en medio de esta auténtica jauría humana. Film compuesto por un enorme reparto del que destacaré siempre a Marlon Brando.

 

He vuelto al pueblo tejano en el que viven seres despreciables, borrachos de odio y petróleo, negros acobardados, mujeres desesperadas y un raro ejemplar de hombre íntegro en el límite de la cordura.

He vuelto con la confianza de que algo habrá cambiado desde mi última visita, desde mi última pesadilla, desde mi última huida.

He vuelto, pero todo sigue igual, Y el alcohol alimenta la maldad y la venganza...

 

El tiempo no ha mejorado ni las insufribles relaciones, ni el paisaje quemado, ni el escaso futuro del sueño del sheriff, que sigue encerrando a las buenas gentes para defenderlas de los contribuyentes y de sus juergas sabatinas. Las mujeres con capacidad de amar siguen atadas a la eterna comprensión y los que nacieron sin suerte o sin carácter cayendo en brazos del derrotismo. El dinero tampoco sirve: ni el del padre...E.G. Marshall...porque no te dota de alas para sobrevolar la cloaca, ni el de la chusma que busca calmar la sed infinita en los ríos de whisky o en el sexo. Una vez más sale corriendo, en dirección al desierto, buscando la salvación y esta vez en el fragor de la noche encendida ha podido vislumbrar el nombre del pueblo, rotulado en la entrada, y debajo una cita que le hace honor: "Pierdan toda esperanza quienes crucen esta puerta". El título original de este drama escalofriante es "La caza", tal vez aquí no se utilizó porque Carlos Saura, un año antes, había nombrado así a una de sus mejores obras. Una vez vista esta obra maestra concluyes que con "La jauría" hubiera sido suficiente. Con fría cólera, contenida y seca, Penn disecciona la vida de una pequeña ciudad dedicada con autocomplacencia a la corrupción, la servidumbre, el racismo, la borrachera, el adulterio, el cotilleo y, sobre todo, al odio colectivo a lo diferente.


 

 

A ese variado y compacto coro, el director contrapone la figura del presidiario fugado, que intentará regresar a la ciudad, a encontrarse con su esposa (Jane Fonda). Sobre esa figura escondida proyectará la sociedad sus fantasmas y miserias, apiñándose en torno al objetivo de cazar y eliminar al prófugo. Y contrapone también la de Calder, el sheriff local, de mentalidad insobornable, que intentará a su vez oponerse a la sinrazón y hacer valer la ley. Con lucidez comprende que “la mitad de la población está medio chiflada y sólo desea matar a alguien”. El espíritu gregario se vuelve saña incontenible contra quien no se alinee con el grupo, sea por marginalidad, o por independencia. De gran factura, en esta película se sintetizan las técnicas alcanzadas en el Hollywood de los 60 con los dramas de Broadway, psicológicamente penetrantes y dotados de diálogos fluidos. Forman el personaje coral una completa galería de secundarios: el cacique, la beata, el repelente matrimonio de cotillas paseantes, los diversos cornudos, la mantenida tonta…De entre los protagonistas destacan el sheriff y la esposa del fugitivo,  con una composición apabullante, y Jane Fonda, en el momento de su juvenil belleza. La disposición de coro y protagonistas en escenarios de gran plasticidad, como el cementerio de coches o la casa en ruinas, contribuyen a una atmósfera de tragedia, especialmente amarga en lo implacable de su diagnóstico.

El tiempo no ha pasado en vano para "La jauría humana", la interesante opera social sobre el caciquismo en Texas durante los años sesenta. EL film, con un acertado guión de Lillian Helman, es una obra desigual en la que el director trata de analizar el racismo, la corrupción, la violencia, el choque generacional, la locura colectiva pero acaba resultando algo confusa, como una excelente novela a la que se le han arrancado algunas páginas. A esto no es ajeno el hecho de que los productores de Hollywood,  (tal y como confesó el propio Penn), cortaron algunas secuencias, en particular las atribuidas a Marlon Brando. El filme es hoy el retrato de una época y una sólida crítica de una sociedad. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. No es nuevo, pero Penn  te lo marca a fuego en la piel. Y eso duele. Duele una barbaridad.


"Acabo de encerrar a un hombre que no ha hecho nada, solo para que no lo linchen. No me gusta este trabajo. No quiero que mis hijos crezcan en una sociedad como esta..." -dice el sheriff-

 Grandes guiones, grandes diálogos. Grandes y sencillísimas producciones, sin un ápice de efectismos. Grandísimas interpretaciones y unos pulsos en la dirección dignos de los mejores cirujanos del celuloide.

 

Y por supuesto la película guarda escenas míticas. La paliza que recibe Marlon Brando en la comisaría es una de esas que  están en el recuerdo. Y tiene muchas más, muchas de ellas en los últimos 40-45 minutos de película que son de infarto. Además también cabe destacar la magnífica fotografía, la buena banda sonora y el vestuario. Y por supuesto están las interpretaciones. Entre esas interpretaciones está la de Marlon Brando, que por eso es considerado uno de los mejores. El actor se luce en su papel de sheriff ofreciendo una lección con interpretación con fuerza y desmedido talento. También están especialmente bien E.G. Marshall, Miriam Hopkins, James Fox y Angie Dickinson. Y Robert Redford, Robert Duvall y Jane Fonda .....Y comenzó los años 60, la América feliz y decente nunca se vio retratada con tanta ferocidad. Penn incide firmemente con su bisturí sobre la América profunda, una visión perturbadora y violenta de la actitud de las personas, mostrando la miseria del ser humano. EE.UU atravesaba por una convulsa etapa social y política: Kennedy, Luther King, movimiento hippie.... Detrás de esta cortina social Penn indaga en la América, asestando un golpe en el estómago a la sociedad mostrando la ferocidad, la violencia y la ambición, tan propios del ser humano y tan latente en la América Profunda del pasado siglo XX. La trama es genial...Bubber es un recluso que se escapa de la prisión y se ve envuelto en un desgraciado accidente mortal, sin salida decide volver a su pueblo. Esto sacudirá a todos los habitantes. La mayoría del pueblo querrán cogerlo y ajusticiarlo, a su manera. Pero para evitar todo este disparate, para poner la ley y el orden en su sitio está el Sheriff que con la ayuda de la mujer de Bubber, Anna, querrán evitar el linchamiento de todo el pueblo.


 

 

Es un impresionante drama que saca lo peor de la sociedad... La hipocresía y la lucha de clases se mezclan con la infidelidad, la naturaleza salvaje y el poder del dinero. El sueño americano como telón de fondo. El guión es una pequeña maravilla, Penn va tejiendo las líneas con paciencia, marcándonos a cada personaje, mostrando poco a poco cada gesto y cada faceta con suma paciencia; señalando lo paradójico, patético y bárbaro de estos seres. La historia reúne un compendio de detestables personajes que habitan ese repugnante pueblo, en el que la ambición, o el racismo pueblan las mentes de estas personas; destapando la faceta más oscura de las personas. Es un duro relato retratado magníficamente... Todos los actores brillan de tal manera que sin lugar a dudas crees y sientes que son parte de esa masa salvaje. Resultan tan veraces que duele ver sus acciones, sus consecuencias. A veces la sensación de impotencia es enorme. La actuación de Brando es portentosa, tiene un magnetismo que atrapa. Da sentido a cada una de sus palabras. Su personaje honesto y decente es el contrapuesto perfecto a esa panda de chulos con pistolas. Aquí la valentía no se mide por la cantidad de enemigos si no por las veces que te levantas y luchas contra ellos.

Pero en esta película no solo hay violencia, también hay cabida para el amor y ese trío que forman Anna, Bubber y Jake. Reproches de miradas y palabras, que sumergen las acciones. El tiempo no perdona, y las oportunidades pasan. el, director refuerza el poder narrativo acabando en una última parte espléndida, donde se cruzan todos los elementos, desembocando en un final desolador. La jauría humana es mucho más que una excelente película, es una película inolvidable. Puede verse de nuevo y disfrutarse como la primera vez. En su momento fue muy polémica, denostada, acusada de ultraviolenta, de degenerada... y sin embargo fue precursora de muchas otras historias, su violencia explícita, que hoy nos parece puritana, su insinuación del sexo, la crudeza y profundidad de los temas mostrados (racismo, violencia, adulterio, clasismo, corrupción, frivolidad...) hacen de Arthur Penn un precursor, y de la película una historia que nunca pasará de moda.

Nunca vimos a Jane Fonda más atractiva, ni probablemente más actriz; qué decir de Marlon Brando... inefable. Con razón dijo Jack Nicholson, cuando murió M. Brando:

 

 !! Ahora "TODOS subimos un puesto en el escalafón de Hollywood".

 

Estoy de acuerdo, aquí volvió a mostrar quién era el más grande.

 

UN FILM BRILLANTE

 


 

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