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LOS INSACIABLES
El ambicioso Jonas Cord codiciaba la fama, la fortuna e incluso a la joven y bella esposa de su padre. Cuando éste muere, Jonas se propone conseguir todo lo que ansía. Pero Rina Marlowe, la famosa estrella de cine que cautiva a millones de hombres en todo el mundo, no será presa fácil. De carácter indómito y sensualidad cautivadora, su vida privada nada tiene que ver con la imagen de cuento de hadas que ofrece desde la meca del cine. De la industria aeronáutica a los estudios de Hollywood, de Nueva York a Los Ángeles, la historia de Rina y Jonas es la historia de una pasión ardiente, de una ambición desmedida y sin freno que les llevará a construir un imperio amasado con escandalosos titulares de prensa y con la sangre de sus enemigos: sólo para demostrar que el dinero, el poder, la venganza y la fama internacional no son suficientes. Una de las mejores películas sobre el mundo del cine, el poder, la ambición humana y la autodestrucción. Un billete de ida y vuelta a la primera mitad del siglo XX de la mano de un extraordinario director, cuyo guión está inspirado en la vida de personajes como Howard Hughes, Jean Harlow y Joan Crawford a los que el autor del libro conoció personalmente. Es un relato minucioso de la industria del cine y de los años dorados de los estudios de Hollywood. Narrada de forma muy original, en primera persona desde el punto de vista del protagonista y en tercera por parte de los otros cuatro personajes que se relacionan con él, describe de forma extraordinaria la situación en Estados Unidos entre los años 20 y los 40, la primera mitad del siglo XX, desde la Gran Depresión hasta la segunda guerra mundial.
Cine dentro del cine. Una exitosa historia escrita por un hombre que quedó huérfano siendo niño, pasó largo tiempo entre calles y orfanatos… hasta que se hizo millonario vendiendo azúcar. Tras perder su fortuna, marchó a Hollywood donde, retando a un directivo de la Universal, decidió escribir una novela: “No serás un extraño”, en la que narra sus experiencias en el orfanato y pronto se convertiría en un imparable récord de ventas. A ésta seguirían una veintena de obras, la mayoría exitosas y llevadas al cine, sobresaliendo "The Carpetbaggers" (Los Insaciables), por su gran fuerza narrativa y la construcción de unos personajes que dan cuenta precisa de ese extraño, fascinante, complejo y a la vez deplorable mundo del poder. Su nombre:
Harold Robbins.
En esta rutilante versión cinematográfica, con guión de John Michael Hayes y realizada por Edward Dmytryk, con toda la solvencia que requería un proyecto de este tipo: ambientes de lujo de los años 1930, música esplendorosa, fotografía en color y un gran reparto... Es la carrera de un hombre que nos recuerda, inexacta, pero intencionadamente, al multimillonario Howard Hughes, está plasmada con una vigorosidad que se mantiene de principio a fin, y con unos personajes que impone un efectivo marco a una clase social oportunista y el afán por el dinero, con una capacidad brutal de pisotear a quien sea con tal de salirse con la suya. Lo más apreciable en este ambiente es que, Dimytryk, refleja un justo aprecio por sus personajes y les dan los mejores argumentos para explicar sus actos, para entender sus salidas en falso y para que consigamos verlos como lo que realmente son: seres enormemente frágiles, hábiles para hacer y para hacerse daño, y capaces de conseguirlo todo, ¡absolutamente todo!… excepto la felicidad.
George Peppard, recrea a un hombre con una personalidad, en principio, envidiable: definido, frentero, con objetivos claros, dispuesto siempre a tomar la rienda y a asumir con firmeza las consecuencias de sus actos... pero, quien también carga con una inevitable y pesada sombra: pasa por encima de quien sea, se deshace sin ambages de quien no le sirve o deja de servirle, es machista y promiscuo... y tiene una ambición de poder que no conoce límites. “Hacerse dueño del mundo”, cabe entre sus propósitos. En el reparto le acompañan: Carroll Baker, Alan Ladd, Elizabeth Ashley, Robert Cummings…Con, <<LOS INSACIABLES>>, Estamos ante un filme brillante que sobrecoge e impacta. Es una película de 1964. Fue la más taquillera de ese año. Obtuvo críticas sensacionales y trata de una biografía disimulada de Howard Huges basada en una novela de Harold Robins... Un sobresaliente estudio de las relaciones humanas en la corrupción en el mundo del cine. Dirigida con mano firme por Edward Dimitrick, consigue un film intenso y ardiente con un insuperable George Peppard como el insaciable, Jonas Cord...magnate del cine y la aviación, un patético Alann Ladd en decadencia adecuado como Max Sand y la bella y eficaz Carroll Baker como Rina, inspirada en Jean Harlow. La fascinante música de Elmer Berstein acompaña e ilustra el film convincentemente de la Paramount. Edgard Dimitrick plasma su infierno en la caza de brujas del nefasto senador McCarthy con crudeza y realismo. La película refleja formidable la tensión que estalla en la brutal pelea de Jonas y Max Sand, para mi una de las peleas más convincentes de la historia del cine. La sombra de la caza de brujas es alargada. Lo mismo que la del ciprés, Y todavía alcanza a Edward Dmytryk, visto lo visto. Solo así se explica las críticas positivas que tuvo la película y que supuso para los Estudios Paramount un gran éxito de taquilla.
Esta es una película mas de esas que tratan el cine desde dentro pero lo hace, no desde la óptica del cine y su mundillo, sino desde la esfera del dinero que llama al dinero, del dólar que confiere el poder, la gloria y las mujeres. Se ha dicho que guarda cierto paralelismo con la vida de Howard Hughes. Y ciertamente algunos de los personajes están claramente "emparentados" con stars cinematográficas de los 30. Es clara la relación de Rina con Jean Harlow, el rubio platino incluso y se habló de la posibilidad de que el papel de Martha Hyer fuese el equivalente a Joan Crawford. Sin embargo, y en mi opinión, el film no precisa de estas semejanzas para convencer... Ese lado oscuro del protagonista que condiciona su actitud de defensa agresiva y sus planteamientos negativos y fatalistas ante el concepto de familia estable, condicionan el film. El espectador se contenta con millonarios pisoteando al personal, con mujeres envueltas en visones y con una colección de perlas gramaticales a diestro y siniestro. No es preciso que en el fondo sean buenos. Papel que ni pintado para George Peppard, actor que tal vez hubiese despuntado de no haber sido porque en aquellos años había otro, al que todos recordamos, como fué Brando que daba idéntico perfil, pero este último tenia una calidad superior. Por último, mencionar a Alan Ladd, nuestro recordadísimo Shane, quien fallecería poco después, victima de una mezcla de tranquilizantes y alcohol. Era un buen actor de cuantas películas hizo y así es como yo lo recordaré.
Es la película viene todo rodado para que la figura de Jonás nos asombre a velocidad de vértigo hasta que llegue el desenlace, y entonces podamos respirar. Y consigue un gran ritmo porque tiene el gusto de las grandes producciones que no escatiman en gastos, pródiga en lujos en la que el tiempo no cuenta. Es un drama de los de antes, a lo grande, es la historia arrolladora de un potentado, inspirado en la figura de Hughes, cuya vida va pasando a lo largo de los años, y bastantes, pero en fogonazos, en instantes que cuentan y en tiempos muertos como agujeros negros de la inexistencia en los que nada pasa pero el tiempo pasa. Todo está tan concentrado en la vida de Jonás y el tiempo se detiene para los demás personajes cuando no están con él. Si Jonás deja a una rubia medio desnuda en la cama y se marcha, en la próxima escena que le toque aparecer junto a la rubia, aunque se suponga que hayan pasado meses, la rubia aparecerá levantándose de la misma cama para servir un whisky y seguirán la conversación donde la dejaron. Pero se consigue el efecto deseado, el ritmo vertiginoso del que avanza a bocados por la vida engulléndolo todo y a todos. Y además conecta con la idea del espectador del triunfador, del águila de los negocios, del que no se detiene por nada y juega siempre a ganar, así que Jonás, sea lo que sea, es un tipo a admirar al que no señalaríamos con el dedo con desprecio o con envidia, aunque sin duda levantaría muchas ampollas a los de siempre...George Peppard fue capaz de afrontar el reto, pero hay que detenerse, vuelvo a repetir en la figura de Alan Ladd, uno de los grandes galanes que fallecería poco después. Aquí interpreta a un viejo vaquero llamado Max Sand, alias Nevada Smith, cuya vida fue llevada dos años después al cine por Henry Hathaway en un film titulado Nevada Smith e interpretada por Steve McQueen. Siempre los grandes crean inolvidables personajes.
El magnífico director Edward Dimytryk rodó este drama, con un reparto excelente donde podemos ver al actor Lew Ayres, con unos cuantos años más que en el papel del doctor de Belinda... pero quién brilla a lo largo del film es George Peppard, pues la película fué para él y con un resultado bastante positivo, junto a tres actrices que cumplen muy bien sus papeles, dotadas de gran belleza. A pesar de su larga duración, tiene bastantes saltos en el tiempo narrativo, pero se sigue con mucho interés debido al buen guión y a su argumento, que nos muestra, la soberbia, el despotismo y la ambición desmesurada del ser humano cuando ha perdido todos los valores más esenciales, y sólo busca su éxito personal a cualquier precio. Muy recomendable su visión, pues pertenece a aquella época dorada de Hollywood donde se producían películas que marcaron un estilo y una capacidad que impactó en todo el mundo. «Los insaciables» nos muestra el mito típicamente norteamericano del hombre hecho a sí mismo. Aunque el protagonista Jonas hereda una buena posición económica, es su trabajo, esfuerzo y falta de escrúpulos lo que lo convierten en un verdadero magnate que domina todo a su alrededor. El éxito a cualquier precio frente a la debilidad del fracaso. Repito que esto es muy de Estados Unidos y yo como europeo lo veo todo con bastante asombro. Está bien ser rico, pero el dinero no te va hacer mejor persona. Lo que te define no es lo que tienes. De ahí que en realidad Jonas sea un desgraciado, un tipo inmoral, demasiado malvado en esencia, un señor del que es mejor huir....
George Peppard tiene una cara y ojos perfectos, pero seamos menos superficiales y tengamos la dignidad suficiente de hacernos respetar al margen de la belleza de los actores, que no es precisamente el interés de este notable film...Y no lo digo por hacerme respetar, no, qué va; al menos que no te griten, o te desprecien como a una colilla vieja. Digo yo.....aquí la mujer americana, sea más o menos decente, demostrará una vez más que es el último mono y defenderá un concepto del amor que consiste en aguantar por si debido a algún milagro del destino, un hombre así se cruza en su camino. Los insaciables cuenta con una buena factura técnica y a pesar del largo metraje no se hace pesada en ningún momento. Su mayor problema, junto a los personajes femeninos, es que se trate de justificar al protagonista como si tuviéramos que sentir pena por él, y eso es un poco después de todo lo que hemos visto..Lo cierto es que Jonas tenía un hermano gemelo loco que murió y el miedo a heredar la locura de su hermano lo hace ser como es... Nadie como el escritor Harold Robbins para rizar el rizo en sus manuscritos. Algunas películas tienen la suerte de pasar a la historia del cine y ser conocidas por todos. Otras películas como “Los Insaciables” han tenido algo mayor y es que han pasado a que se acreciente nuestra admiración por ese cine que ya no se hace desgraciadamente.
Normalmente conectamos con los protagonistas de una forma u otra, pero el caso que nos ocupa es diferente. El protagonista es un hombre ambicioso y, como bien dice el título de la película, se vuelve un insaciable. Aborda todo tipo de negocios desde la aviación al cine y todos con enorme éxito. Sus ansias de poder, su falta escrúpulos son constantes en su vida. En ningún momento tratan de que nos caiga bien, simplemente es una persona inteligente pero parece que no quiere a nadie. En el fondo está vacío por dentro, intenta llenarlo aumentando su patrimonio y generando nuevas ideas de negocio, pero nada le satisface. El final Made in Hollywood tiene un lapsus apenas perceptible, cosa que el director debió pensar lo mismo puesto que, a la ambición sin límites de Jonas Cord le falta un detalle mas sonoro y brutal... emular el grito final de Brando en "Un tranvía llamado deseo". La película aparece como la cuarta más taquillera del año en los Estados Unidos... Se trata de un drama de factura muy clásica, claramente inspirada en la figura de Howard Hughes, sin que tampoco se pueda decir que sea biográfica, pero que a todo mitómano interesa, siempre con bellos planos de Carrol Baker, y eso... estimula.
Dicho esto, la película nos lleva a los años veinte y termina a finales de los treinta... Con Carroll Baker o Martha Hyer ni se molestan en disimular que van como en los sesenta. Pero bueno, no es un defecto de la obra, sino que éste reside en que es un reflejo de una mentalidad profundamente americana, es decir, liberal, encarnada en el feroz empresario Jonas Cord (George Peppard), el más inteligente, el más duro y el más cínico. No todos sus personajes se mueven por esa ambición suya de dinero y poder, sin escatimar en nada, ni en nadie, pero a todos les parece bien o el menos no lo penalizan porque creen que ¡esa es la actitud correcta! Es su cultura. Y lo peor, ellas además lo aman. George Peppard, es un verdadero impresentable y ante él las mujeres, especialmente la suya, se muestra tal y como son...INSACIABLES. El ambicioso Jonas codiciaba la fama, la fortuna e incluso a la bella esposa de su padre. Jonas se propone conseguir todo lo que ansía. Pero Rina Marlowe, la famosa estrella de cine que cautiva a millones de hombres en todo el mundo, no será presa fácil. De carácter indómito y sensualidad cautivadora, su vida privada nada tiene que ver con la imagen de cuento de hadas que ofrece desde la meca del cine. De la industria aeronáutica a los estudios de Hollywood, de Nueva York a Los Ángeles, la historia de Rina y Jonas es la historia de una pasión ardiente, de una ambición desmedida y sin freno que les llevará a construir un imperio amasado con escandalosos titulares de prensa y con la sangre de sus enemigos: sólo para demostrar que el dinero, el poder, la venganza y la fama internacional no son suficientes. Una de las mejores novelas que se ha escrito sobre el mundo del cine, el poder, la ambición y la autodestrucción. Un billete para ir de la mano de Harold Robbins, un extraordinario narrador de historias.
“Uno de los cinco escritores con más best sellers del mundo… Sus personajes tienen el calor de la vida”.
“Harold Robbins consigue atrapar a los lectores en capítulos llenos de suspense y emoción, plagados de personajes excéntricos."
“Las novelas de Robbins están llenas de acción, sustentadas a su vez por un fuerte impulso narrativo, adquieren vitalidad por sí mismas y están llenas de colorido, todo ello se funde con el film de un director mas que reconocido y nos abre la puerta para entrar en el mundo del cine, con entusiasmo, admiración y respeto."
Ellos...los insaciables...nosotros solo amantes del cine de culto y mitómanos recalcitrantes.