EL SILENCIO DE LOS CORDEROS
 

 

 



 

 

PROLOGO

de

Oscar Blásica

Escritor, amante del cine, buen amigo y residente en EE.UU

 


En honor a la verdad, son pocas las obras cinematográficas que se graban eternamente en la memoria de todo buen amante del séptimo arte. De todo aquel cinéfilo que posea una retina exquisita, que sepa apreciar con nobleza de alma la majestuosidad que se va desarrollando frente a sus ojos. Y hago mención de ello por que se me brinda nuevamente la oportunidad, y el honor, de levantar el telón y sumergirnos -de lleno - en la semblanza de esta monumental obra maestra.
Mi querido amigo Juan, antes de empezar a deleitarnos con lo mejor de su pluma, deseo reiterar mi agradecimiento eterno no sólo de parte mía (y aquí me tomo la libertad) sino de todos los que disfrutamos inmensamente de sus coloridas y hermosas remembranzas con lo mejor que nos ha dejado ese mundo alucinante y maravilloso, que no es otro que el cine.
Gracias a tí, y a Cineparaiso, podemos revivir mediante la lectura de tu prodigiosa creación las imágenes, los recuerdos más bellos y evocadores que nos generan las películas en mención; podemos escapar de este mundo hostil y adentrarnos en aquellos largometrajes que nos dejaron su sabor a miel., su perfume encantador..., un aroma tan delicioso!, capaz de hacernos regresar en el tiempo..., incluso muchísimo antes de nosotros haber nacido.
Thomas Harris escribió, sin lugar a dudas, una novela intensa y a la vez tan encantadora que sólo un inigualable interprete de las tablas y las cámaras como lo es Anthony Hopkins pudo dar vida al brillante, siniestro psiquiatra de inolvidable nombre... Hannibal Lecter.
Démosle la bienvenida al maestro Juan Sanchez De Toro; cinéfilo de pura sangre, amante obseso de lo mejor de la pantalla grande y al cual tengo el placer de leer, una y otra vez, sus exquisitas obras de arte plasmadas en nuestro incomparable Cineparaiso.
Amigo mío, Damas y Caballeros, dejemos ahora que pasen... y hablen los corderos.
 

 

 



EL ARGUMENTO


 


La película comienza con una conversación entre Clarice Starling, una joven agente del FBI, y Jack Crawford, cabeza de la división del FBI en perfiles psicológicos de asesinos en serie. Starling es encargada de presentar un cuestionario al psiquiatra Hannibal Lecter, confinado en el psiquiátrico Baltimore por crímenes de canibalismo. El motivo para este encuentro es el asesino apodado como Búfalo Bill, responsable de las muertes de varias jóvenes adolescentes, y del que Starling debe sacar su perfil psicológico y sus datos mediante la colaboración de Lecter... Este se muestra educado y cordial con Starling la mayor parte del tiempo, aunque a lo largo de la conversación le lanza repetidamente provocaciones muy sutiles a su personalidad, valiéndose de una mezcla de palabras bien escogidas y expresiones faciales y corporales aparentemente engatusadoras. Hasta que Starling le devuelve lo que pretendía hacer en su contra, momento en que rehúsa ayudarla en el caso. Sin embargo, cuando uno de los presos ofende gravemente a Clarice mientras se va, Lecter cambia abruptamente de parecer y le da una pista para que siga investigando, tras lo cual ella abandona rápidamente el lugar, pues los demás presos han enloquecido. Posteriormente, la quinta víctima de Bill es encontrada, y Starling se queda con Crawford durante la autopsia. Esta indica que había sido asesinada pasados tres días desde su captura. Al examinar la boca de la joven asesinada, ambos encuentran dentro la crisálida de una mariposa. Starling lleva la crisálida a unos entomólogos, que la identifican la mariposa cabeza de muerte, cuyo hábitat se limita a algunas zonas de Asia y los Estados Unidos. En Memphis, Tennessee, Catherine Martin se dirige a su casa en coche cuando es engañada y secuestrada por Bill. Cuando su madre, la senadora Ruth Martín, se entera, cunde el pánico. Starling vuelve con Hannibal Lecter y le ofrece un trato: si él le aporta información relevante para atrapar a Bill y rescatar a la chica, la senadora Martín transferirá a Lecter a una nueva institución, donde podrá gozar de más libertad, de paseos en la playa y de una ventana con vistas al exterior. Lecter, no obstante, le propone otro trato a Starling, que ella deberá responder preguntas privadas y él le dará a cambio respuestas sobre Búfalo Bill.

El trato es aceptado y Lecter comienza haciéndole preguntas a la agente sobre sus recuerdos de la infancia y la muerte de su padre. Después, Hannibal le explica que lo que Bill busca es cambiarse a sí mismo, y que es presa de una obsesión que le hace creer que es transexual, lo cual se refleja con la metamorfosis de la crisálida de mariposa. Poco después, añade que Bill no nació criminal, sino que se convirtió en ello al sufrir años sistemáticos de abuso, y que probablemente la búsqueda de cambio se debe al odio que siente por sí mismo. Mientras tanto, se revela cómo el doctor Chilton, administrador del psiquiátrico, ha estado escuchando en secreto la conversación entre Lecter y Starling. Chilton le advierte a Lecter que la propuesta de Crawford es mentira y le ofrece una nueva: si revela la identidad de Búfalo Bill, será transferido a otro psiquiátrico, pero solo si Chilton obtiene créditos a cambio de ello. Lecter insiste en que únicamente proporcionará esa información a la senadora en persona, y Chilton acepta. Sin que el médico lo sepa, Lecter ha conseguido ocultar su bolígrafo con hebillas, que posteriormente utilizará. Cuando llegan a Tennessee, Lecter se divierte a costa de la senadora, entreteniéndose con la angustia de la mujer, pero al cabo del tiempo decide dejarle el nombre real de Bill: Louis Friend, que es en realidad un acertijo que Clarice comprende. Con esta nueva información, el FBI emprende de nuevo la búsqueda de Bill para salvar a Catherine.


Al día siguiente, Starling y Lecter mantienen una nueva conversación, donde la agente le cuenta una anécdota de su infancia, cuando una noche, en el rancho de su tío, se levantó al oír gritos de los corderos destinados al matadero e intentó frustradamente salvar a uno. Hannibal le pregunta si aún sigue oyendo esos lamentos, y si cree que salvando a Catherine logrará acallarlos. Antes de que ella pueda responder, Chilton aparece para prevenir que Lecter pueda aportar a la agente datos de Bill, y Starling es conducida hasta la salida. Esa misma tarde, Lecter pide de almuerzo chuletas de cordero. Usando solo la hebilla del bolígrafo que tiene camuflada en la mano, consigue escapar del psiquiátrico, acabando con los dos oficiales encargados de supervisarle y fingiendo ser uno de ellos vistiéndose con su ropa y arrancándole la piel facial para usarla a modo de máscara de modo que simule estar herido y así ser evacuado. Cuando el resto de policías se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde. Más tarde, la compañera de Starling le cuenta que han encontrado la ambulancia en la que Lecter escapa con el personal sanitario muerto además de a un turista también asesinado a quien le ha robado el dinero. Sin embargo, Starling la tranquiliza, pues no teme que ella sea el objetivo de Lecter. Mientras, Starling es enviada por Crawford a la casa de la primera víctima de Bill: Frederica Bimmel, en Ohio, donde se entera de que Bimmel era costurera. Las prendas del armario de la joven asesinada tienen parches idénticos a la piel arrancada de la última víctima de Bill. Starling entonces deduce que lo que Bill busca es transformarse a sí mismo en mujer tejiendo capas de piel superpuestas entre sí. De inmediato telefonea a Crawford, quien le informa de que la teoría de la transexualidad coincide con uno de los casos del hospital Johns Hopkins: Jame Gumb, a las afueras de Chicago. Tras la llamada, Starling continúa entrevistando a los amigos de Bimmel. Stacy, una de sus amigas, le comenta a la agente que Bimmel trabajó una vez para una mujer llamada Lippman. Cuando Starling va a la casa de Lippman y llama a la puerta, contesta un tal Jack Gordon. Starling entra y es entonces cuando ve una esfinge de la calavera volando en la casa a su alrededor posándose sobre unos ovillos de costura; justo en ese instante comprende que se encuentra tras el psicópata. Sin saber qué hacer, le pide usar su teléfono y, cuando este mira para otro lado, la agente saca su arma e intenta arrestarle. Bill, sin embargo, consigue desasirse y huye. Al perseguirle, Starling encuentra a Catherine encerrada en un pozo abierto y pidiendo ayuda. Antes de que Clarice pueda hacer nada, las luces se van y dejan a la agente sumida en la oscuridad. Gumb, valiéndose de unas gafas de visión nocturna, surge tras Starling y prepara su pistola. Al oír el sonido del martillo de la pistola, Starling se vuelve rápidamente y dispara a Gumb, que cae muerto. Finalmente, Starling rescata a Catherine y llama al FBI. Durante su graduación de honor como agente especial de la Academia del FBI, Starling recibe una llamada telefónica de Lecter, quien quiere saber si los corderos han dejado de gritar. Asustada, Clarice trata de averiguar dónde se encuentra Lecter, ya que teme que la vaya a buscar, pero Lecter le dice que no se preocupe, pues el mundo es más interesante con ella y que le agradecería ser correspondido de igual forma. a lo cual Starling responde que no puede prometer lo mismo. Entonces Lecter se despide diciendo que un viejo amigo le espera para "cenar", tras lo cual cuelga, dejando a la intrigada Starling al teléfono. Finalmente, se muestra a Lecter en un país afroantillano a donde acaba de llegar en avión el doctor Chilton, quien algo angustiado está pidiendo medidas de seguridad al policía que le recibe, al tiempo que se ve a Lecter caminando lentamente hacia él a cierta distancia.

 


Ya han pasado 25 años desde que Jonathan Demme adaptara El silencio de los corderos, una novela de terror escrita por Thomas Harris que en pantalla se convirtió en todo un hito popular. Ya han pasado muchos años desde que viéramos por primera vez a ese Hannibal Lecter terroríficamente bien interpretado por Anthony Hopkins. El rostro del actor se convirtió en el protagonista de las pesadillas de toda una generación. Ya ha pasado tiempo desde ese primer “Hola Clarice”… Espera ¿realmente alguien decía en la película “Hola, Clarice”?. El magnífico actor Anthony Hopkins siempre tendrá mucho que agradecerle a esta película, pues sin duda gracias a ella, se ha ganado la inmortalidad en la historia del cine. Y es que "El silencio de los corderos", que ya de por si es una gran obra, siempre será recordada por la magistral interpretación de su actor masculino protagonista. Pero hay mucho más en esta trama, la cual es una adaptación del libro de T.Harris. Jodie Foster tampoco se queda atrás en sus registros interpretativos y esa colosal contienda entre ambos personajes, es lo que hace principalmente elevar tanto las cotas de este trabajo de Jonathan Demme. En el film se pueden encontrar grandes dosis de intriga, suspense, de misterio y por encima de cualquier cosa, unos diálogos geniales y una historia perfectamente llevada desde su principio hasta su fin. Si además el final no desmerece en absoluto, pues nos encontramos ante una extraordinaria película en todos los sentidos, ante la cual, lo mejor que se puede hacer es disfrutar. Para mí forma parte de la historia del cine, con escenas y pasajes inolvidables, así que si piensan así, no dudéis en tenerla entre sus favoritas y recomendarla.

La justa recompensa y también sorpresa en la ceremonia de los oscars la catapultaron a formar parte de la historia del cine, pero también a convertirse en un producto de consumo. Al formar parte de la videoteca personal junto con otros títulos digno de mención en el crepúsculo de los dioses. A desprenderla de esa etiqueta de "cult movie" que tendría si los pronósticos se hubiesen cumplido. ¿Pero hay alguien que no la haya visto todavía?... Simplemente Jonatham Demme y Ted Tally desde sus títulos de crédito nos adelantan lo que vamos a ver: una mujer brillantísima que consigue todo a base de sacrificio, arrojo y esfuerzo. La soledad que le rodea y que le hace sentirse "diminuta" en un mundo de hombres. La ropa que luce en todo el filme, dos tallas más grande, así lo demuestra. Lista como un demonio. Capaz de mimetizarse y lidiar con su jefe a modo de trepa, con un baboso con mucha pluma que intenta ligársela y sobre todo con el asesino más sádico y caballero de la historia en unas secuencias que han creado escuela. Clarise guarda un as en la manga. Un golpe de efecto que da título al filme y posiblemente la razón por la que una mujer tan fría como ella no se convirtió en lo que hay al otro lado del cristal o encerrado un sarcófago. La elección de los tres personajes principales: Clarice Starling, Hanibal Lecter y Búfalo Bill. Los tres con ojos azules, no es mera coincidencia. Cuentan que mucha gente abandonó la sala de cine en EEUU en la secuencia de la autopsia. Que fue uno de los filmes estrenados en salas comerciales más provocadores en su momento.

 

Que ningún censor a golpe de tijeras evitara que la versión inicial no prevaleciese. De ahí tal vez que no me parezca un filme con sabor clásico. Tiene suficiente fuerza para perdurar dentro de cincuenta años, por conseguir las mismas y controvertidas emociones desde su estreno.

 

"El silencio de los corderos" se convirtió en todo un referente para numerosos films que intentaron repetir la fórmula sin asomarse de lejos al mismo resultado. Pero aunque han pasado muchos años, queda el esqueleto de un guión brillantísimo resuelto con elegancia por Demme y con dos pedazos de actores dispuestos a “comerse” el mundo. La favorita de ese año en la entrega de prmios fue "J.F.K.: caso abierto", pero pagó los platos rotos y fue devorada vivita y coleando.... Como le gusta a Lecter. Cuando pienso en el "Silencio de los corderos", aparte de que es un film de culto y posiblemente el thriller más relevante y popular de los noventa que triunfo contra todo pronóstico, lo primero que me viene a la cabeza es la escena del manicomio en que Miggs, el vecino chalado de Lecter, riega a la agente Starling con cierta sustancia de elaboración propia. Como cambian los tiempos, lo que por aquel entonces a los que éramos adolescentes nos parecía una escena de lo más fuerte hoy suena a tontería comparado con lo que se escucha hoy en día, razón por la que me alegro de haber sido mas joven por aquel entonces y no ahora... o probablemente no lo sea... pero que placer malvado constituía en aquel entonces ojear esta cinta para contemplar la susodicha escena... Si bien "El silencio de los corderos" no constituyó en si la primera aparición del asesino en serie más culto y de culto, refinado de la historia, pues el personaje del Dr. Lecter ya aparecía en la anterior y desapercibida "The hunter", Anthony Hopkins, en el que sin lugar a dudas es el papel de su vida, le supo dar un aire tan refinadamente macabro y perturbador y hacerse el personaje tan suyo que es difícil hoy imaginar al doctor sin que acuda el rostro de Hopkins a la mente, lo que probablemente además constituya uno de los oscars más justos jamás concedidos.

 

 


Una historia buena, con múltiples ramificaciones, en la que no solo salen a la luz los demonios personales de los psicópatas, sino también los de los propios héroes, y otro chalado de lujo como "Búfalo Bill" junto a una agente intimidada por vivir en un mundo de hombres conforman el panorama de este auténtico clásico moderno, cuyo paso a la posteridad no se verá enturbiado por diferentes subproductos en forma de secuelas de desigual calidad. Es una de mis películas favoritas y aunque la he visto innumerables veces, me sigue pareciendo extraordinaria. Jonatan Demme acabó con todas sus neuronas para realizar un filme que reinstaló el thriller policial como género después de haber permanecido aletargado en los ochentas. Mas allá de las soberbias actuaciones de Jodie Foster y Anthony Hopkins (un ícono para la posteridad), la película se sostiene en un argumento inteligente y realmente duro para los estándares de entonces. Los killers estaban confinados a films de bajo presupuesto, pero aquí Demme ubica a sus Hannibal Lecter y Búfalo Bill como verdaderos "star systems" capaces de sostener una historia a pesar de lo horripilantes que sean sus fechorías. El choque veladamente sexual entre la virginal y novel agente del FBI Clarise Sterling y el oscuro Dr. Lecter es una de las subtramas que enriquecen la historia de por sí sórdida del destazador Búfalo Bill, a su vez de la admiración (deseo sexual?) de Sterling por su jefe Jack Crawford. Sin embargo, es Hopkins quien sin duda hace creíble todo con su terrible Dr. Lecter, componiendo un personaje detestable y a la vez atrayente por su misma malignidad. Hay muchos mensajes subliminales en la película, pero es difícil encontrarle peros porque desde el comienzo te atrapa y no te suelta hasta su electrizante final. Escenas notables las de la fuga de Lecter y el enfrentamiento de Clarise con Búfalo Bill en el cuarto oscuro, hacen de esta película una verdadera joya de los noventa. Olvídense de la catarata de óscares que ganó, porque es un filme imprescindible para cualquier aficionado al cine que se respete. Lo que, en manos de cualquiera, habría sido otro thriller truculento, aquí obró el milagro y se convirtió en todo un referente del género y, por demás, un clásico. ¿Los culpables? Una espléndida Jodie Foster interpretando a una frágil, pero a la vez poseedora de una hermética y extraña fortaleza, Clarice Starling, un Jonathan Demme en plena forma y, sobre todo, un actor, un personaje, un rostro, una voz y una mirada que han calado en el imaginario colectivo como pocas veces en la historia del Séptimo Arte. Hablo, claro, de Anthony Hopkins y su Hanibal Lecter, toda una magistral recreación que provoca fascinación, amor, odio, repulsión, admiración y miedo, mucho miedo, todo ello junto. Su Hanibal "el caníbal" nace de la propia locura, se introduce en tu mente (como hace con Clarice) y te seduce con sus palabras, cuando en realidad te está aterrorizando con los miedos más oscuros y profundos y que él conoce tan bien. Hopkins se convierte, como por arte de magia, en todo un hito del cine con la figura del psicópata más inquietante, inteligente, elegante y turbador que se haya visto jamás, un virtuoso de la palabra y del horror con un gusto exquisito. 

Por supuesto, no sería una gran película sin su afilado guión, lleno de suspense, sin su sobria dirección y sin esa atmósfera opresora que la envuelve a cada instante. No resultaría tan notable, también, de no ser por su seco y elegante uso de la violencia, por su estupenda narración y por esos brillantes diálogos que están presentes en las demoledoras sesiones entre dos personas a merced de una especie de relación psicólogo-paciente, aunque ésta es mucho más íntima y abrupta, siendo imposible discernir realmente quién interpreta qué papel. Asi se desarrolla la película, a través de tétricos pasadizos repletos de oscuros recovecos y horribles sorpresas. Y el resultado es el siguiente: un peliculón que llegó a ser y es uno de los mejores thrillers. Increíblemente un director y un guionista hicieron un enorme y gran trabajo para crear una de las mejores películas policiales de la historia del cine, y que además está aderezado con toques magistrales de terror. Haciendo un poco de memoria Tally es guionista de basuras como "La jurado", Y Demme pese a ser más conocido reconozco que no soy fanático de sus trabajos, salvo en ("Philadeplphia", o "El casamiento de Rachel", 2008). Centrándonos en el guión digamos que funciona gracias a que brinda los detalles justos en el momento indicado, regalando pistas de a poco y ayudado por el buen montaje, del que hablaremos luego. Además tiene diálogos geniales, sobre todo los que comparten Foster y Hopkins. Un truco muy bien jugado tanto por Tally como por Demme es la debilidad del personaje de Foster. Siempre genera inseguridad y miedo ver la desventaja en la que se encuentra, muy bien remarcado en escenas como la del ascensor donde hay varios hombres altos y entra Foster con 1 metro 60; o la escena en el velatorio donde el Jefe le dice a uno de los alguaciles que no quiere mostrar determinadas cosas delante de una mujer. Si bien estas escenas pueden tener en un principio otro significado, subliminalmente nos están invadiendo de dudas y miedos sobre las posibilidades de Foster al enfrentarse a Hopkins.


Las actuaciones son uno de los grandes pilares del film. Yo destaco la escena donde Foster actúa "a lo oscuro" mientras Levine la mira por los prismáticos infrarrojos. Hopkins, por su parte, tiene la oportunidad de interpretar a uno de los villanos más significativos del séptimo arte y lo deja a la altura de Norman Bates, o de Jack Torrance. Y aunque el rol de Brooke Smith sea menor creo que tiene méritos sobre todo por la escena donde canta el tema "American girl". Como dije antes el montaje es un gran cómplice, no sólo porque alterna muy bien las circunstancias intercalando escenas de Bill con las de Lecter, sino porque además tiene grandes momentos como la escena donde van a ingresar a la casa de Levine, ese paralelismo está logradísimo y genera un suspenso insuperable. Lo mejor: sobre todo Foster, claro está que por más que lo intentó Moore no le rozó ni los talones en la secuela. Hoy en día resulta imposible concebir 'The Silence of the Lambs' sin Jodie Foster. Ganó un muy merecido Oscar por su trabajo y fue esencial para dar forma a uno de los mejores thrillers de todos los tiempos. Ahora la actriz ha desvelado varias cosas sobre ella, como por qué quiso hacerla y cómo fue su relación con Anthony Hopkins, durante una sesión de preguntas con motivo de su reestreno en Reino Unido.La propia Foster sintió que tenía que hacerse con el papel tras leer la novela original de Thomas Harris, por lo que no dudó en ponerse en contacto con Orion Pictures, que se había hecho con los derechos de adaptación antes incluso de su aparición a la venta, para ello. ¿El motivo? Dejemos que sea ella misma quien nos lo explique:


-" Para mí era importante hacerla como proceso de cura para interpretar a una mujer que salva mujeres. Si piensas en la mitología de la que procese: el príncipe cuyo país está sufriendo una enfermedad. Va al bosque y lucha contra los monstruos y trolls para traer la panacea y una vez ha curado a toda su gente descubre que nunca podrá volver a ser uno de ellos. Esa historia nunca había tenido su reverso con mujeres "-.


Había ganado un Oscar y creía que tenía posibilidades. Iba a dirigirla Gene Hackman, que iba a interpretar a Crawford, pero leyó el primer borrador y dijo que era demasiado violencia y abandonó. Creí que iba a ser considerada para dirigirla, pero el estudio dijo que el elegido era Jonathan Demme y que no estaba interesado en mí. Me quedé hecha polvo, así que subí a un avión y le dije que quería ser su segunda elección y al final conseguí el papel. Seguro que muchos ya sabréis que Demme quería a Michelle Pfeiffer, rechazó el papel porque no se sentía cómoda haciendo una película así. No fue el único papel para el que hubo otras opciones, ya que Foster comentó que para el de Hannibal Lecter se valoró la posibilidad de fichar a Al Pacino, Robert De Niro y Dustin Hoffman, pero Demme quería a un actor británico y se salió con la suya. Así valora Foster su decisión:


"- Hice toda la primera parte de la película sin él. Se fue después de los ensayos a rodar otra. Solamente grabó durante siete o diez días, puede que menos. Nunca coincidía con él hasta mediado el rodaje (...) Mucho era diálogo directo a cámara, una técnica de Hitchcock, así que algunos días ni siquiera le vi. El último día de rodaje estaba comiendo un sándwich de atún y le dije "Estaba un poco asustada de ti" y él me dijo "Yo estaba asustado de ti" y entonces nos dimos un gran abrazo"-.

 

 



Es una lástima que luego no volviesen a trabajar juntos en 'Hannibal', pero Foster fue finalmente sustituida por Julianne Moore. Hay varias versiones, la oficial que estaba ocupada intentando sacar adelante 'Flora Plum', un proyecto muy personal como directora que luego no salió adelante, pero Dino De Laurentis apuntó que las peticiones económicas de la actriz eran disparatadas. Lecter es un manipulador y su forma de usar el lenguaje para mantener a la gente acorralada... tú quieres ver al monstruo shakespeariano... Por eso dimos el salto al charco. No obstante, conviene recordar que también se valoró la opción de fichar a Derek Jacobi, Daniel Day-Lewis y Sean Connery. De hecho, Demme le ofreció el papel a este último y solamente tras su negativa optó por fichar a Anthony Hopkins, quien acabaría ganando el Oscar al mejor actor por su inolvidable interpretación.


 

Una crítica superficial diría que se trata de una película "comercial", pero identificar lo "comercial" con lo "malo" es uno de esos clichés de los que se alimenta la crítica "culta" para desprestigiar determinadas creaciones. Así dirían que el filme se basa exclusivamente en el efectismo "psicótico" que hace que las escenas macabras, escabrosas, necrofílicas o caníbales estén dirigidas al espectador que las capta, las digiere, y luego las vomita, contribuyendo con ello al éxito sistemático del "producto". Otra crítica nos podría hablar de la inverosimilitud del guión. A mí me da la impresión que quien dice esto ignora que el arte es una pura "convención" y que su objetivo primordial es estimular la imaginación y la fantasía, y no dar fe notarial de los hechos de la vida corriente. En este sentido, el protagonista, que no es otro sino Hannibal Lecter, es tan verosímil como pueda serlo Jack el Destripador. Otra sutileza: ¿por qué no considerar al protagonista como una imagen, un símbolo tal vez un "iluminado"? Al fin y al cabo, han existido pueblos caníbales. ¿Por qué no podría proceder el "horror" del error de considerar a nuestra cultura como el "patrón indiscutible" de cualquier cultura? En ese sentido, el personaje es perfectamente  verosímil: la lucidez del individuo que se enfrenta al entramado social con una única arma, su "psicosis". Y naturalmente, como en la trama se trata de atrapar a un psicótico, nada mejor que recurrir a otro psicótico.  Hannibal va también un poco más lejos de la simple evidencia, de nuevo recurrimos al símbolo. Precedentes los hay: King Kong, La bella y la bestia, las dos caras del Dr. Jeckill... Tal relación, profusamente ilustrada en toda la historia del Arte Narrativo, incluso de todas las Artes, tal vez no tenga otra justificación más que la de enfrentar al Bien y al Mal para ver las dos caras de una misma moneda. Otra conclusión: la fascinación mutua entre Clarice y Hannibal no puede perderse de vista, porque es la misma fascinación que sufre el espectador. Y por último, ¿no podemos ver al protagonista como símbolo asimismo de la "libertad", la libertad sin condiciones, lo que también provoca fascinación y miedo al miedo al mismo tiempo?. ¿Acaso no es Hannibal Lecter uno de los personajes más carismáticos del cine de todos los tiempos precisamente por escenificar al hombre libre, auténticamente libre, sin presión social alguna? Claro está que esta libertad es utópica, de ahí que esté preso, amordazado, y en ese sentido preciso, el absoluto "control" que ejerce la policía y las instituciones no son más que el reverso de la absoluta libertad a la que aspira. Ultima conclusión: ver más allá de la subtrama secundaria es absolutamente necesario para valorar esta película...Y el final abierto no deja de ser otro símbolo inquietante.

 

 

Siempre que recuerdo esta película, me viene a la mente la escena donde Clarice confiesa la razón de su huida del rancho de su tío. Recuerdo su mirada cristalina y temblorosa, su rostro tenso y su ceño fruncido, mientras cuenta su pequeño gran trauma, envuelta en penumbra opresiva. A un psicópata le cuenta lo que jamás te habías atrevido a hablar con nadie... ¡con un psicópata a quien estás interrogando! La conexión que se establece entre ambos es tan intensa, que llegas a sufrirla, a anhelarla. Y el clímax de dicha tensión, para mí, se produce en el momento en que, al entregarle los folios, le roza delicadamente la mano con un dedo y, por supuesto, Clarice no siente rechazo... más bien todo lo contrario...... Magistral, bellísimo. ¿Qué siente Hannibal por ella?, se pueden sacar muchas conjeturas, y por lo que he leído, en "Hannibal", una de sus secuelas, deja claro ese tema. Pero yo, sin verla, sino basándome únicamente en lo que he visto en "El silencio de los corderos", presupongo que ha visto en ella un diamante en bruto, y decidió utilizar sus elevadas capacidades para hacer el Bien, es decir, transformarla, convertirla en una mariposa hermosa, y así regalar algo bueno al mundo. Se convierte en su obsesión, en un proyecto. Por eso no la mata. No quieres matar lo que tanto quieres, lo que has creado. Y ella metamorfosea. Se convierte en una resplandeciente mariposa. Lo consigue, y Hannibal le dio la llave para ello: le permitió enfrentarse a sus propios fantasmas y madurar, salir adelante, en definitiva, acallar los gritos de los corderos en su mente. Desde luego, seguro fue un buen psiquiatra antes de meterse a devorar gente. Pobre Buffalo Bill. Cuando cayó fulminado por el arma de Clarise, sentí pena. Una infancia terrible, unos imperiosos deseos de cambiar, de salir de sí mismo y ser otro... como la crisálida a la que tanto mima. Despellejar y ponerse la piel de otro para así saciar sus más viscerales impulsos. Nada más que un animal trastornado, infeliz. Y al final lo consiguió: acabaron con él, acabaron con su miseria y sus penurias. Sentí pena, pero al mismo tiempo alivio. Ya no tendrá que padecer más la existencia, el permanente estado de frustración de no poder superarlo y estar por fin a gusto consigo mismo, o sea, ser normal.

La película fue estupenda en su momento, como lo es ahora, y que la primera vez que la ví fue en su estreno en Madrid, Entonces si que ví todo de lo que hay que ver en esta cinta, que es mucho. Escuché atentamente la música de Howard Shore, miré fijamente a los ojos de Clarice y Hannibal, como ellos lo hacían en los míos. Me dejé llevar por la magia de un montaje que hasta la fecha no había sido aceptado como tal, simplemente porque aún no existía, y me agarré fuertemente a la butaca porque "Buffalo-Bill" parecía estar a mi lado rozándome con sus sucias manos, para sentir el tacto de mi piel y hacerse después, un traje con ella. Con esto quiero decir que sentí miedo, y que al mismo tiempo, disfruté en la soledad de la sala porque la película que estaba viendo parecía real. Y eso, hablando de cine, son palabras mayores. Por todo eso la veo, la veo, la veo..., y no me canso de hacerlo, porque a pesar del tiempo, la película sigue ahí, inamovible. Enseñándonos que en el buen cine hay muchos más secretos de los que en un principio, parece. "El Silencio de los Corderos" es sin duda un clásico del cine, pienso que esto se le debe a la gran gran actuación de Hopkins, interpretando a un psicópata con una personalidad realmente perturbadora, si bien es cierto es otra película de asesinos, también es cierto que el personaje de Hopkins ha trascendido a lo largo de los años y difícilmente podemos encontrar una persona que no haya visto este film. La película es única, lo que sucede es que fue, sin duda, la inspiración de films como "Seven" y tantas otras, "El Silencio de los Corderos" hizo importantes aportaciones al género y eso hace que permanezca vigente. Hanibal Lecter es uno de los villanos criminales clásicos de la literatura y el cine, no podía ser interpretado por nadie más que por Hopkins, él puede tener esa personalidad y esa mirada tan expresiva y espeluznante, porque todo lo que hace e interpreta lo borda con hilo de oro. Anthony Hopkins es un actor perfecto. Es un imán para el personaje  y, por inercia, para el propio espectador, que no puede más que aplaudirle y admirarle como verdadero gentleman de la interpretación. Porque él es así: sigue estando elegante aún encerrado en una celda y con camisa de fuerza. Eso sí que es terrible.

¿Y qué es Hannibal Lecter? Personalmente creo y la película parece confirmarlo, que hay una intención clara de identificar al personaje con ciertos elementos del vampirismo. El doctor Lecter aparece envuelto en sombras, siempre despierto, combinando una gran inteligencia y una gran fuerza, junto con una penetración psicológica y un poder casi hipnótico que raya lo sobrenatural; su primera aparición, de pie y rígido en medio de la celda, es extrañísima. Además, todo es su gusto por la carne humana, una forma extrema de vampirismo, en el que llega a morder a la víctima y se llena toda la boca de sangre, cual clásico vampiro. Estoy convencido que gran parte de la fascinación que en muchos despierta el personaje se debe a estos elementos que a nivel inconsciente llegan al espectador. Es un film sobresaliente, pero además tiene una investigación sobresaliente, entre otras cosas porque es Hannibal Lecter quien posee todas las claves. Tampoco el trauma de Clarice me parece raro o es que quizás hay algo que se me escapa. Quién sabe. El enfrentamiento final, magníficamente planteado.

 

La novela de Thomas Harris es en si misma es un gran guión. Llevarla a la pantalla es bastante fácil, todo es muy cinematográfico, sólo había un problema qué actor podría recrear al magnético y letal Doctor Hannibal Lecter. Sir Anthony Hopkins es él, no actúa se transfigura. Consigue una creación que ha marcado desde entonces cualquier aproximación de un actor a la locura asesina, a la psicopatía. Se ha imitado y copiado hasta la saciedad. Esta película cambió de un plumazo el thriller moderno, un personaje cambió el thriller moderno, Sir Anthony cambió el thriller moderno. Es tan buena su actuación que todo el mundo acaba simpatizando con ese diablo que es el Doctor Lecter, hasta Clarice siente cierta atracción. Un monstruo en todo el sentido de la palabra.. Cuando al final de mi segundo visionado de esta película me enteré que Anthony Hopkins necesitó sólo 17 minutos en pantalla aproximadamente para ganar el Oscar a mejor actor con el papel más corto de la historia en conseguirlo y para convertirse en el Villano No.1 de la historia del cine para el AFI, me quedé asombrado. El principal motivo de ese asombro era tomar conciencia acerca de cuan profunda y magistral fué dicha interpretación que esos pocos minutos le bastaron para introducirse en el imaginario colectivo como el actor más importante de la película. Me pareció increíble el dato porque tenía la impresión de que había estado en pantalla por lo menos cuatro veces el tiempo que en realidad estuvo. Esto era obviamente una sensación equivocada pero debida sin duda a los kilates de la actuación de Hopkins. Su presencia amenazadora sobrevuela el film permanentemente como si siempre estuviera apareciendo. Obviamente este fué el ingrediente principal pero no el único para que esta película se transformara en una obra maestra indiscutible, tercera en la historia en ganar los 5 Oscar principales: destaca también sin duda la contenida interpretación de Jodie Foster, la dirección de Demme y un guión pulido. Me gustó mucho también el montaje, la fotografía y la banda sonora. Imprescindible !!!

 

Anthony Hopkins realiza una interpretación, excelente y perfecta. Es un psicópata "heroico" que, gracias a una extremada inteligencia y elegancia decimonónica, descubre un juego de lógica perversa a su pupila Clarice (Jodie Foster en un correctísimo rol), a la vez que la ayuda a exorcizar los demonios interiores o podríamos decir...¿corderos? a través de diálogos soberbios y espeluznantes (¿quién no recuerda la explicación de por qué chillaban los corderos?). La fotografía sucia y enfermiza, el guión adecuado y admirablemente preciso, la dirección pausada, con tino y frialdad, y los papeles inolvidables del dueto protagonista y los secundarios, son las principales... e inolvidables bazas de esta angustiosa y clásica película que posee un par de secuelas y una precuela, ya lejos de la maestría de esta obra que nos ocupa. Magistral película llena de emoción, intriga y tensión. Contiene todos los elementos necesarios para alcanzar la perfección: estupendo guión terrorífico de Ted Tally, magnífica fotografía de Tak Fujimoto, inquietante música de Howard Shore, y atmósfera lúgubre. El diabólico Hannibal Lecter realizando el psicoanálisis de Clarice Starling y ejerciendo esa morbosa mezcla de repulsión y fascinación, ha pasado ya a la historia como una de las secuencias más perversas y retorcidas del género. Hopkins con esos ojos... da escalofríos recordarlo, es el personaje con mayúsculas. No puedo imaginar a nadie más en ese papel. Y Foster, con sus fantasmas psicológicos queda perfectamente a su altura, actuando con gran naturalidad y credibilidad, cosa nada fácil teniendo en cuenta la veteranía del magnífico actor. Un film inolvidable y sobrecogedor. Sin duda una de mis películas favoritas de todos los tiempos...Es un film que me lo aporta todo, Quizá la época en que la vi me marcó demasiado, cuando escucho los primeros fragmentos de la música con esas letras iniciales y la Agente Starling corriendo me transporta directamente al sofá de casa. La ambientación, las actuaciones de Sir Anthony y Joodie, la trama, la música...y todo lo demás, hace que para mi esta sea la mejor película de la historia, no me canso de verla...No se desperdicia ni un segundo...hoy en dia existen Films mucho mas macabros y violentos que este, pero en su dia "El silencio de los Corderos" fue fuerte para muchas mentes sensibles...sin embargo no tenia escenas tan fuertes...¡Es una obra maestra y punto!.

 

 

 

 

 

Han pasado años desde el estreno de una de las películas más famosas de la historia del cine y, sin duda, el más destacado de los años 90. Una película ya mítica que catapultó al estrellato a Anthony Hopkins y a Jodie Foster, demostrando de nuevo que es más que posible realizar películas de terror poderosas sin abusar de lo sádico, las entrañas ajenas y, en general, escenas que provoquen un amargo sabor a bilis en la boca. Demme supo aprovechar al máximo el increíble material del cual disponía: dos protagonistas de altura, una historia absorbente, inquietante, capaz de cortar la respiración, que mezcla acción, misterio, suspense y pequeños detalles sádicos de forma magistral dando lugar a un monstruo educado, inteligente e ingenioso pero a la vez imprevisible, misterioso y, sobretodo, aterrador; y, finalmente un guión de la mano de Ted Tally que fue capaz de exprimir la novela de Thomas Harris consiguiendo una adaptación cinematográfica perfecta....algo muy difícil de encontrar hoy en día. La película ha perdido parte de su capacidad para impactar y conmocionar de la cual disponía el día de su estreno, pero, aunque así sea, casi 20 años después, continua provocando algunos escalofríos y continua interesando, ya que siempre habrás lugar en el cine para Hannibal Lecter. Sólo queda recomendar, una vez más, el metraje a todos los amantes del cine de terror e incluso a aquellos a los que nunca les haya llamado la atención. Puede que éste sea el primer momento capaz de guiarles en el vasto “buffet” del que dispone el cine de terror. Aunque les advierto, les será difícil encontrar un “manjar” como este. Bueno, que decir de esta "película" por llamarla así. Aunque el término para definirla sería obra maestra. En la que te hace ver la maravilla del cine, la intriga, los nervios por saber que pasará después y querer acertar. En este thriller lo que me hizo de verdad ponerle la etiqueta de OBRA DE CULTO y luego ser mi película favorita, fue la magia del cine que nos hace ser inocentes y pensar que eres tú el protagonista, meterte en ese mundo y en esa situación. Lo mejor es cuando termina y tienes una sonrisa en la cara porque te das cuenta de que al final todo esta en tu imaginación y aunque solo fuera un par de horas te has sentido feliz por haber participado en una auténtica obra maestra.

 

 

 

Hay cosas que hacen de “The Silence of the Lambs”, sea una de las mejores películas que ha dado el cine:

 

-Anthony Hopkins como el Dr. Hannibal Lecter, pocas veces se ven personajes tan intrigantes y complejos. Éste actor ha hecho un trabajo magistral y su mirada tras el bozal...inolvidable.

 

Mención aparte la narrativa del director que aporta un suspenso impresionante y perturbador. Si en su tiempo fue vista como una cinta muy “fuerte” por sus grotescas escenas, hoy podemos decir que es un auténtico e imperdible clásico de culto.

 

Esta y otras cuestiones quedarán contestadas en la siguiente lista para la que he tenido que escarbar en los rincones más oscuros de Internet. El objetivo era traerte varias cosas que igual todavía no conoces sobre esta obra maestra.

 

Burla improvisada: En la primera escena Hannibal Lecter se burla del acento sureño de Clarice. Anthony Hopkins improvisó ahí mismo, rodando la secuencia.

 

A Jodie Foster no le gustó esa broma, de hecho se sintió atacada y su expresión en la película es completamente real. Evidentemente la actriz acabó agradeciendo al actor su improvisación por provocar una actuación tan honesta.

 

A pesar de su asqueroso aspecto las crisálidas de mariposa que el asesino Buffalo Bill colocaba en las gargantas de sus víctimas estaban riquísimas. Al parecer eran una combinación de los caramelos americanos Tootsie Roll....Seguro que más de uno se las tragó “accidentalmente”.

 

Sí, hay que reconocer que la química entre Anthony Hopkins y Jodie Foster salta a la vista. Sin embargo, apenas compartieron cuatro escenas en toda la película. Relación estrecha, corta pero intensa.

 

Ni “Hola, Clarice”, ni “Adiós, Clarice”, ni “Buenos días, princesa”. Una de las frases más repetidas de la película ni siquiera existe.

 

Eso sí, en todo caso Hannibal saluda a su amiga con un “Buenas noches, Clarice” del que nadie se acuerda nunca. Ya en el año 2000, en la película Hannibal, el Dr. Lecter pronuncia su ‘Hola, Clarice” pero esta vez va dirigido a Julianne Moore.

 

Al personaje de Anthony Hopkins le pirran los sesos humanos pero la inspiración para este psicópata no viene de un caníbal, sino de un dentista. No uno en concreto, más bien todos los dentistas del mundo. El actor convenció al director Jonathan Demme y el diseñador de vestuario Colleen Atwood de vestir a Lecter de blanco en vez de naranja. La idea le llegó por su miedo a los dentistas.

 

El director de la cinta tuvo una ocurrencia maravillosa para que los espectadores se identificaran con el personaje de Clarice y de paso pasaran miedo en la escena final. El truco fue que los personajes hablaran mirando directamente a cámara cuando conversaban con Clarice Starling. En el contraplano, sin embargo, Jodie Foster miraba fuera de cámara.

  

Anthony Hopkins ganó el Oscar a mejor actor por su interpretación de Hannibal Lecter. Sin embargo, sólo aparece 25 minutos en pantalla. Eso, para una película de 115 minutos son números de secundario. Demasiado bueno.

  

Jodie Foster pasó un tiempo con la agente del FBI Mary Ann Krause antes de rodar la película. De esta forma la actriz pudo meterse mucho mejor en el papel de la inexperta Clarice Starling.

  

La composición de Buffalo Bill es la combinación de tres asesinos en la vida real: Ted Bundy conocido por usar yeso en su brazo para atraer a las mujeres hacia su camioneta, Gary Heidnik que era conocido por tener a varias mujeres cautivas en un pozo en su propia casa y Ed Gein que desenterraba las tumbas de mujeres de avanzada edad para quitarles la piel.

  

El baile ya mítico en el que Ted Levine coloca su miembro entre las piernas para simular el cuerpo de una mujer es idea suya. Según él ayudaba a explicar el carácter demencial del asesino. Sin embargo, no fue tan fácil de rodar, el actor necesitó un par de vasos de tequila para ponerse a bailar.

  

La casa de Buffalo Bill era la casa de un profesor de física de la escuela de secundaria, Harold Lloyd Bentworth. Según afirmó el profesor el equipo de la película tomó prestado algún artículo de la casa que todavía no ha sido devuelto.

  

La calavera de dentro de la polilla que hay dibujada en el cartel de la película está copiada de una foto de Salvador Dalí titulada En Volupta Mors, sacada por Philippe Halsman y que cuenta con Dalí de pie junto a unas cuantas mujeres desnudas que forman un cráneo humano.

 

A Jonathan Demme no le gustaba el acento de Boston de Jodie Foster así que llamó a Michelle Pfeiffer, que al igual que ocurrió con Gene Hackman, decidió renunciar preocupada por la oscuridad de la película. Demme se tuvo que conformar con Foster y su acento. Un acento que no le importó tanto cuando la actriz ganó el Oscar por su papel.

  

El personaje salió en su totalidad de la mente de Thomas Harris. El autor combinó todo el mal que se le ocurrió mientras investigaba para la novela. El experto en perfiles John Douglas en el que se inspiró el personaje de Jack Crawford declaró que “no hay nadie, gracias a Dios, como él”.

 

Entre todos consiguieron componer una obra maestra

 

 

PREMIOS OBTENIDOS:

 Óscar 1991

Anthony Hopkins: Oscar al Mejor actor.

Globos de Oro 1992

Anthony Hopkins: Nominación a Mejor actor.

Premios Saturn 1992

Anthony Hopkins: Mejor actor.

Premios BAFTA 1991

Anthony Hopkins: Mejor actor.

 

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