ESCRIBIRME

 

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BROKEBACK  MOUNTAIN

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El amor es una ecuación de tres incógnitas: dos personas y un contexto. Ese contexto, a menudo, toma forma de escenario. A veces, los romances surgen inexorablemente ligados a un lugar físico. 'Brokeback mountain' no es un 'western gay'. No es una película que se centre en la homosexualidad. La médula espinal de la película queda indicada en el propio título. Ang Lee, su director, habla de los lugares como vehículos de unión, a veces inesperada, entre dos personas. Además, habla del dolor de perder uno de esos lugares, habiéndose convertido antes en paraíso. El mundo está repleto de paraísos perdidos, y compadezco al que no pueda guardar recuerdo de alguno de ellos en su vida. Ennis del Mar y Jack Twist tuvieron Brokeback como escenario de una pasión atípica que nunca se va a volver a repetir. Habrá un Brokeback, que permanecerá, testigo silencioso, pero que nunca significará para nadie tanto como para ellos dos. Ennis del Mar y Jack Twist sólo pudieron 'ser' en Brokeback Mountain, y nunca lograron escapar de allí....Es una historia de amor a los paraísos perdidos, y, en medio de ello, la tragedia de dos hombres fracasando en la odisea de conocerse ellos mismos y ser honestos con la única pasión que les mueve, en un mundo que no es el suyo.

 Amanece. Una nota de música ralla el alba. Un tren que quizá no vaya a ninguna parte cruza la pantalla. Un hombre solitario masca tabaco. Llega una furgoneta. Sale otro hombre. Se miran. Todo se estremece. Bajo las imágenes respira el aliento angustioso de una relación que sólo es de ellos, de Ennis y de Jack
 

 

No sé si "Brokeback Mountain" es un film perfecto, posiblemente no, pero para aquel que quiera saber de verdad de que va esto que llamamos cine sólo le queda rendirse ante una de las más bellas historias de amor que las pantallas han visto en mucho tiempo. Porque de principio a fin "Brokeback Mountain" tiene el sello de las grandes películas; es esta una narración honesta como pocas, sin trampas; siempre sobria, contenida y austera. No hay grandes pasiones desbocadas, ni melodramas inacabables, no hay tampoco héroes, ni personajes que se rebelen contra la moral dominante. No, lo único que hay es la vida misma: El estremecedor y sincero romance de dos personas que se aman de la única manera que saben, porque no les enseñaron otra.... porque no les queda otra Más allá de su apabullante revisión del western, género por excelencia de la masculinidad idealizada, "Brokeback Mountain" se mueve en el terreno de la dignidad humana, y en el de una realidad en la que los sueños han sido proscritos a un lugar con forma de montaña porque no hay espacio para ellos en nuestra vida . Es en ese espacio majestuoso, robado de nuestra imaginación y reubicado en un lugar perdido de las montañas rocosas donde la historia de Ang Lee crece hasta convertirse, sin decir una sola vez te quiero, en un relato de sentimientos.

 

Existen 2 posibilidades de adaptación al cine. Adaptar un material extenso, que inevitablemente deberá ser sintetizado para ser transferido a celuloide, y por otra parte, y aunque no sea muy común, cabe la posibilidad de adaptar un material reducido que deberá ser amplificado por los guionistas del filme en cuestión. Este último tipo de adaptación fue la realizada por Larry McMurtry y Diana Ossana tomando como punto de partida un relato breve de la ganadora del premio Pullitzer, Annie Proulx, titulado Brokeback Mountain. Desde su génesis, el guión fue vagando de despacho en despacho, de cajón en cajón, hasta que unos productores tuvieron la decisión como para enfrentarse al establishment y sacar al western del armario. Y Fue el taiwanés Ang Lee quién entendió que detrás de tanto ruido latía el corazón de una historia descarnada, dolorosa, vibrante. Y a partir de ese momento consiguió la cuadratura del círculo, logrando el milagro: en septiembre se alzaba con el León de Oro en la Mostra de Venecia. Tras 5 meses de premios, Jack Nicholson apareció en el escenario del Kodak Theatre para otorgar el último oscar de la noche, abrió el sobre, esgrimió una de las sonrisas más maquiavélicas que he visto en mi vida, y su gran boca de Joker pronunció “Crash”. Y sí, se produjo una colisión. Brokeback Mountain es en última instancia un espléndido guión engrandecido por la brillante dirección y la infinita sabiduría del que posiblemente sea el último gran clásico, teniendo en cuenta que Clint Eastwood es el penúltimo, una banda sonora que ganó un merecidísimo oscar para Santaolalla por mucho que los puristas se tiraran la manta a la cabeza, que alcanza su cima en el viaje de Gyllenhaal a México, y sobre todo en la última escena, una fotografía nítida, en perfecta sintonía con los hermosos parajes que retrata (Rodrigo Prieto es, de lejos, uno de los mejores directores de fotografía del mundo), un diseño de vestuario cuidadísimo, un reparto arriesgado que resulta perfecto de principio a fin, unos flash-backs demoledores y paradigmáticos, un retrato preciso y efectivo de la familia americana, de la América profunda, de la situación de la hermosa decadencia de los cowboys, en paro, de la pobreza, de la clase media-baja, del mundo agrario y del sexo. Y cuando piensas que no te pueden dar más, va Ang Lee y se saca de la manga un final apoteósico, tan triste, tan sencillo, tan… perfecto, en el que la mirada perdida de Heath Ledger abrazado a una camisa raída hace frente a ese rostro destrozado de Diane Keaton antes de que Al Pacino le cerrara la puerta en las narices en el final de El Padrino. Brokeback Mountain perdura y mejora con el paso de los años, y su final se clava en esa habitación oscura e inestable a la que llamamos memoria.

 

 

 

La autenticidad que transmite es brutal, Ang Lee dirige con conmovedora honestidad, sin trucos ni alardes, contenido y sobrio al máximo, con una técnica perfecta que no se nota pero que provoca que el relato apunte directamente al corazón. Los silencios, las miradas, lo dicen todo, la música de Santaolalla subraya tenuemente cada momento de emoción. Heath Ledger con su timidez, autocontrol y parquedad, Jake Gyllenhaal con su pasión contenida y su intensa mirada, crean a dos seres auténticos que traspasan la pantalla y nos comparten su íntima realidad. La película termina, pero su recuerdo permanece... y creo que lo hará para siempre. Hay muchos momentos absolutamente irrepetibles: su segundo encuentro en la montaña bajo la tienda, tras haberse dejado claro que nunca volverá a ocurrir nada entre ellos, el emocionado reencuentro cuatro años después de Brokeback, la pelea en la que Jack saca fuera la enorme frustración vivida durante años y en Ennis del Mar vemos por fin su dolor, que se encadena con un emotivo recuerdo de Jack del pasado en la montaña. Y la desgarradora escena en casa de los padres de Jack, con elocuentes cruces de miradas, que culmina en la planta de arriba, en la habitación de éste, en un sobrecogedor ascenso hacia lo que será una toma de conciencia de algo ya irrecuperable. Impresionante....Es cine en estado puro.

 

Han hecho falta muchos años para que el cine nos brindara algo así. Mucho tiempo para que el talento y la genialidad de un director como Ang Lee eligiera un tema incómodo para un sector del público  y nos ofreciera una de las cimas artísticas del cine universal reciente, una de las mejores películas jamás realizadas y una obra maestra que ya ha entrado a formar parte, con derecho propio, del Olimpo del Séptimo Arte. Lee construye una historia impecable de pasiones contenidas, de vidas desperdiciadas, de sentimientos enterrados en el alma que luchan por escapar. Una película de matices, de gestos difusos que simbolizan mucho más de lo que son y que se desgranan, como signos difusos, a lo largo de los años y a través del abrupto camino de la infelicidad. Porque las vidas se acaban, y las oportunidades se van y no vuelven. Y el amor sólo llega a veces, y no hay que dejarlo ir, aunque haya que luchar contra corriente y ser sincero con lo que sientes. El abrumador trabajo de los actores deslumbra por su pureza, por su desgarrada naturalidad, por su profundo realismo y dotan a la historia de una sensibilidad encomiable. Bellísima en la forma y deslumbrante en el contenido, estamos, sin duda, ante una de las más hermosas historias de amor jamás filmadas. Altamente recomendable para cualquiera que sienta latir algo dentro de su pecho. Una auténtica obra maestra.

 

 

 

Brokeback Mountain lo tiene todo para ser una obra de culto, un clásico de principios de siglo. Para mi, en particular, es una azaña dentro de este todavía joven siglo XXI, cinematográficamente hablando. Es un lujo ese comienzo, de miradas tan esquivas... ¿Quién les iba a decir a Ennis del Mar o a Jack Twist que el vaquero que iban a tener por compañero, para un simple trabajo de temporada, se iba a convertir en la persona de sus vidas? La película desprende amor, sentimentalismo, pasión, humanidad, valor...Y nostalgia, melancolía, dolor, infidelidad, redención... Con Brokeback Mountain, a lomos de dos jinetes, se puede respirar vida, porque es, a mi parecer, una lección de cine y un homenaje al Séptimo Arte. Por último destacar el impresionante papel de Heath Ledger, que con el tiempo será digno de estudio. Qué interpretación más perfecta de nuestro James Dean del siglo XXI, primer mito del celuloide.... El hecho de conocer como fué su muerte me ha llevado a escribir esta crítica, en señal de pequeño homenaje, desde mi rincón de Madrid. Muchas gracias por brindarnos con esa interpretación. Descansa en paz. William Shakespeare escribió que el auténtico amor no podía ser compartido con el resto del mundo. Soy heterosexual, llevo años casado y jamás una película me ha mostrado de manera directa como “Brokeback Mountain”. Lo sorprendente es que a la vez que los silencios, las palabras, las miradas y los paisajes se hacían míos, comprendía que Ennis y Jack estaban muy lejos de mi, y que todo lo que había en pantalla era tan dolorosamente triste porque podía ser real y no lo era, porque Ennis y Jack no existen. Ang Lee, quizá no sea William Shakespeare pero comprendió que su historia les pertenecía sólo a sus personajes; desapareció y asumió el riesgo absoluto de que el silencio fuera la voz de sus actores.

 

“Brokeback Mountain” no es el éxito oportunista de un romance entre vaqueros, aunque desde luego es importante que lo haya, sin ello no habría amor prohibido... sino el relato más autentico que se ha rodado nunca sobre la soledad humana, y paradójicamente pervive en la memoria no por su demoledora carga emotiva sino por la crudeza de sus imágenes y el vacío que sigue a las luces del cine encendiéndose. Michelle Williams realiza una composición absoluta...que fácil hubiera sido que su personaje cayera en la comprensión.... Jake Gylenhall exuda carisma, y lo de Ledger es sencillamente colosal. Todo para firmar el testamento por las lágrimas nunca derramadas de cientos y cientos tipos duros durante más de un siglo de Cine y con la sensación agridulce de que pocas películas golpean igual. Pero todavía existe la posibilidad de soñar para comprender las palabras nunca dichas por ese vaquero de rudo talante llamado Ennis del Mar. Imagínate ese momento más bello de su existencia. El reloj se detiene. Por primera vez oyes tu corazón... Un pálpito que se salta algún latido y deja sin aliento, mientras paladea EL MOMENTO supremo. Y ese MOMENTO llega cuando miras a Ennis y sabes que ha nacido para amarle hasta la muerte. Imagínate que te encuentras en el Edén. El paisaje es tan abrumador que sientes ganas de gritar y de llorar porque nunca más volverás a contemplar algo tan sublime. Estás en medio de unas montañas que te observan con benevolencia... Aquí, en medio de la belleza muda de Brokeback Mountain, todo se desnuda. Aquí no importa el resto del mundo. Aquí las barreras y los prejuicios están de más. Nadie está presente para tirar la primera piedra. Y estás con ese ser humano al que amas más que a ti mismo. Y juntos escribís sobre la piel y sobre jirones del corazón vuestra historia, una historia que sólo os pertenece a vosotros, y es tan sagrada como un ritual arcano cuyo significado escapa a los profanos.

 


No es fácil ver buenos finales en el cine. En la mayoría de los casos se opta por complicar exponencialmente la acción o por retener la gran sorpresa cual rehén moribundo. Uno inconscientemente ya sabe por dónde van a ir los tiros: que si al final es el padre, que si estaba claro que era el asesino, que si al principio reventaban un tren al final claramente tenían que pulverizar las pirámides de Giza… Y por el camino, normalmente se pierde la esencia misma de todas las historias. Los personajes. El sentimiento. En Brokeback Mountain la acción es lo de menos; lo que realmente importa no es ni lo que se hace, ni lo que se dice ni lo que se muestra. Es el subtexto sobre la acción. Del SENTIMIENTO. De hecho, el final es simple anécdota. Un armario que se abre. Una camisa colgada en la puerta. Y una postal. Un hombre que quiere llorar y no puede. Abrocha un botón a la camisa, la toca con cariño. Una reflexión que nunca será pronunciada; tan sólo un “hay que ver, Jack”. Una ventana abierta. Y nada más. No hace falta nada más que eso. Objetivamente, es la antítesis de lo climático, pero está lejos de ser así. De hecho a mí me parece una de esas escenas donde REALMENTE la historia apela a la inteligencia y a la sensibilidad del espectador. Porque ahí es cuando de pronto convergen toda esa serie de mensajes invisibles; esa esa especie de polvos mágicos que le dan vida a la historia. Sin ellos, no hay nada que contar. Y la prueba es que aun habiendo contado el final, ni siquiera me van a prohibir la crítica porque realmente…  No he desvelado ni un solo punto de la trama. Y creedme, no hay otro momento tan intenso como ese en toda la historia. He visto pocos finales tan extraordinarios como ese… se me viene a la cabeza el genial monólogo de Tommy Lee Jones en No es País para Viejos. Pero pocos más.
Sin duda influye mucho que detrás de Ennis del Mar se esconda Heath Ledger, que literalmente desaparece tras el que seguramente sea su personaje de mayor mérito interpretativo. Con él se fue el mejor actor de su generación, no hay duda. Su actuación es inimitable. Puro sentimiento, ésa es la clave. Film polémico e incomprendido, algunos solo vieron en el un western protagonizado por vaqueros gays. Una vez más los árboles no dejaron ver el bosque de inmenso talento que atesora esta suprema lección de CINE con mayúsculas que nos imparte un inspirado Ang Lee en puro estado de gracia. 

 

 

 

Sus poderosas imágenes nos sumergen en un mar de sensaciones desde cada metro de celuloide, desde cada fotograma de esta soberbia obra maestra, desde esta profunda y bellísima historia de amor y que emergen a borbotones desde las páginas del guión, bajo la dirección de un Ang Lee que domina todos los recursos narrativos. Consigue implicarnos emocionalmente, de forma lenta pero inexorable, en la emotiva historia de esos dos jóvenes vaqueros con los que compartiremos el descenso al abismo de pasión, sentimientos reprimidos y dolor en el que se van convirtiendo sus vidas.

OBRA MAESTRA ABSOLUTA

 ¿Qué es eso de decir que a esta película le faltan, pasión, fuerza o más sentimiento?, ¿Qué deja frío? Pues lo siento, señores: La vida es así. Si, si... no todo es un gran melodrama inmortal de Hollywood con los amantes al borde de la locura y el amor imposible elevado al grado de la heroicidad. Brokeback Mountain es honesta y sutil hasta decir basta. Y todo gracias no sólo a un reparto en estado de gracia sino a una narración poderosa y honesta que huye de lo glorioso. Supongo que la película solo la pueden disfrutar los que vayan sin expectativas. En su naturaleza respira el sabor de las grandes obras maestras
No es necesario escándalo ni provocación sino honradez y relatar las historias como deben ser. Esta película lo tiene todo para ser sublime y como consecuencia lo es. Sólo queda rendirse ante el insuperable contraste de los paisajes absolutamente mayestáticos y la foribunda carga de dolor de los rostros de Ennis y Jack. Y quien espere que una bonita frase de guión incluya un "te quiero" que no vea esta película


 

El hecho de que esta cinta, haya sido la mejor reseñada con las premiaciones de los Críticos, tanto en Estados Unidos y en otras partes del mundo (Ganando el León de Oro en Venecia) nos viene a confirmar algo que ya sabíamos: Estamos ante una de las mejores películas de la década, un filme verdaderamente Extraordinario, dotado de excesivas virtudes, contando una hermosa historia de amor imposible con un finísimo tacto y sin ningún morbo inherente al tema. Una película perfecta, sin un lado flaco, de manufactura impecable y de una coherencia artística nunca antes vista: La dirección es magistral, las actuaciones son titánicas, Desde Ledger con su maravillosa e inolvidable actuación, pasando por Gyllenhaal, en lo que sin duda será el parte-aguas de su carrera hasta Michelle Williams, sobria, contenida pero conmovedora a la vez, La banda sonora es insuperable y la fotografía muy bella. Personalmente el mérito que veo en brokeback mountain no es la historia, ni los hechos que se cuentan. Pero la manera de contarlo sí lo es. Porque historias de lucha personal en busca de la felicidad y del amor verdadero y de luchar contra lo que está visto bien socialmente hay muchas. Pero no como esta. Las escenas que relatan el romance entre los protagonistas entre las montañas de brokeback son especialmente conmovedoras no se sabe muy bien si por los paisajes en que se desarrollan si por la interpretación de los protagonistas si por los diálogos que escribieron los guionistas si por la dirección o quizá a lo mejor por todo junto. El desarrollo posterior de la historia de los personajes engancha más y cada vez más. Y el desenlace final es puro cine. Animo a ver esta película. Fundamental verla.

Una auténtica joya que ha sido bastante infravalorada por muchas gente...lo quieran reconocer o no... debido a su temática, sino no se explica que no ganara los Oscars de mejor película y mejor actor principal y secundario. El guión basado en una pequeña historia es magnífico, la banda sonora perfecta (esa melodía de guitarra vale más que mil palabras). Y lo actores, bueno los actores: Los dos protagonistas Heath Ledger y Jake Gyllenhaal realizan aquí las mejores interpretaciones de su carrera, con permiso del Joker del primero, son absolutamente inmejorables, ves en sus ojos la tristeza y la desesperación de sus personajes. Ledger a no ser por su desgraciada muerte, se habría convertido en una de las grandes estrellas del futuro, y Jake Gyllenhaal, también está destinado a ser uno de los grandes y tarde o temprano acabará ganando el Oscar. Y las dos actrices, Michelle Williams y Anne Hathaway están perfectas.


Una de las más valientes películas de los últimos años y que dentro de unos años será reconocida como la gran obra maestra que es.

 
 

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