ESCRIBIDME A:

 

mailto:cineparaiso2@gmail.com

 

 

 

ALEXANDER

 

ALEJANDRO EL MAGNO

 

 

 

 

 

 

 

EPILOGO Y COMENTARIOS DE

ANKE OESTERREICH

 

 

 

“Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los propios médicos de la época. Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras 
 preciosas...) fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.
 Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó  a Alejandro cuáles eran sus razones.
 Alejandro contestó al general:
"Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos no tienen, ante la muerte, el poder de curar. Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen."
"Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos”.

Como eterna admiradora de Alejandro, y sin entrar en detalles técnicos, tengo que admitir que la película me encantó empezando por la banda sonora de Vangelis que es muy, pero muy buena, siguiendo con una magnífica elección de actores interpretados por Anthony Hopkins, Christopher Plummer, Colin Farrell, Val Kilmer, Angelina Jolie, Jared Leto, Rosario Dawson y tantos otros.

Durante una entrevista Oliver Stone explica los motivos de su elección de Colin Farrell como Alejandro: "Al igual que Alejandro, Colin es un rebelde y tiene la seguridad del guerrero y del líder. Se convirtió en Alejandro en muchos aspectos: dirigió a los actores como un grupo, aumentó su fuerza física, dominó el caballo y la espada y luchó como un león para dar lo mejor de sí mismo. A menudo le ofrecí la posibilidad de utilizar un especialista, tanto en escenas a caballo como a pie, pero quería hacer él mismo lo máximo posible. Aunque parece un loco, a veces es un hombre que tiene una nobleza innata. Ha sido un honor conocerle en este momento de su vida".
Como a muchos aficionados al séptimo arte, me enterneció la escena de la doma de “Bucéfalo” magistralmente interpretada por el joven actor Connor Paolo. 
Lástima que no hayan incluido la frase que le dijo Filipo II de Macedonia a su hijo Alejandro cuando vio que éste logró dominar al caballo negro, agresivo 
y rebelde que él no pudo: “Hijo mío, búscate un reino más digno de tu grandeza porque en Macedonia no cabes".Val Kilmer manejó en una forma excelente la personalidad de Filipo II de Macedonia, brutal, borracho, sexual, inteligente, calculador pero también de naturaleza tierna, sensible y orgulloso de su hijo cuando en una cueva le interpreta pinturas que representan las tragedias de los héroes y semidioses griegos, donde Alejandro le demuestra su respeto y admiración con un apretón en el brazo, excelente secuencia. Eventualmente podrían haberse incluido más batallas, muy bien lograda la de Gaugamela (Griegos - Persas), donde el águila la observa desde la altura y en la que Darío III terminó huyendo cobardemente.
Me impactó la profunda y leal amistad de Alejandro tanto en la vida privada como en las batallas con su amigo de la infancia, Hefestión, cuya muerte casi lo enloquece. Impresionante la mezcla de sentimientos motivados por el alcohol durante una celebración, cuando “Clito el Negro”, 
quién le había salvado la vida en la batalla de Gaugamela, le gritó que Filipo II de Macedonia había sido mejor rey, motivo por el cual Alejandro se enfureció, matándolo en un arrebato, arrepintiéndose inmediatamente.

Felicito a Oliver Stone por la importancia que le concedió a Bucéfalo a través de toda la película y tal como decía Alejandro desde el momento de 
la doma “Bucéfalo y Alejandro”, siempre mencionando a Bucéfalo primero. En la batalla de Hidaspes contra el rey Porus en la India, donde 
tuvieron que luchar nuevamente contra elefantes, se me empañaron los ojos cuando Alejandro le dijo, echándose hacia adelante y acariciándole el cuello "Esta es la última batalla de Bucéfalo y Alejandro”. Hefestión y varios de sus guardaespaldas intentaron detenerlo cuando se dieron cuenta del peligro al que se enfrentaba pero no fue posible, ya que Alejandro iba, siempre a la cabeza. Demasiado tarde, Bucéfalo se levantó frente al elefante lo más que pudo sobre sus patas traseras para proteger a Alejandro, recibiendo en un costado la flecha mortal de Porus. Alejandro también cayó herido y el mundo comenzó a girar, sin embargo cuando lo cargaron logró, estirando el brazo, darle una caricia a su fiel e inseparable ”Bucéfalo”, ensangrentado en el suelo, quien parpadeando lentamente y con mucho esfuerzo, lo miró por última vez.

Definitivamente, así como no existen dos soles, jamás existirán dos 

!!!...Alexandros...!!!

 

 

 

 

 

Cuando hace algún tiempo cuestionaba, y ponía en el que yo creo su justo lugar, una película tan famosa y tan poco defendible, algún lector sacó a colación la realización número dieciocho de Oliver Stone, considerándola, como mucha gente ha hecho ya, una simple apología de la homosexualidad. Yo ya tenía pensado hacer un díptico entre aquélla y ésta, para dejar claro mis ideas al respecto de ambas, comparando sus imágenes. ‘Alejandro Magno’ podría ser la película más incomprendida, odiada sin motivo, atacada y vilipendiada de lo que llevamos de década, teniendo en cuenta, claro está, su ambición y sus pretensiones. Pero quizás a muchos les sorprenda leer aquí que este cinéfilo considera una gran injusticia tal recibimiento, y es que pienso que esta película es la más arriesgada, compleja y hermosa de todas las que ha dirigido Stone... un viaje que nos lleva mucho más allá de una mera apología sobre la homosexualidad, o de un retrato más o menos cabal del legendario hombre que da título a la historia, para erigirse en un título verdaderamente único. Este es un proyecto largamente acariciado por un cineasta interesado en las grandes figuras políticas de la historia y Alexander lo es, entre otras muchas cosas, tanto como Nixon, Kennedy, Castro o Jim Morrison, cuenta Stone que todo cambió para él, después de varias tentativas, cuando conoció a Colin Farrell, el cual representó el empuje definitivo para poder llevar a término este ambicioso proyecto. Precisamente la punta de lanza de esos críticos descerebrados de esta película es el actor irlandés, también cuestionado de manera implacable en la bellísima ‘The New World’. Y es que este intérprete encadenó dos interpretaciones que provocaron cierta incomprensión en su comienzo y en cambio ahora, como sucedió con CLEOPATRA, en pleno siglo XXI, se le está dando el lugar de honor que le corresponde en la historia del cine, por ser un film grande, colorista, íntegro y espectacular....Y que es cine... "todo esto señores"..ALEXANDER, es una pieza única.

Pocas veces, en el cine de los últimos años, un trabajo tan poderoso, valiente e intenso ha sido objeto de criticas tan desproporcionadas y sonrojantes. En lo que a mí respecta, Colin Farrel es un actor tremendamente interesante, y aquí se revela como una verdadera fuerza de la naturaleza, capaz de dotar de gran fragilidad al gigante guerrero, de grandes defectos y zonas oscuras, pero también de una trémula humanidad, de una pasión autodestructiva y romántica, de una trágica imperfección emocional, y, ante todo, de una visión y sensibilidad muy superiores al resto de los personajes. Porque la fortaleza de un intérprete se mide por la dificultad a la que se enfrenta, y este papel es uno de los más difíciles del actor. Si esta entrada se titula “conquistando a la muerte”, es por doble motivo. Por un lado, tal como Stone refleja en el itinerario vital de su protagonista, el objetivo interno de Alejandro, un hombre asombroso tanto en sus luces como en sus sombras, era vencer a la muerte. Viajar hasta el fin del mundo conocido, encontrar un hogar más allá de la muerte. En su arenga a sus soldados, justo antes de la batalla en Gaugamela, Alejandro pronuncia estas palabras para darles valor: “conquistad vuestro miedo y os prometo que conquistaréis la muerte”. Y lo mismo le sucede a la película, a la que muchos criticaron en el momento de su estreno. Sin embargo, ahora en el siglo XXI, todo ha cambiado, pasando a ser una pieza histórica de culto. ‘Alejandro Magno’ se mueve a numerosos niveles (emocionales, históricos, genéricos), con una pasión y una convicción que la alejan muchísimo de la versión que dirigiera el Robert Rossen en 1956, firmando uno de sus trabajos menos personales. Se dice que nunca segundas partes son buenas, aquí la frase se la lleva el viento. 

¿Es posible que existiera un hombre como Alejandro?”... se pregunta el anciano Ptolomeo, maravilloso Anthony Hopkins. “Por supuesto que no, le idealizamos, le imaginamos mejor de lo que era”. Tampoco es posible hacer la película sobre el mito de manera que las numerosas aristas de su leyenda queden satisfechas en la mente del espectador. De manera muy inteligente, el relato arranca con la muerte del protagonista, volando 40 años más tarde a Egipto, donde Ptolomeo le cuenta sus memorias al escriba. No es, por tanto, un personaje “real”, sino imaginado, “recordado”. Las licencias, por tanto, están permitidas. Sin embargo, no comprometen el equilibrio formal. Ahí tenemos a Angelina Jolie, y a un estupendo Val Kilmer. Ambos padres de Alejandro representan su lado espiritual/abstracto y su lado físico/guerrero, y establecen su trágica dualidad, que se debate entre las riquezas materiales e intelectuales del mundo a conquistar, desechando las primeras y luchando con sus propios hombres de confianza para que comprendan las segundas. Así, se aleja de lo que se le supone a una película hollywoodiense de aventuras, para convertirse en una labor casi operística de un director jamado Oliver Stone. La ambivalencia sexual de Alexander no sólo no es sutil, sino directamente explícita...“nada le venció, salvo los muslos de Hefestión”, pero retratada con gran romanticismo, y con una elegancia encomiable, huyendo de la provocación que muchos atribuyeron a Stone, pero que no se encuentra ni por asomo, más allá de la propia visión de Stone sobre el personaje, al que trata con respeto en todo momento, así como a Hefestión  y a Roxane. Pero no menos importantes y complejas son sus relaciones con su padre o con el resto de sus cohortes. Los diálogos que las retratan poseen un tono trágico y de gran intensidad, acordes con la grandeza sensorial del film.

 

 

También obtendrás dos grandiosas batallas, muy diferentes entre sí, pero complementarias y llevadas al paroxismo por la mejor música que ha escrito Vangelis en mucho tiempo. Si el viaje está vertebrado por las palabras de Ptolomeo, la altura emocional del mismo está sostenida por estos dos pilares que la elevan a los altares. Así mismo, estas dos batallas actúan como pinzas que ayudan a pasar, de forma natural, del primer acto al segundo, y de este al tercero. Gaugamela, por su parte, es un ejemplo del talento visual de Stone, y de su audacia formal. Nunca vimos una batalla de estas dimensiones recogida desde el aire, empleando para ello el recurso poético del águila de Alejandro, de tal modo que todo queda claro. La genial táctica de Alejandro se va desarrollando sin que nos perdamos en ningún momento, mostrándonos cómo se desarrollan los flancos derecho, izquierdo y central. Por otro lado, la batalla del Indo-Kush es mucho más salvaje, sanguinaria y bestial, y allí un exhausto y harto Alejandro,  que vive la secuencia con una intensidad y una verdad ejemplares, mira por fin a la muerte a los ojos, y alcanza el límite de su genio militar y de su fuerza de voluntad. La larga y tortuosa secuencia es una verdadera pesadilla, con una planificación dantesca y brillante, de tintes místicos. Realmente el final de un viaje sin fin, en el que se han sacrificado para el espectador momentos muy importantes de la vida de Alejandro, como su coronación en Egipto al modo de Dios, con el objetivo de equilibrar la película, pero triste para el espectador. Se alza así esta hermosa e incomprendida película, de la que estoy seguro que dentro de no demasiados años se hablará de forma distinta. Alejandro no es Máximo, no es de una pieza sino profundamente imperfecto, lo que le hace más humano, más cercano a todos. De esa forma, simpatizamos con él. Pues su viaje es el nuestro, un viaje interior, en la búsqueda de la propia identidad y libertad personal. Tal como dijo Ptolomeo, ¿cómo explicar lo que es ser joven…y soñar grandes sueños?

 

Fue un apuesto guerrero lleno de ambición y coraje, encabezando su ejército contra las gigantescas fuerzas persas... Un hijo que buscaba desesperadamente la aprobación de su severo padre, endurecido por las batallas, y que se debatía entre su lealtad a éste y su amor por su madre... Un conquistador despiadado que nunca perdió una batalla y empujó a sus soldados a los confines del mundo... un visionario cuyos sueños, hazañas y destino dejaron huella a lo largo de la historia, ayudando a dar forma a nuestro mundo actual. Fue todo eso y más. Alexander, de Oliver Stone, se basa en la vida de uno de los líderes más brillantes e influyentes de la historia: Un hombre que a la edad de 25 años había conquistado el 90% del mundo. Llevó a su ejército de soldados griegos, macedonios y posteriormente orientales a lo largo de 35.000 kilómetros de asedios y conquistas en sólo ocho años y cuando murió a los 32 años había forjado un imperio sin igual en la historia. Ambientada en el mundo pre-cristiano de costumbres sociales y morales muy distintas de las de hoy, la película explora una época de una belleza inigualable de una brutalidad increíble, con grandes ideales y terribles traiciones. Examina de forma honesta y atrevida la vida de Alejandro y su relación con su madre Olimpia, su padre Filipo, su gran amigo y comandante Hefestión,, su ambiciosa y hermosa mujer Roxana y su confidente y leal general Tolomeo, un incomparable Anthony Hopkins. El extraordinario viaje comienza cuando Alejandro lanza la invasión desde Macedonia, llevando a su ejército a arrancar el control del Asia Occidental de las manos de los persas y después a una victoria imposible sobre las mismas y poderosas fuerzas persas. Alejandro ampliará su imperio a las desconocidas tierras de la actual Asia Central hasta el Hindu Kush - llegando más lejos que cualquier otro occidental - y después continuará sus conquistas en el mundo exótico de la India. Aunque parezca increíble, Alejandro nunca fue derrotado y es quizás un caso único en la historia militar mundial. Obligó a sus soldados a cruzar desiertos, sierras y selvas, adentrándose en misteriosos países donde conquistó a todos los que osaban enfrentarse a él y superó incluso un intento de motín entre sus propios hombres. La película sigue el progreso de Alejandro hasta convertirse en leyenda, desde una juventud alimentada por sueños de gloria, mitos y aventuras, pasando por los fuertes lazos con sus compañeros más cercanos, hasta su misteriosa y solitaria muerte como soberano de un inmenso imperio. Alejandro Magno es la asombrosa historia de una vida que unificó el mundo conocido y demostró que la fortuna favorece a los atrevidos.

 

 

La película comienza con el anciano faraón Ptolomeo I contando la historia de Alejandro, de quien fue amigo en su juventud y al que sirvió como general (y fue establecido como regente de Egipto tras su temprana muerte). Se muestra cómo Alejandro desde niño es testigo de la tensísima relación entre sus padres, el rey Filipo II y la reina Olimpia, considerada una hechicera y obsesionada con poner a Alejandro contra Filipo, inculcarle sus creencias sobre los dioses  y comparando a este constantemente con Aquiles, héroe de la guerra de Troya, por quien Alejandro desarrolla una gran admiración. Desde niño, Alejandro demuestra ser curioso, sensible y perseverante, como demuestra al domar a un caballo aparentemente indomable al que llama Bucéfalo. En la adolescencia su padre envía a Alejandro al filósofo Aristóteles, quien sería su maestro y encargado de la formación intelectual de Alejandro. A pesar de que su madre intenta convencerle de lo contrario, Alejandro trata de estar unido a su padre, quien trataba a su madre de adúltera, pero los intentos de mantener una buena relación se truncan cuando Filipo decide desposarse con Eurídice. Durante la celebración, el tío de Eurídice, Átalo, propone un brindis por Filipo, Eurídice y los 'hijos legítimos' que tendrán estos, provocando que Alejandro pierda los estribos y le tire una copa, provocando una pelea. A pesar de su estado de embriaguez, Filipo trata de poner orden y le ordena a Alejandro que se disculpe ante Átalo, llegando a llamarle bastardo cuando este se niega a obedecerle. Cuando un destrozado Alejandro se dispone a salir de la sala, Filipo trata de salir tras él pero debido a su estado cae al suelo, provocando que Alejandro diga «¿Y este es el hombre que os llevará a la conquista del Imperio Persa? Ni siquiera es capaz de llegar de un lecho a otro sin caerse!», provocando la ira de Filipo. Alejandro y Filipo posteriormente se reconcilian, pero Filipo es asesinado por el guardia Pausanias  y en consecuencia Alejandro se convierte en rey de Macedonia con 20 años. Ya de adulto, y luego de castigar a algunas ciudades griegas por intentar sublevarse, Alejandro se dispone a cumplir el sueño de su padre de conquistar el Imperio Persa, en una campaña que duró menos de 10 años. Luego de reclutar una fuerza de aliados griegos bastante menor que los ejércitos persas, el contingente se embarca en naves hacia las costas de Asia Menor, donde las ciudades griegas de Jonia, que se encontraban bajo sometimiento persa, son liberadas. Allí tiene lugar la batalla del Gránico, con una fácil victoria griega, en la que Alejandro casi muere. Otras ciudades, en representación de Darío, opusieron resistencia y fueron asediadas.

Grata sorpresa la que me llevé al ver esta superproducción de la que no alcanzo a comprender el porqué de tantas voces alzadas. El caso es que Alexander, cuenta en mi opinión con muchos factores positivos a su favor. Obviamente en el apartado técnico y más fácilmente apreciable, con sobresalientes escenas épicas y batallas espectaculares. En este sentido destaco por encima de todas las escenas la batalla final en la India y la excelente aportación fotográfica colorista que la refuerza en ese instante, recordándome al Stone mas atrevido. Y en un plano narrativo, la película se me antoja inclusive shakespeariana dadas las traiciones, conquistas, brujerías y oráculos, escaladas de violencia y otros etcéteras propios del dramaturgo; mostrando un complejo dibujo del personaje del conquistador, las veces idealista y cercano al pueblo y a los dioses, profundamente marcado por la muerte de su padre a la vez que influido por esa relación edipica amor-odio materna. Todo el relato en sí mismo, adquiere  sentido narrativo de alta calidad gracias a la voz en off del personaje de Anthony Hopkins y las propias escenas de enseñanza en la academia, que puntualmente nos adentra en las escenas, como espectadores en la propia piel del discípulo. No dejo de repetir que la dirección como las interpretaciones me parecen extraordinarias, de gran poder cinematográfico, dotando a los ya muy bien dibujados personajes de buen calado en sus motivaciones: Val Kilmer, está una vez más redondo, Angelina, como antagonista de Fillipo encarna a la femme fatal de la narración cercanísima a una buena e influyente Lady Macbeth.... En suma, a mi juicio O. Stone, acomete el estudio de la figura del conquistador con mucho respeto y admiración resultando una película valiente, a la vez que personal y mucho más compleja de lo que a simple vista parece....Es un clásico, así la considero y así cabalgará por los océanos del tiempo.

 

 

Alejandro Magno quizás sea una de las películas históricas mejor documentadas de las que he visto en el cine. Oliver Stone consigue narrar de forma clara y concisa la vida de uno de los personajes más grandes de la Historia universal: Alejandro III de Macedonia, llamado a su muerte Alejandro Magno, que con solo 32 años de edad acabó con el vasto Imperio Aqueménida  y llevando a la civilización clásica a su culmen. Y ahora, dejando un poco a un lado la Historia, pasemos a hablar de la película en sí. El filme está muy bien hecho, con un guión  y una fotografía espectacular. La banda sonora también cumple con su cometido y de manera solemne..Quizás uno de sus puntos débiles es el ritmo de la película,  ya que tiene momentos muy espectaculares, y momentos algo lentos, Pero en definitiva, es una muy buena película, muy bien hecha, y que narra de forma excelente la vida de uno de los hombres más grandes de la Historia: Alejandro Magno. Volver a visionar “Alexander” de Oliver Stone es un ejercicio de justicia artística que muchos deberían de hacer. Creo que hemos sido muy duros con ella, pero cuando se ve por segunda o tercera vez vas percibiendo las intenciones de su director más claramente y descubriendo que muchas cosas que chirriaban o simplemente molestaban tienen un por qué. Pero tenemos un “Alexander” épico, Stone nos ofrece algunas de sus más destacadas campañas y batallas bélicas, de lo mejor que se ha rodado en años. Es un ejemplo de enseñanza militar ilustrada, una forma de comprender las tácticas de combate que le hicieron invencible.

 

Uno de los aspectos en los que se ceban los espectadores, es con el reparto. En este punto me he vuelto también más indulgente. Colin Farrell pero si uno se sumerge medianamente en el personaje histórico, resulta bastante convincente. Mucho más benévolo me muestro con la siempre atractiva Angelina Jolie, la poca diferencia de edad con su hijo tiene un sentido según quiere contarnos en la película Stone, al hablarnos del complejo de Edipo. Encaja perfectamente en esa especie de incesto soterrano que se respira. Los secundarios bastante mejorables, no hay papeles de relumbrón. En lo que sí estoy más de acuerdo es con  la homosexualidad de Alejandro. Stone se equivoca totalmente, debería haber seguido una de las dos opciones, la primera introducirlo con total normalidad sin más, o prescindir de ello por intrascendente. Pero el hecho de presentarlo como algo deseado, oculto, casi de consulta de psicoanalista. Se nota que es una película muy de asesor histórico, Stone se deja llevar por ellos y por eso mismo quizá falte algo objetividad personal de autor. Por eso cuando tiene escenas más propias, que son estrictamente cinematográficas, el director se deja llevar por la admiración desmesurada. Si hubiese tenido el control real de todas las escenas, dudo mucho que hubiera tenido ataques de exaltación, que por otra parte son habituales en los seguidores de Alejandro Magno.

Descripción: Vida y obra del legendario rey y conquistador macedonio, perfectamente encarnado por Colin Farrell. Magnífica puesta en escena de Oliver Stone, arropado por un equipo técnico de indudable calidad, destacando el director de fotografía y el compositor Vangelis y unos actores solventes, con la excepción de Jared Leto. Recomendada para: Aquellos que disfrutamos estudiando, y por consiguiente viendo, la Historia; fans del cine épico sin complejos; fans de los diferentes actores que aparecen en pantalla. No recomendada para: Aquellos que se entusiasmaron con Troya; amantes de las batallas y la acción sin más; homófobos y/o ignorantes de la sociedad y la sexualidad griegas; denostadores de la Historia. Las superproducciones ‘históricas’ suelen ser trabajos juzgados con extrema dureza e intransigencia por parte de la crítica debido a que sus presupuestos de ensueño deberían traducirse en unos niveles elementales de calidad. Normalmente ese presupuesto que posibilita la contratación de grandes estrellas, la utilización de costosas escenografías, el aprovechamiento de efectos especiales y recursos infográficos de última generación y la localización de exteriores en idílicos parajes, va en detrimento de otros aspectos tanto o más importantes que los anteriores y que, acaban mermando el  final. Me refiero, como no, al guión, al desarrollo psicológico de los personajes, al empleo de un lenguaje cinematográfico innovador o a la utilización de recursos técnicos que escapan a soluciones más estandarizadas. Un poco de todo eso ocurre y se aprecia meridianamente en “Alejandro Magno”. Oliver Stone gobierna su embarcación con veteranía y tesón, procurando esquivar con éxito dos peligrosos escollos: el tedio y la flaccidez épica. Es más, su experimentada conducción consigue mantener a flote un mastodóntico metraje a base de oficio, buen pulso narrativo y épica. Bueno, la verdad es que Vangelis también pone su granito de arena esencial. Pero para ser imparciales debemos hacer recuento de esas vías de agua anteriormente citadas. Vamos a ver. Farrell, Leto y cía. están discretitos, sin más. De Angelina Jolie y Rosario Dawson prefiero no hacer comentarios. Todo lo que se me ocurre huele a obsceno. Por otra parte, el tema del tratamiento de la homosexualidad de Alejandro y, por ende, de la homosexualidad en el mundo helenístico, ciertamente está cogido. Casi tanto como la ‘compleja’ e incestuosa relación de Alejandro con su madre o sus delirios de grandeza, cuestiones desarrolladas de modo superficial y paupérrimo. Pero...entretener al personal con la mínima cantinela historicista algún merito tiene ¿no?. Para mi, media docena de estrellitas es suficiente. No está nada mal ¿verdad Oliver?.

Alejandro Magno es sin duda la mejor película épica filmada actualmente. Une batallas y vida particular de un personaje tan controvertido en la historia antigua. Stone, una vez más, nos tiene pegados a la butaca durante horas. Excelente, inolvidable y grandiosa la música de Vangelis. Una recomendación muy importante, tengamos en cuenta que es una gran película épica y tiene que verse en gran formato como mínimo y sonido multicanal.

No quisiera escribir mucho sobre esta película, ya que de eso se ocuparon otros antes que yo, y lo dijeron todo. Simplemente quiero decir que Alexander es LA MEJOR de las películas épicas que se hicieron en los últimos tiempos. Es muy superior a Gladiador y Troya, aunque todas estas también tienen su atractivo; pero Alexander lo tiene todo. Creo que las críticas en contra se deben a dos razones:

1) La homofobia de quienes seguramente son y fueron cómplices, aunque sea sólo por mirar para otro lado de Franco en España, Videla, Galtieri & cía. en Argentina, recuerden como festejaron en su momento la Guerra de las Malvinas y cada uno sabrá cual es su dictador preferido en el resto de Latinoamérica.

2) El desinterés por la verdadera historia y el deseo de que el cine sea solo un pasatiempo hueco que nos distraiga de la realidad para que como buenos esclavos actuemos de acuerdo a los deseos de nuestros amos.

Alexander NO ES SOLO UNA PELÍCULA DE AVENTURAS... La ambientación es EXCELENTE, las batallas son realistas, la relación de Alejandro con sus padres está muy bien lograda... sólo alguien que entienda de cine y de historia podría hacer un comentario como el que la película se merece. Espero que el tiempo le dé a "Alejandro Magno" el lugar que se merece, junto a los grandes clásicos del cine. Y si no, si la mayoría de la humanidad sigue el camino hacia la ignorancia y el desinterés absoluto, no importa; siempre podrá ser disfrutada por quien busque algo más que pasar el tiempo.

 

Stone lo puso difícil: uno sale de ver Alejandro con un gusto raro....Y resulta que el espectador no tiene la culpa, el cine épico es un género en sí mismo y la mente se adiestra, espera ciertas convenciones. Una de ellas es la grandilocuencia visual; la otra el desenlace glorioso y honorable. Alejandro toma elementos comunes, sí, pero definitivamente se alista por otros carriles. Un Anthony H. con años de experiencia nos introduce en un enorme y colosal Flash-back al mejor estilo canta de gesta. Si bien la trama posee un hilo argumental de secuencia de hechos, el nudo de la cuestión siempre se halla en el armado de los personajes: sin dudas lo más rico de la obra. Personajes de dos, tres y hasta cuatro caras que actúan, sufren y gozan. Ahí donde Alejandro de pronto se hace fuerte apelando a la ley del género épico: la grandeza de los protagonistas en búsqueda de una gloria que incluso a veces ni siquiera es ególatra. En mi opinión, la obra gana en interés una vez que Alejandro se va de sus territorios e inicia el viaje. Se dilataron demasiado algunas escenas y la película compensa con los disturbios que la figura de Magno provocaba en los lugares que supo visitar. Ciertos diálogos son memorables y es de destacar la libertad de acción con respecto a la cámara como testimonio directo de actitudes homosexuales...¿O acaso Alejandro era menos Magno por sus preferencias sexuales?. Sobre gustos no hay nada escrito y para gustos se han pintado los colores. Llevaba tiempo queriendo escribir una crítica-reflexión sobre lo que ha sido una de las películas más controvertidas que recuerdo, una película que no deja a nadie indiferente, o se la quiere o se la odia, o atrae irremediablemente...  en definitiva. Hablemos pues de gustos y repasemos los puntos fuertes y débiles.

 

 

 

¿Qué me gusta de "Alejandro Magno"?  

 

 

- De entrada, la banda sonora de Vángelis, una colección de temas y movimientos que evolucionan a lo largo del metraje subrayando cada punto de la historia como un narrador invisible. Emocionante, sobrecogedora, épica… quien tenga el CD puede recorrer la película sin más que pasar de un tema a otro. 

- La cuidada escenificación de la batalla de Gaugamela, intentando explicar la brillante estrategia de Alejandro a los profanos en la historia militar, para que no crean que el hecho de que 40.000 macedonios vencieran a 300.000 fue fruto de la suerte o simple licencia cinematográfica.

 - La ambientación, más efectista que histórica, pero apropiada. Inolvidable recorrido por la rural Macedonia, sofisticada Persia y espectacular Oriente.

 - El hecho de que aborde la biografía de Alejandro y sus treinta años de gloria desde la prudencia, asentando aquellos aspectos contrastables pero dejando en el aire muchos enigmas ofreciendo la perspectiva más plausible, pero advirtiendo de que son especulaciones y que hay otras hipótesis diferentes. Allí donde otras películas o novelas hacen pasar como 100% contrastado aquello que están contando por motivos comerciales, Oliver Stone practica una narración apropiadamente ambigua, con cabos sueltos para que el espectador se documente y saque sus conclusiones.

 - El guión de Oliver Stone, su narración sobria, elegante, épica y lírica, capaz de cubrir huecos de guión allí donde hubo, para hacer recortes por motivos de duración.

 

 

¿Por qué hasta hoy la crítica no se ha puesto de acuerdo frente a este filme?, bastaría hacer un parangón con Brave heart, para saber que ésta no merecía más reconocimiento que Alexander; Braveheart lo obtuvo quizás porque fue primero, o quizás porque narra la historia de un libertador y no la de un conquistador. Stone, deja ver una película poco stoniana durante gran parte de la historia, centra su obra en dos grandes planes artísticos: el de las cruentas batallas que beben del cáliz de la magnificencia y el de las más cruentas batallas del alma de Alejandro. El primer plan suscita la inconmensurable sensación de la magnificencia; la batalla definitiva contra las huestes de Darío, sus tomas aéreas mostrando planos bélicos de varios kilómetros, y el vértigo de sus peleas cuerpo a cuerpo, llegan a la genialidad. Otro tanto sucede con la batalla contra "los elefantes" de las indias, dejando, sin embargo, un cuadro tan errante como innecesario, aunque hermoso, justo al final: un caballo jactancioso frente a un elefante jactancioso. El segundo plan, el de los tormentos emocionales de Alejandro, es pieza clave de la narración fílmica, por cuanto se intenta mostrar un corazón débil dominado por la condena a la grandeza que desde antes de nacer ya purgaba el macedonio. Héroe-antihéroe: la antítesis que intenta "stonizar" el director no llega a ser visible sin que medie un gran esfuerzo por el espectador. La razón es clara: con sólo contemplar los ademanes de Angelina Jolie, y los gestos de cualquier chico de "Beverly Hills  encarnados por el amante de Alejandro, se desdibuja el valor y el peso histórico de la trama; pero todo ésto también le pasó a Brave heart y le dieron el Oscar!... Las confusiones, depresiones y crisis de ansiedad de Alejandro carecen de fuerza histriónica suficiente. Lástima por Stone pero... ¡ bien por Stone!, bien porque sacude la desazón que producen sus actores, salvando el cuadro sublime-patético de la personalidad del protagonista con poco más de quince minutos de escenas oníricas, forjadas en planteamientos surrealistas, donde salen águilas de escudos, las luces se confunden, los tormentos se materializan y la dirección termina por sustituir la actuación, logrando expresar el vacío que sienten aquellos hombres cuando el poder los ha saciado por completo. Por lo demás como la homosexualidad, no vale la pena hacer morbo de una práctica común en la antigüedad, no sólo aceptada sino sugerida socialmente, en especial con gente de las altas clases, lo mismo Hebreos primitivos, que griegos y romanos. Buena lección Stone, los que amamos el cine te lo agradecemos

Una más que aceptable película histórica acerca de uno de los personajes más importantes del mundo clásico. No entiendo el porqué los periodistas la criticaron tanto. El primer motivo es tan sencillo como que Oliver Stone no querido en USA, y claro, como lo que vale allí también ha de valer aquí... La gente critica la película sin siquiera pararse a pensar en lo que están diciendo. Estamos ante una película histórica, y por tanto nos cuenta una historia que está por encima de la acción. Esto es una excepción en el cine Hollywoodiense, y como es algo inusual tiene que ser a la fuerza negativo. Personalmente creo que esta película está muy por encima de Troya, donde sustituyeron el comportamiento de los personajes para que fueran políticamente correctos. Y de esta forma entramos en otro de los motivos por los que esta película es tan odiada por muchos, y es que el mostrar a un personaje tan viril que conquistó lo inconquistable, de una forma tan "liberal" es una herejía cinematográfica. Vamos a ver, la homosexualidad en los hombres de la Antigua Grecia era algo muy natural, y por muy enfadados que se muestren algunos del mundo actual, eso no va a cambiar. De todas formas yo no veo tan clara esa homosexualidad... Me parece otra de las muchas excusas estúpidas que se han escrito sobre el film..

En cuanto a los actores escogidos tampoco entiendo las críticas. Hay gente que le tiene especial odio a un actor/actriz en concreto, y ese odio los ciega a la hora de ver alguna película suya. Aquí ocurre lo mismo, sobretodo con el asunto de que Angelina Jolie es poco mayor que Colin Farrell, motivo por el cuál no puede hacer de su madre. Señores, el cine es cine, y con él se pueden hacer cosas que no serían probables en la realidad. Por todos estos motivos recomiendo esta película, que la vean ya sabiendo que la película tiene más historia que acción, y no se esperen que van a ver muchas batallas y peleas (las batallas las sufren los personajes internamente). Oliver Stone hizo un gran trabajo, bordó un film extraordinario y este es mi punto de vista como amante del séptimo arte..

Oliver Stone no ha cesado de hablar de los procesos conspirativos del poder y de los poderosos, tanto a nivel político, “JFK” y “Nixon”, como a nivel económico, las dos entregas de “Wall Street”. “Alejandro Magno” no es sólo la continuación de estas reflexiones, sino una especie aparte. En los primeros momentos de este desmesurado pero no por ello menos interesante péplum, Filipo de Macedonia explica a su hijo algunos de los mitos de la cultura griega como el de Medea que asesinó a sus hijos, Edipo que se acostó sin saberlo con su madre y acabó asesinando a su padre, y sobretodo el de Prometeo, que quiso ser dios y fue castigado por su orgullo. El recorrido didáctico que propone Stone adquiere un claro efecto simbólico ya que al final se cumplen los diferentes mitos y el film acaba articulando un discurso sobre como la historia copia el mito y como la ficción modela la historia. Alejandro, hijo carnal de Filippo y Olimpia, quiso ser hijo de Zeus, atravesó el mundo conocido a la búsqueda de los secretos de la divinidad, se erigió casi en un dios que quiso conciliar a bárbaros y civilizados. No obstante, podemos observar que esta cruzada que posee un carácter idealista que se pervierte a medida en que la paranoia conspirativa se apodera de su corte. El sueño de Alejandro está viciado por los mecanismos de la ambición. La película de Stone no iguala la espectacularidad y la épica de “Troya” pero si goza de la hondura moral y la pasión de “Espartaco”. El tormento interior crea una especie de éxtasis que degrada el deseo imperial del personaje. En una de las escenas iniciales el filósofo Aristóteles habla a sus discípulos, entre ellos Alejandro, de las virtudes de la razón como camino hacia el descubrimiento del alma y critica el sentido del dios griego Dioniso, basado en la fuerza de los impulsos. A pesar de los sabios consejos del maestro, Alejandro no deja de presentarse como un dios que vive guiado por sus deseos, por su fuerza física y por su obsesión quimérica, viviendo una aventura tan fabulosa como la de Simbad. Otro personaje importante del film es Tolomeo, buen confidente y leal compañero.

 

La poderosa e incomparable dirección artística, así como las batallas están filmadas previas a las arengas de Alejandro, que no es un general racional que estudia estrategias desde la retaguardia, sino un guerrero incapaz de contener la fuerza de sus instintos. Así fue como conquistó el mundo a sus 26 años, más que un líder fue un visionario. Esa misma fuerza impulsiva se manifiesta en sus ambiguas relaciones sexuales. Es alguien que disfruta viviendo siempre en el límite, que no cesa de buscar formulas que le despojen de su condición humana para poder llegar a robar..... el fuego de los dioses. La tumba de Alexander es un misterio, es como el Santo Grial....imposible de localizar. Se sabe que la reina de Egipto Cleopatra lo tuvo años en su mausoleo, pero Octavio lo destruyo, cuando la reina murió....Lo demás es una tarea ardua y eterna por encontrar los restos de un hombre que hizo historia, que conquistó medio mundo y que vivió como él deseaba hacerlo:

 !!!LIBRE!!!

cineparaiso2@gmail.com